Gustavo estaba muy contento por haber podido hablar con ella y mucho más por llevarla, recordaba cada respuesta de ella, tal vez tajante, pero su voz era hermosa y dulce, quería seguir escuchándola, no la sacaba de su mente, guardaba la esperanza de que ella le hablaría pronto para pagar su deuda.
Ivette llegó a su casa, beso a sus hijos, no quería mostrar lo mal que se sentía
—Mamita ¿Como te fue? — Preguntó su hijo.
—Bien hijo, solo iré a descansar. Cómoo están ustedes?
—bien mamá respondieron ambos al unísono.
—¿les gusta su nuevo colegio?
—A mí sí, respondió su hija
—A mi también mamita.
—bueno Iré a descansar y nos juntamos en la cena más tarde.
En realidad le costó dormir por las molestias, pero cuando durmió despertó al día siguiente; por su enfermedad estaba con días de licencia en su trabajo, no había podido ver a sus compañeras y amigas. Despertó por e sonido del teléfono, Dayana la estaba llamando...
—Amiga ¿cómo estás? Se te extraña por aquí
—tuve mi primer día de tratamiento y quedé destruida — esbozo una sonrisa. — me siento débil, sin hambre y le dije a mis hijos que iba a cenar así que voy a cenar.
—¿A cenar? Amiga son las diez de la mañana!
—¿Qué? ¿Estás bromeando?
—No amiga fíjate en el reloj.
Ivette se giró para ver la hora y obviamente eran las diez, no podía creer que se quedara dormida.
—No te lo puedo creer! Y mis hijos no fueron al colegio.— Se levantó rápidamente mientras hablaba por teléfono y sintió un mareo muy fuerte que casi se cae. —Uy! — expresó mientras Dayana la escuchaba
—Amiga cálmate, sino fueron, no fueron no más, tu necesitabas descansar.
—Si tienes razón, cuéntame porque me llamas.
—porque te extrañamos estamos aquí con Maru y tu reemplazo no es lo mismo, además queríamos saber como estás.
—Gracias Dayi.
—Ahora seguiré trabajando, no te olvides que tienes que estar bien para volver aquí.
—Mejorarme es lo que más deseo.
Termino su llamada y fue a ver a sus hijos, ya no estaban, se habían ido al colegio. No pudo contener sus lágrimas, siempre desayunaba con ellos y los llevaba al colegio que quedaba cerca, y ese día ni siquiera los había escuchado. Se sintió en falta con ellos hasta mala madre.
Sus hijos habían hablado entre ellos y acordaron ayudar a su mamá, la forma de ayudar era no darle trabajo, ni malos ratos, iban a respetar el no preguntar nada de su enfermedad y tratamiento y por eso cuando fueron a verla la noche anterior la vieron profundamente dormida, no quisieron despertarla.
Ese día Gustavo en el trabajo miraba a cada rato su teléfono, esperando que Ivette le escriba o llame; sin embargo, pasó todo el día y no hubo nada, no tenía noticias de ella, pensaba en las palabras que le dijo cuando la invitó a tomar un helado... Si no tienes problema con un marido celoso. Ella dijo "No lo tengo"
¿Será que no tiene marido o no tiene problema? A que se refirió con “No tengo"
Tanto Ivette como Gustavo eran de clase media baja, no tenían grandes ingresos económicos, trabajaban para tener sus cosas, Ivette tenía un auto que no era nuevo y pagaba alquiler para vivir con sus hijos, en el banco tenía una cuenta que subía lentamente cada mes, era un ahorro para comprar una vivienda, todo lo que tenía lo había perdido cuando se separó de su exmarido, quien fue un maltratador y abusivo con ella, la estafó y la dejó sin nada sin importar esos hijos en común, por eso ella nunca había intentado rehacer su vida, se dedicaba a sus hijos, ahora está enfermedad la estaba dejando en aprietos económicos.
Gustavo tenía su casa propia y vivía con sus dos hijos y su yerno desde que se separó, tenía un auto último modelo, fruto de su esfuerzo laboral de muchos años, sus hijos eran adultos y profesionales, cada cual tenía su vida e intereses de vida, eso hacia que él viviera muchas soledades. Por eso gran parte de su tiempo solo pensaba en Ivette se hacía muchas preguntas sobre ella y cada vez anhelaba verla.
Pero pasaron días y nunca llegó ese mensaje o llamada esperada.
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