capítulo 04.

No paso mucho para Lethia volviera sintiéndose humillada, había perdido la mitad de las tropas y muchos caballeros estaban heridos, tan pronto se anuncio su regreso, se supo de su humillante derrota, el emperador estaba molesto, confío en ella para una importante misión y lo arruinó todo, los lycan ahora tenían la ventaja.

— padre, fue una emboscada...no es mi culpa.— habla de rodillas ante el emperador.

— no hay excusas, Lethia, dijiste que podías con esta misión y has perdido la mitad de nuestras tropas.— se lamenta el emperador.

— es mi culpa padre, si no hubiera estado débil, hubiera podido guiar esta misión.— Victoria se arrodilla junto a Lethia.— perdona a mi hermana, si tan solo mi salud no hubiera estado mal, esto no habría pasado.

Lethia podía sentir cuan afiladas eran las palabras de Victoria, aunque sonará arrepentida, sus palabras eran para hacerle saber a todos lo inútil que había sido Lethia.

— no es culpa tuya Victoria. Lethia sabía perfectamente que sus habilidades eran pésimas en un campo de batalla y aún así insistió en ir. Esta lección debe ser suficiente para ella.— señala a Lethia.— tu arrogancia nos coste miles de vidas, espero que al menos, compenses a las familias de los soldados.

El emperador da por finalizada la reunión y llama a Victoria para hablar, mientras que Lethia debe de salir de esa sala donde todos la miran con desaprobación. Incluso puede escuchar los susurros por los pasillos.

"Siempre presumiendo ser la mejor guerrera y volvió derrotada"

"Su majestad no debió confiar en ella, solo es una presumida."

"La princesa Victoria no habría fracasado de esa forma"

"¿Que se puede esperar de una princesa que solo es una habladora?"

Las pequeñas risillas resuenan en el pasillo, causando mayor molestia en Lethia. Al llegar a su habitación se la paso tirando todo, gritando y maldiciendo a Victoria. No comprendía como es que los lycan descubrieron la ruta de su ataque sorpresa, era un plan perfecto, ella estaba lista para triunfar y ganarse la confianza de su padre.

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Victoria por su parte estaba en el balcón de su habitación degustando una copa de vino y sonriente porque Lethia había fracasado y eso, significaba que Wolfram había tomado en cuenta su advertencia. Ella estaba ya por entrar cuando el lycan de pelaje gris se lanza sobre ella para empujarla hacía dentro de la habitación. La derribo al piso y presiono sus muñecas contra este mientras tomaba su forma humana. Victoria sonríe ladina al observar al lobo.

— no me gusta que me dominen, pero creo que puedo hacer excepción.— se relame los labios.

Wolfram deja salir un gruñido ante el comentario de la chica.

— déjate de bromas, ¿por qué estás traicionando a los humanos?— pregunta.

— porque ellos me quieren traicionar, solo, estoy adelantandome.— responde con una sonrisa ladina.

— y me quieres usar para tu pequeña venganza, ¿es así?— pregunta molesto.— no seré tu marioneta, chupasangre.

— ¿marioneta?, no, yo busco un aliado. Tú y yo tenemos al mismo enemigo...— responde con total calma.

— claro ¿y después qué?, ¿me matarás también?—

El lycan deja escapar un leve gruñido, esa mujer era una molestia, pero tenía razón, ella, podría ser una aliada muy útil, pero, de igual forma podría ser una trampa. En ese momento de distracción, Victoria hizo un movimiento cambiando de posición, quedando sobre Wolfram y para que no se mueva apunta el cuello de este con sus garras.

— si yo te quisiera muerto, ya lo estarías.— Victoria desliza sus garras por el pecho del lycan, rozando suavemente la piel de este hasta llegar al pecho y se relame los labios.— piénsalo cachorro, soy tu mejor opción para eliminar a estás ratas humanas.

Wolfram muestra los caninos con otro leve gruñido, esa mujer se estaba tomando demasiadas atribuciones al tocarlo de esa forma. Estaba por empujarla cuando ella se inclina y lame los labios del lycan, ante esto, Wolfram se levanta de golpe empujando con todas sus fuerzas a Victoria, ella cae golpeando su espalda contra la pared, pero empieza a reír, debido a la reacción de Wolfram.

— maldita loca...— murmura Wolfram.

Al detectar unos pasos, el lycan sale rápidamente por el balcón para escapar hacía el bosque, mientras Victoria solo se pone de pie, mientras que tocan a su puerta, era Moira quien entra para entregarle una copa llena de sangre. Desde que reencarno y durante los siguientes días, Moira es quien le trae una copa de sangre para que beba en las noches; en su memoria, la emperatriz era la única que descubrió que es lo que era Victoria en realidad, al principio la mujer se asusto pues cuando tenía siete años, mordió y asesino a una de las doncellas y fue la emperatriz quien entro y vio lo sucedido. Pero lejos de decirle al emperador la verdad, protegió a Victoria y solo Moira, la mujer en quien más confiaba, es quien supo también lo que era Victoria.

Cuando la emperatriz falleció, fue Moira la única encargada de Victoria y quien la siguió alimentando con sangre, esta la recolecta del ganado y la coloca en una nevera con un cristal mágico de hielo para conservarla fresca. Pero al ser sangre de animal, Victoria debe de beberla a diario, pues no le da la suficiente nutrición como se la daría la sangre humana o de algún otro ser sobrenatural, aun así, sirve bien para saciar su sed y la ayuda a mantenerse fuerte.

Tras dejarle su dosis de esa noche, Moira se retira. Victoria cierra sus ventanas del balcón y sube a su cama, por ahora sabe que Wolfram se ha marchado, pero, sabe que ha sido tentado, que tenerla de aliada le resulta beneficioso para la guerra.

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Wolfram no demoró en llegar a su campamento, donde uno de los hombres ahí rápidamente le pasa una túnica para que se cubra al regresar en su forma humana. Wolfram entra en su carpa y se sienta en un sofá.

— no debería desaparecer de esa forma majestad, ¿a donde fue?, espero que no al territorio humano, es peligroso.— le habla la mujer que ya lo esperaba bajo la carpa.

Esta chica era Sira Zaharie, una general del ejército de Wolfram y una fiel amiga desde la infancia. Ella es una joven hermosa, de cabello castaño corto y ojos azules que reflejan su seguridad y valentia. Sira es la única capaz de hablar con Wolfram sin preocuparse en si lo ofende o no.

Wolfram saca de un cajón el mapa que Victoria le había dado.

— la ruta de la emboscada de los humanos. Me lo entrego la princesa menor Blackwood.— le informa Wolfram.

—¿que?, ¿u-usted confío en la información de su enemiga?— pregunta preocupada.

— y su información fue real, aunque no se que es lo que realmente quiere o que planea...—

Aunque justo como Victoria predijo, Wolfram ya esta interesado. El lycan se queda pensando, pues aceptar unir fuerzas con esa vampiresa, tiene su ventaja y desventaja, no es fácil confiar en quien ha sido su enemiga desde que inició la guerra y ha matado a muchos de los suyos.

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