Cap 4: Momentos antes de la cena

Me desperté cubierto de sudor y respirando agitado. Esperé con todas mis fuerzas que ese sueño no fuera un mal presagio. "Todo es culpa de ese idiota", pensé, mientras su figura dormida y pacífica en el sofá parecía burlarse de mi angustia.

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‎Después de dar vueltas en la cama por cinco minutos interminables, me incorporé. Fue entonces cuando escuché un escándalo proveniente de la cocina. Al asomarme, me llevé una de las mayores sorpresas de mi vida: mi hermano estaba cocinando

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‎Liam Ho: —Buenos días.

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‎Han Joo:—Buenos días. Lávate y ven a comer para que te vayas a la universidad.

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‎Liam Ho:—Ya voy —se metió en el baño y gritó—. ¡Quiero café!

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‎Han Joo: —Ya te lo sirvo —susurró para sus adentros—. Extraño los días en que solo eras un niño problemático...

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‎Liam Ho: —¿Con quién hablas?

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‎Han Joo: —Con nadie. Solo pensaba en voz alta.

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‎Liam Ho: —¿Ya tenés problemas mentales? No me extraña —suspiró—. ¿Cuáles son tus planes para hoy?

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‎Han Joo: —A primera hora tengo un examen, y después me voy a casa a prepararme para la cena. No tengo traje.

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‎Unos minutos después, me levanté de la mesa de un salto: llegaba tarde a mi primera clase, la cual era con un profesor que no me caía bien. Me vestí lo más rápido posible —camisa blanca, chaqueta negra, zapatos deportivos—, una combinación que decidí a última hora.

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‎Mientras manejaba, recordé que no me había tomado el café, lo cual me molestó por un breve momento. Decidí pasar por la cafetería de siempre, pero me encontré con la última persona que quería ver. ¿Cómo les explico en pocas palabras? Es el esposo de mi hermano: un hombre alto, de piel morena, ojos rojos, cabello negro y, sobre todo, extranjero. Su nombre es Yuri Ivanov, y para mí, es la personificación del mal.

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‎Decidí pasar de largo y hacer como si no lo viera. Pedí mi café de siempre, lo pagué y me fui, no sin antes ver de reojo a aquel que se llevó lo que más preciaba.

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‎El resto de la mañana transcurrió con normalidad, así que después del almuerzo me fui a buscar el traje. Una vez allí, me encontré con aquel Omega del otro día. Se me hizo raro verlo con un traje; parecía una persona seria y sonreía de una manera tan dulce que parecía un ángel.

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‎Decidí dejar de observarlo, pero en el momento exacto en que cruzamos miradas, la situación se volvió incómoda. "Ha de pensar que soy raro", me dije, "lo cual no es cierto". Recogí mi traje y me dirigí a casa de mi madre.

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‎El trayecto fue más rápido de lo que esperaba. Bajé del auto y nadie salió a recibirme; estoy seguro de que no me vieron, a pesar de que todo el personal corría de un lado a otro. Subí a mi antigua habitación: todo seguía igual. Descansé un rato, me levanté de la cama y fui al baño a lavarme la cara. Al regresar, mientras me secaba, le mandé un mensaje a Josh para decirle que ya estaba en la casa y que no necesitaba pasar a buscarme. En cuestión de minutos, ya estaba listo.

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‎Josh: —Toca la puerta— Joven maestro, lo están esperando.

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‎Liam Ho: —Ya estoy listo, voy bajando.

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