Una ráfaga de aire frío entro en la habitación, a pesar de que las ventanas estaban firmemente cerradas, lo que hizo que el hombre consciente se sorprendiera.
Al mirar al otro lado de la cama, la figura alta de un extraño absorbió todas las palabras y preguntas que el hombre estaba a punto de expresar, dejándolo solo con una mirada de miedo mientras el extraño se sentaba al borde de la cama, con sus ojos brillantes fijos en su hijo.
???
VOY A AYUDARLO "dijo el recién llegado sin apartar la vista del hombre en la cama"
???
¿DE VERDAD?
Como si un hechizo se rompiera, el padre se movió y pregunto, aunque no podía creerlo del todo, sintiendo una chispa de esperanza revivir.
???
PERO SABES QUE NADA VIENE FÁCIL: TODO TIENE UN PRECIO.
Los ojos brillantes del hombre mayor se detuvieron antes de volver a apagarse al ver el sufrimiento de su hijo.
No tenía otra opción que liberar a su hijo de este dolor.
Aunque el precio fuera su propia vida, el padre asintió sin cuestionar.
???
¿NO QUIERES SABER CuáL ES EL PRECIO?
???
MIENTRAS ESTÉ A SALVO…
???
Bien
Una sonrisa apareció en el rostro del oyente.
Además, la mirada parecía poder adivinar muy bien los pensamientos del padre.
???
NO QUIERO LA VIDA DE NADIE, SOLO BUSCO… UN SIRVIENTE LEAL.
Las delgadas manos del extraño que hablo tocaron extrañamente la áspera mejilla de la persona dormida, pero al mirar esos ojos que brillaban con coraje, no pudo adivinar lo que estaba pasando.
A veces, parecía vacío, pero otras veces, mostraba una satisfacción no disimulada.
Sin embargo, fue un tiempo demasiado corto para qué la persona que lo miraba reflexionara.
El padre solo podía mirar la escena frente a él con confusión.
Sin embargo, la llegada del extraño era la única esperanza que podía alcanzar y a la que aferrarse.
Era como un tronco de madera flotando hacia él cuándo hacía en medio del vasto mar.
A pesar de que solo podía permanecer quieto, como al hijo que trajo al mundo, no parpadeo ni aparto de la vista de las acciones del extraño ni por un momento.
Y en esa fracción de segundo, la persona frente a el saco una pequeña daga de su costado, con la que realizó un corte en su palma, con una expresión que no era diferente a la anterior, como si no sintiera el dolor que causaría dicha acción como cualquier otro ser humano.
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