Shiner volteó a ver a Ren y le dijo:
—Shiner: Maestro, si hay posibilidades, yo quiero esta casa.
—Ren: Claro, Shiner, te la mereces, pero primero vamos a verla en persona.
Y se fueron. Al llegar al lugar donde estaba la casa, a Shiner le había encantado, era tal como la quería. Los ojos de Shiner se llenaron de un brillo de felicidad, pero cuando le dieron el precio, toda su felicidad desapareció y dijo:
—Shiner: Mejor busco otro más económico.
—Ren: Pero ya pagué.
—Kal: Fuiste muy rápido, ni siquiera escuchaste la opinión de Shiner.
—Ren: Se notaba que la quería, ¿o qué me dices, Shiner? ¿Si la quieres?
—Shiner: Maestro, sí, sí la quiero, muchas gracias, le prometo que te devolveré el dinero.
—Ren: Shiner, no es necesario.
—Shiner: Gracias. Make, ¿qué opinas? Está linda, ¿cierto?
—Make: Está bien, ahora es hora de comprar cosas para llenarla, ¿no crees?
—Shiner: Es cierto.
—Ren: Entonces vamos a comprar muebles.
—Shiner: Pero maestro, ya gastaste mucho dinero en la casa, no es necesario, yo puedo comprar después.
—Ren: Solo vamos.
Tomó la mano de Shiner y la llevó al carruaje. Make y Kal se quedaron atrás y le dijeron:
—Kal: Yo me quedo a limpiar.
—Make: Yo también.
—Kal: En serio que harás, espantar las cucarachas, jaja.
—Make: En serio, mira, haré más cosas que tú.
—Make: Si, ya lo veremos.
—Ren: ¿Tú qué opinas, Shiner? ¿Estás de acuerdo?
—Shiner: No quiero que se agoten, pero si ellos quieren, estoy de acuerdo.
—Ren: Entonces vamos a comprar los muebles. Ah, es cierto, toma, Shiner, son los papeles de la casa.
—Shiner: Gracias, Maestro.
Shiner y Ren salieron a comprar los muebles mientras que Kal y Make peleaban por quién limpiaba mejor. Shiner y Ren llegaron a la plaza, pero no se detuvieron. Shiner le preguntó por qué y Ren le dijo:
—Ren: Shiner, tú no vas a tener muebles cualquiera, sino que los tendrás de buena calidad, aunque cueste mucho. Shiner, yo tengo las posibilidades de costearlo, así que te aguantas y aceptas todo lo que te pase, ¿entendiste?
—Shiner: Está bien, maestro.
Y pararon para entrar al almacén. Al entrar, había muchos muebles y estuvieron todo el día escogiendo muebles. Después de tantas risas y bromas, se devolvieron a la casa con todos los muebles. Al llegar, vieron la casa muy limpia. Si vieron a Make y Kal tirados en el piso. Fueron a ver y supieron que estaban cansados por la competencia de limpieza. Shiner se rio y todos se empezaron a reír. Shiner les dijo:
—Shiner: Bueno, Kal y Make, ya llegaron las compras, me ayudarán a acomodarlos.
—Make: Claro, con mi poder será más fácil.
—Kal: Claro que no, con mi fuerza será más rápido.
—Make: No.
—Kal: Sí.
—Ren: Ya dejen de pelear y vamos a acomodar los muebles.
Después de acomodar todos los muebles, Shiner vio la casa y se puso muy feliz al ver que estaba en su casa de su sueño y le agradeció a todos. Pero alguien interrumpió y dijo: "Perdón por no ayudar en la mudanza". Vieron que era Yen.
—Ren: Yen, pensé que no vendrías.
—Yen: También pensé lo mismo, pero llegué y por quién Kal y Make están medio muertos.
—Ren: Solo se extendieron ayudando a Shiner.
—Yen: Perdón, Shiner, por no ayudarte.
—Shiner: Tranquilo, señor Yen, no pasa nada.
—Yen: No me digas señor Yen, solo dime Yen, sí.
—Shiner: Sí, Yen.
—Ren: Bueno, Shiner, ya debemos irnos. Siéntete bien en casa.
—Shiner: Gracias.
Y Shiner se despidió. Después, subió y se acostó a dormir. Make se acurrucó junto a ella para dormir.
Al día siguiente, Shiner se despertó, pero sintió que la cama era pequeña. Cuando abrió los ojos, vio a un hombre con orejas y una cola. Shiner lo vio, gritó y lo empujó.
—Shiner: ¿Quién eres y qué haces aquí?
—Hombre: ¿Quién soy? Pues, Shiner, soy Make.
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