Segunda Oportunidad Para Enamorarse

Segunda Oportunidad Para Enamorarse

Prólogo

El sonido metálico del choque resonó como un eco interminable en la carretera desierta. Los fragmentos de vidrio y metal volaron por el aire, como si el tiempo se hubiera detenido por un segundo eterno. Entre el caos, el cuerpo de Mary quedó atrapado en el silencio, mientras todo a su alrededor se desvanecía en una nebulosa de confusión.
Cuando abrió los ojos en la fría sala de hospital, el mundo a su alrededor se sentía extraño, como una película proyectada en una pantalla que no lograba reconocer. Rostros desconocidos, miradas de preocupación, pero lo más inquietante era el vacío en su mente, un abismo en el que los recuerdos se habían desvanecido sin dejar rastro. No sabía quién era, de dónde venía, ni a quién pertenecían esas manos que sostenían las suyas con una mezcla de ternura y desesperación.
En algún lugar entre la niebla, un hombre la miraba con ojos cargados de tristeza, pero también de amor. Sus labios formaban un nombre: Mary. Era su nombre, pero no significaba nada. Sin embargo, algo en su corazón le susurraba que, aunque su mente no lo recordara, él era más que un extraño. Él era su historia, su pasado. Y tal vez, solo tal vez, su futuro.
Con la memoria fragmentada, Mary deberá recorrer el camino hacia el recuerdo, pero también hacia el amor. Porque a veces, olvidar es solo una nueva oportunidad para volver a enamorarse.
Mary Smith
Mary Smith
Quién... quién eres? —Su voz temblaba, rota por la incertidumbre. Los ojos de Mary se movían inquietos entre el rostro del hombre frente a ella y las paredes blancas de la habitación de hospital. No sentía reconocimiento en su mirada.
Fabián del rey
Fabián del rey
Soy Fabián. —Su voz era suave, pero la tristeza que cargaba era palpable—. Soy tu esposo.
Mary frunció el ceño, buscando en su mente algún indicio de que eso fuera verdad, pero solo encontró oscuridad.
Mary Smith
Mary Smith
¿Mi esposo? No... No puede ser. Yo no... —Su respiración se aceleró, sus manos temblaban ligeramente—. No recuerdo nada. No te recuerdo a ti.
Fabián apretó los labios, claramente afectado por sus palabras, pero se obligó a mantenerse calmado.
Fabián del rey
Fabián del rey
Lo sé. —Hizo una pausa, respirando hondo—. Tuviste un accidente, Mary. Un choque. Los médicos dijeron que podrías tener pérdida temporal de memoria. Pero lo que te digo es verdad. Llevamos siete años casados.
Mary lo miró sin decir nada, luchando por procesar la información.
Mary Smith
Mary Smith
¿Siete años...?
Fabián asintió, sus ojos buscando los suyos, tratando de conectar de alguna manera.
Fabián del rey
Fabián del rey
Tenemos dos hijos, gemelos. Charlotte y Oliver. Tienen cuatro años. —Dijo los nombres con ternura, pero también con una mezcla de dolor al ver que ella no reaccionaba ante ellos—. Son nuestros.
Mary parpadeó, sintiendo una punzada en su pecho. Había algo en esos nombres que sonaba familiar, pero seguía siendo un eco lejano.
Mary Smith
Mary Smith
No... no los recuerdo. —La angustia en su voz era evidente, como si cada palabra la quebrara un poco más.
Fabián se acercó despacio, con cuidado de no abrumarla.
Fabián del rey
Fabián del rey
Es normal, no tienes que forzarte a recordar ahora. Solo quiero que sepas que estamos aquí. Que te estamos esperando.
Mary lo miró, y aunque la confusión seguía presente en sus ojos, algo en su interior comenzó a moverse. Un leve calor, como si su corazón respondiera a lo que su mente no podía procesar.
Mary Smith
Mary Smith
¿Cómo... cómo éramos? Tú y yo.
Fabián sonrió levemente, aunque sus ojos seguían reflejando dolor.
Fabián del rey
Fabián del rey
Éramos felices. —Se sentó en el borde de la cama y tomó su mano, con delicadeza—. No perfectos, pero felices. Eras mi compañera en todo. Siempre juntos, incluso cuando las cosas se ponían difíciles.
Ella lo miró fijamente, queriendo desesperadamente que esas palabras despertaran algo en su interior.
Mary Smith
Mary Smith
Quiero recordar... quiero... —murmuró, con lágrimas en los ojos, sintiéndose perdida.
Fabián del rey
Fabián del rey
Y lo harás, a tu tiempo. No importa cuánto tarde. —Apretó su mano suavemente—. Solo quiero que sepas que no estás sola en esto. Estamos aquí, tus hijos y yo.
Mary cerró los ojos, dejando que las lágrimas rodaran por sus mejillas, sintiendo el peso de un amor que no podía recordar, pero que parecía real en la calidez de esa mano que sostenía la suya.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play