Un plan.

Martes 12 de Mayo de 4060.

Al fin logré descubrir en qué momento desperté.

El quinto mes del año 4060, quedan unas cuantas semanas para que mi esposo vaya a aquella fiesta con Elaria y comiencen los sucesos de la "Novela Original".

A partir de ahí ya estoy elaborando un plan para escapar de este infierno porqué después de esa fiesta es cuando muere mi hijo y no lo voy a permitir.

Lo primero de todo es no cambiar mi actitud, gracias a los Dioses tengo los recuerdos de mi segunda vida, en esa vida leí suficientes historias de reencarnación y las protagonistas cambian de actitud haciendo que todo alrededor de ellas cambie, lamentablemente para mi yo no quiero que eso pase.

Lo que más me interesa es que todo siga igual, que mi esposo vaya con su amiga a dicha fiesta, aun si eso significa sufrir una de las palizas que sé llegará unos días antes de su partida, solo tengo que aguantar un poco por el bien de mi hijo y el mio.

Lo segundo sería robar dinero para poder escapar junto con mi hijo, por la experiencia combinada de ambas vidas sé dónde está todo en esta casa y eso incluye el almacén donde tiene guardado todo el dinero.

Tengo que preparar todo bien, no quiero que a la mitad nos encuentre algún guardia o un sirviente.

Paseo por la mansión para hacer reconocimiento, los sirvientes hacen sus deberes sin dirigirme la mirada, en esta casa soy como un cero a la izquierda, no me tienen en consideración para nada y también ellos se quedan callados cuando mi esposo me golpea a mi o a mi hijo.

Nunca tuve la ambición de que mi hijo heredará el Ducado, me hubiera gustado mejor que fuera una persona libre, si yo no hubiera sido una tonta enamorada y mis padres no tuvieran la ambición de subir de rango o tener más influencias tal vez no me habría casado con el Duque.

Termino mi recorrido y me dirijo a la habitación de mi hijo, después de experimentar su muerte siento que no me quiero separar de él en ningún momento.

Abro directamente la puerta al llegar porqué se que no habrá nadie aquí, como yo mi hijo también es rechazado en el Ducado por tener unas marcas en el lado izquierdo de su cuerpo incluyendo su cara, sé también que el se siente muy acomplejado con eso al haber escuchado a su padre muchas veces llamarlo un monstruo.

Razón por la que lleva una máscara para tapar esa parte de su linda cara.

–Hola cariño –saludo a mi hijo besando su frente cuando llego frente a él.

–Hola mami –dice con su dulce voz.

Tiene un lindo sonrojo en sus mejillas y una sonrisa tímida adorna su cara.

–¿Cómo has estado hoy?

Me siento a su lado en el sofá que tiene en su habitación y en donde estaba comiendo unas galletas.

Acaricio su cabello sintiendo una tristeza inmensa por mi hijo, al no ser favorecido por su padre tiene pocos juguetes y ya no juega con algunos por estar muy viejos.

–Estoy muy bien mami.

–Cariño –sé que no debería darle esta carga a un niño pero tengo que preguntarle esto –¿Te gustaría irte con mami a vivir a otro lugar?

De inmediato veo como sus ojos se iluminan con esperanza pero luego se apagan de nuevo.

–¿Podemos hacer eso? –pregunta en un susurro.

–Te prometo que pronto podremos ser felices los dos solos.

Beso su frente nuevamente y me quedo todo el día con él enseñándole juegos nuevos.

••••••••••••

Ha llegado el día.

Hoy es cuando recibo la paliza de parte de mi esposo y dos días después se va para asistir a la fiesta.

Me preparo mentalmente para no levantar la voz, comportarme como siempre lo hice en mi primera vida y por sobre todo proteger a mi hijo, ya que él también recibía esta paliza conmigo; es la única cosa que voy a cambiar.

Un lugar donde se que nadie va a buscar a mi hijo es la biblioteca, ya que es un niño de 3 años que aún no aprende a leer. Tengo que esconderlo ahí.

–Vamos cariño.

Llevó de la mano a mi hijo por los pasillos sin que nadie nos vea, empujó las puertas de la biblioteca al llegar y rápido lo llevó a uno de los pasillos más oscuro de todos.

–Me esperaras aquí hasta que te venga a buscar más tarde.

Asiente con su cabeza mirándome con preocupación. Le acarició la cabeza mostrándole una sonrisa.

–Todo está bien pero quería enseñarte algo que sería un secreto entre los dos ¿Está bien?

–Está bien mami.

Hago aparecer una pantalla frente a los dos, este no es un poder útil para nadie pero en este momento puede salvar la vida de mi hijo.

Busco en mis recuerdos de la segunda vida una película adecuada para niños y doy con dos que me gustan mucho.

–Espero que te guste mucho.

Colocó la película y los bocadillos que robé de la cocina en el piso sobre una manta para que no le de hambre mientras no estoy.

Salgo de la biblioteca y me encaminó a la sala, ahí es donde esperaré mi destino.

Me siento y pocos minutos después escuchó la puerta ser abierta de un golpe fuerte siendo azotada contra la pared.

–¡Tú perra!

Seguido del grito siento como me jalan del brazo para colocarme de pie con un fuerte agarre.

–¿Qué…? –no termino de preguntar cuando siento una bofetada en la cara.

–No te permití hablar mujerzuela.

Levantó la mirada y ahí se encuentra el hermoso pero cruel rostro de mi esposo, el Duque Vincent McCurdy.

Alto de 1,80 cm, cabello platinado corto bien peinado, unos ojos rojos profundos con una mirada llena de odio, unos labios delgados, una nariz afilada y una mandíbula definida.

–Eres una cualquiera –vuelve a darme una bofetada con la diferencia de que esta me envía al suelo–. Te atreviste a engañarme en mi propia casa.

–Yo no he…

–¡Que te calles!

Me patea en el estómago aprovechando que estoy tirada en el piso y siento un dolor terrible.

Me agarra del cabello para ponerme de pie, me golpea la cara tres veces antes de lanzarme sobre la mesa de té en medio de la sala.

Lágrimas salen de mis ojos por el dolor que siento.

–No sé en qué momento me casé contigo.

Me patea dos veces más lanzándome contra una pared, veo sus pies cuando se acerca a mi.

–Tú y tu hijo son unas desgracias para el Ducado.

Me abofeteó una última vez antes de salir de la habitación.

Me siento abrazando mis piernas con la cabeza enterrada entre ellas mientras lágrimas caen por mi rostro, tengo un dolor terrible en mi cara y estómago.

No quisiera pero era algo por lo que tenía que pasar para llevar a cabo mi plan, no quería que por hacer algo diferente mi esposo me mantuviera vigilada y terminaramos muriendo nuevamente.

Con cuidado me levanto para ir a mi habitación a limpia la sangre de mi boca y maquillarme un poco, no quiero preocupar a mi hijo.

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