Todos fueron a ayudar a Mei, entre todos lograron sacar a Enoshita de debajo de las rocas.
aldean@
*toca el cuello del señor Enoshita* no tiene pulso! * abre los ojos de par en par*
Mei Oshima
Que???*carga al señor Enoshita y de un salto termina frente a Yurie*
Mei Oshima
Por favor tienes que ayudarlo *dice insistente*
Yurie sakashima
No...no estoy capacitada....no puedo .....
Mei Oshima
Si puedes!! Ayer te vi, estabas curando a un anciano que se callo y tus padres son dueños de una enfermería. Puedes ayudarlo!!! *dice dejando cuidadosamente a Enoshita en el suelo*
Yurie sakashima
Ha...are lo que pueda * dice un poco nerviosa*
Yurie junto sus manos y empezó a usar su magia para curar a Enoshita
Yurie sakashima
*siente una punzada en el pecho*
Mei Oshima
*lo nota* que pasa ?
Yurie sakashima
*se detiene*
Mei Oshima
Pero, por qué te detienes ? *confundida*
Yurie sakashima
Lo lamento. *cabeza baja* no pude hacer nada *frustrada y entristecida*
Mei Oshima
No digas estupideces!! puedes curarlo todavia hay tiempo, no lo dejes morir.....
Yurie sakashima
Mei......
Mei Oshima
El tiene una hija en casa.......
Yurie sakashima
perdón.......pero.....
Mei Oshima
No te atrevas a decirlo..... * en negación*
Yurie sakashima
Mei.......no pudiste hacer más *la mira a los ojos*
Mei Oshima
No el no está muerto *solloza*
Yurie sakashima
*sorprendida* no llores, el no habría querido verte llorar........se que....
Mei Oshima
*carga a Enoshita y se levanta* no estoy llorando * camina sería*
Todos la siguieron decaídos, los heridos fueron llevados a la enfermaría. Pero nadie hablaba, en todo el camino nadie dijo ni una sola palabra.
Cuando llegaron a la aldea, Mei no pudo contener un segundo más su dolor, por todo el camino hacia el bosque Mei mantenía una expresión seria pero sus lágrimas la traicionaban.
La gente se quedó atónita al ver por primera vez a Mei, mostrar un signo de tristeza, pero se sorprendieron aun más cuando vieron que Mei cargaba el cuerpo desvivido de Enoshita.
En ningún momento Mei se detuvo a dar explicaciones, simplemente siguió hasta llegar a una colina que estaba cerca de la aldea. Allí ella empezó a cavar con una pala que había encontrado en el pueblo, para poder enterrar al hombre que durante años la había cuidado como si fuera su propia hija.
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