El ángel de Leibe

Al siguiente fin de semana decidí preguntar por los familiares de Latifa y me enteré que su abuela, Angélica Leibe, estuvo en completo desacuerdo con la unión de su única hija Najma con los Durand, porque sabía que el joven seleccionado por su difunto marido era demasiado ambicioso, capaz de conspirar y eliminar a sus hermanos mayores para tomar el control del marquesado, y si era así, entonces lo que veía ese muchacho en su hija no era amor, sino su vínculo con el Rey.

Como madre e hija se pelearon por “defender ese amor” pues, literalmente, no conocía a mi pobre abuela, y mi madre tampoco nunca hablaba de ella. En resumen, es un personaje que no se mencionó en la novela original, pero que definitivamente me será de gran utilidad.

Lara: Señorita, he estado pendiente de su encargo y… María me dijo que el Marqués mandó citar al Barón Tatli, ¿cree que quiera que obliguen a la joven Salma a renunciar al Príncipe?

Latifa: No Lara querida… al contrario, creo que pronto tendré que quedarme en los dormitorios de la escuela… el ambiente en esta casa se volverá un poco pesado.

Lara: ¿Se escapará señorita? No lo haga por favor, ¡no me deje atrás! Usted sabe que yo no soy de esta tierra y usted es la única que siempre me ha tratado como a un ser humano, la seguiré a donde quiera que vaya…

Latifa: Calma, calma, calma Lara, pero gracias por decirme que me acompañarás, pronto haré los trámites en la escuela y te aseguro que si puedes ir conmigo te llevaré … y lo harías ¿aunque no pueda pagarte?

Lara: No importa si me paga o no mi señorita. Yo la cuidaré bien, solo quiero seguir a su lado.

Latifa: Bueno, bueno, de verdad que tus cuidados y cariño son lo único que me mantiene cuerda en esta jaula. Trae papel y tinta porque debo escribir una carta, necesito que mañana a primera hora la lleves y me traigas la respuesta a la escuela.

Lara: Claro mi señorita, cuente con ello.

En la Real Academia

Naya: Latifa, ¿acaso no sabes que el Príncipe heredero será mi prometido? Pero claro, eres demasiado tonta para darte cuenta de que no tienes más oportunidad que servir de mandadero para él, nunca te verá como mujer, eres tan poca cosa…

Latifa: Vaya, (sarcástica) mil gracias por darse cuenta de que existo señorita Palacios, me encantaría cuando tenga su edad tener su clase y delicadeza para insultar a otros, es usted todo un ejemplo a seguir… lamentablemente dudo mucho que usted sea vista por Salomón, sí, por cierto, como soy su amiga de la infancia tengo permiso de llamarlo por su nombre, aunque sólo sea su bufón… al menos él sabe mi nombre… ¿usted puede decir lo mismo?

Naya: Mira maldita mocosa, sólo quiero que sepas que no tienes la menor oportunidad con su Majestad, así que más te vale alejarte de él, si no quieres que algo malo suceda en el marquesado…

Latifa: (Emocionada) ¡Vaya! Esa es una afirmación digna de la villana principal, no sabes cuánto te admiro… mira que amenazar a personas que [pese a sus acciones no tienen el mínimo interés en su Alteza] son menos que tu… pero creo que no tienes el valor de hacerlo con la persona que sabes perfectamente que ya tiene su atención… amedrentar a alguien que no está a tu altura habla mal de ti ¿sabes?… deberías ir a lo grande y dejar tranquilas a personas como yo que no son tu competencia.

Naya: ¿Y las declaraciones de amor semanales que le haces al Príncipe?

Latifa: ¿Realmente piensas que alguna ha tenido éxito? Porque de lo contrario, no veo por qué la necesidad de intimidarme… a menos que me veas como una verdadera rival… (haciendo una pausa dramática) ¡Oh por Dios! ¡Crees que realmente tengo oportunidad con el Príncipe! Gracias, es lo mejor que me han dicho, recientemente… ridículo, pero muy divertido.

Sin que se dieran cuenta, el Príncipe Salomón llegó al sitio donde hablaban ambas chicas y escuchó las amenazas de la señorita Palacios a su amiga de la infancia.

Naya: Ten cuidado Durand, aléjate de su Majestad Salomón…no quieras enfadarme porque de lo contrario deberé pedirle a mi padre que retire el permiso de construcción de la carretera hacia el valle de los lirios, creo que a tu papá le costó mucho convencer al Consejo para que le dieran la autorización de construcción… una pena que lo vayan a perder…

Latifa: Bueno, si estas tan segura de que con una palabra de tu papá afectarás a mi familia…

Salomón: ¡Señorita Palacios! A eso se le llama corrupción y uso de influencias, me temo que si algo le pasa al padre de mi amiga de la infancia deberé pedirle al Rey que investigue bien las acciones y decisiones del Primer Ministro… porque al parecer su labor no es del todo… honesta…

Latifa: (Queriendo escapar) Permiso majestad, debo ir a ver si ya puso la marrana…

Salomón: Alto ahí Latifa… tu y yo debemos hablar muy seriamente…

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