Capítulo V: Frente a frente

Abren las puertas y aparezco yo. Luzco muy hermosa, mi madre me dice que parezco una muñequita de porcelana. Cuando salgo veo a una gran multitud de gente viéndome, el cielo aquí es rosa y los edificios son raros, pero muy llamativos.

El Rey se acerca a mí con una gran sonrisa para que salude al pueblo, pero yo sólo me quedo en shock. Realmente estoy comprometida, voy a ser princesa y estoy en algún otro mundo. Esta pesadilla no tiene un fin, mis lágrimas caen como lluvia. ¿Qué pasará conmigo? ¿Quiénes son estas gentes? ¿Quién es mi prometido? ¡¿Por qué yo?!

A lo lejos, en un edificio con formas circulares alcanzo a distinguir la forma de dos personas.

El Rey sonríe y saluda, luego me voltea a ver y señala hacia el otro extremo.

-Ahí está mi hijo, el Príncipe Kabuvip, tu prometido.

Me siento mal, muy mareada, todo me da vueltas en mi mente. Intento calmarme, pero me desmayo.

Despierto, estoy en una habitación compleamente blanca y vacía, es como si hubiera llegado a la nada. Sólo estoy yo.

-Hola - grito - ¿Hay alguien aquí?

Nadie contesta, intento tocar el suelo o alguna pared para encontrar una puerta, pero parece imposible. No puedo tocar nada porque no hay, sólo es una imaginación. El pánico se apodera de mi, estoy sola en un lugar abstracto donde estoy ¿flotando?

-¡Alguien ayúdeme! - lloro y grito - ¡quiero salir de aquí!

De pronto una mancha negra aparece en el paisaje blanco y se aproxima hacia mi. Yo temerosa de esa mancha, corro. Más machas comienzan a salir y se expanden. No sé que sean, pero mi final será con esas manchas, así que me acerco a una mancha y la toco, siento que me absorbe y me da miedo, pero ya no hay manera de huír; cierro los ojos y espero mi final, pero escucho voces.

-La futura Princesa Maya ya se ha recuperado - una voz masculina se comunica con alguien y de inmediato abro los ojos.

Ahí estaba mamá, papá y Diana hablando con un joven que lucía como un doctor.

Diana en cuanto me ve, se acerca corriendo para abrazarme.

-No te preocupes Maya, yo estaré contigo en todos los momentos, no temas. -ambas lloramos.

Un sirviente aparece y requiere de nuestra presencia en algo llamado "lsh". Lo seguimos en silencio hasta una esfera de cristal que yo llamaba "transporte".

Sinshi, la joven que me había arreglado antes sonreía al verme.

-Señorita, me alegra mucho verla mejor, todos estábamos muy angistiados.

La vamos a dirigir a su nuevo hogar, ahí vivirá por un determinado tiempo con su familia.

Cerré los ojos y me dormí, luego me despertaron para que me bajara y sorpresa que recibo cuando veo que traigo puesto otro vestido. Mamá me explica que las sirvientas me volvieron a cambiar y lavar porque iba a conocer al Príncipe en la hora de la comida. Me duele la cabeza en tan sólo pensar en todo, estoy harta de toda esta vida.

Me dirijo a la mesa y me siento en una silla que me ofrece un mayordomo. Ahora sólo me queda esperar a que llegue toda la familia de ese desgraciado.