Hoguera

Capítulo 4

⚠️En este capítulo, tiene contenido erótico y sexual, etc. No aptos para personas susceptibles a ellos. Si no crees adecuada la lectura estás en libertad de omitirla.⚠️

Había pasado una semana desde aquel encuentro apasionado en la roca Buddo, donde Beatriz y Trevor habían sucumbido a sus deseos pero también a sus anhelos. Habían mantenido su noviazgo en secreto por Ben, el padre de Trevor ya que el no estaría de acuerdo. Después de la universidad se acompañaban mutuamente para ir a su roca a tomar fotografías, o que Beatriz pudiera observar cómo dibujaba su amado Trevor. Todos esos días se veían en la clandestinidad, aunque el padre de Trevor no era ingenuo. Sin embargo Ben dejaba que viviera lo que tendría que experimentar o aprender, no había nada peor que un hombre frustrado y más si se trataba de su hijo.

Se llegó el viernes y no había clases, Beatriz organizaba sus fotografías para mostrárselas a Trevor, le encantaba compartir con él todo. Sin duda podía confiar ciegamente en su novio, además desde el anonimato podían disfrutar de su amor sin testigos y así evitar que la familia de Beatriz se enterara de lo que estaba ocurriendo.

—Beatriz, me tengo que ir. Así que tendrás la casa para ti sola, no hagas fiestas alocadas sin mi. ¿De acuerdo?.—preguntó Kenia

—Claro, salúdame a tu mamá y a todos tus hermanos. Te veré el lunes.—respondió Beatriz

—Con gusto, cierto lo olvidaba llamó Tommy Liddell me dijo que era el asistente de tu padre, es la primera vez en un año que tu padre llama. No olvides llamarlos, ahora me voy.—se despidió Kenia, debía irse rápido si no perdería el tren

En cuanto su roomie se fue, Beatriz sacó su celular para llamar a su padre, se le hacía extraño que la llamara al teléfono fijo y no a su móvil. Mientras esperaba que enlazara su llamada, su ansiedad la comenzaba atormentar. Tal vez ya había sido descubierta y su familia sabía de Trevor.

—¿A dónde desea llamar?.—preguntó la operadora

—Comunícame por una línea segura con Tommy Liddell.—respondió Beatriz

—En un momento su alteza real.—respondió la operadora al reconocer la voz, de inmediato enlazaron la llamada al palacio de Luxemburgo

—Su alteza real me alegra que haya devuelto la llamada.—saludó Tommy

—¿Qué sucede Tommy?.—preguntó Beatriz

—Es claro que su majestad quiere tener novedades de usted su alteza, después de semanas de no tener comunicación. También recordarle que su padre el Rey, está manteniendo su promesa de no tener seguridad sobre usted cuidándola día y noche, lo mínimo que se le requiere es que no pierda comunicación, por otro lado su majestad espera que se puedan ver en Londres, ya que tiene una reunión en el palacio de Buckingham con la Reina de la gran Bretaña.—respondió Tommy

—Extiéndele mi agradecimiento a su majestad por mantener su promesa, estaré complacida de reunirme con el. ¿Puedo hablar con mi padre?.—preguntó Beatriz

—Por el momento su majestad, se encuentra en una reunión con el primer ministro. Pero no dudé que le daré su mensaje, su alteza real. ¿Hay algo más en lo que le pueda servir?.—preguntó Tommy

—Es todo Tommy.—respondió Beatriz y terminó la llamada

Tommy pudo escuchar un cierto nerviosismo por parte de la princesa, pero debía seguir las órdenes de su Rey y no interferir en la vida que llevaba Beatriz en Escocia.

Mientras tanto era inevitable que después de esa llamada ella no sentiera culpa por todo lo que estaba viviendo al lado de Trevor, esa llamada le estaba recordando quién era.

Más tarde llegó Trevor para ir con su novia a las ruinas que estaban cerca de St Andrew y que ella quería fotografiar, presionó el timbre segundos después Beatriz rápidamente abrió su puerta, como ya era costumbre lo recibió con sus besos. Tomó su bolso para salir de inmediato, había cielo despejado así que sería un buen día para explorar las ruinas

Ambos llegaron en sus bicicletas hasta el lugar, para ellos que amaban el arte y la fotografía compartir todo eso juntos alimentaba su relación, pero Trevor notaba un cambio en Beatriz la veía pensativa y en total seriedad, privada de sus pensamientos.

—Sabes vida, hoy recibí llamada de mi madre. Está aún en Budapest terminando de filmar su película, antes de volver a nuestra casa va a llegar para visitarme y quiere conocerte.—le dijo Trevor

—¿Qué te dijo sobre nosotros?¿Si se lo dice a tu padre?.—preguntó Beatriz asombrada

—Tranquila, mamá es nuestra confidente y mejor amiga, cuando hablo en plural me refiero a mi hermana mayor Chloe y yo. Está emocionada, quiere conocer a la chica que me robó el corazón.—respondió Trevor

—Estaré encantada de conocerla.—respondió Beatriz

—Tengo la impresión de que algo cambió, te siento distante y que estás de nuevo queriendo poner una barrera entre nosotros. ¿Me equivoco?.—preguntó Trevor

—Recibí una llamada de mi padre, pero no pude conversar con el. Su secretario fue quien me dio su mensaje.—respondió Beatriz

—No soy un pobre diablo, así que no considero que tu padre pueda oponerse a nuestro relación. Además eres la mujer que esperé mucho tiempo a que llegara y cambiara todo. Créeme jamás haría algo que te lastimara o que te perjudicara, en estos días juntos afirmó que solo quiero estar contigo, cada día. Te amo.—le decía Trevor

—También te amo.—respondió ella mientras su pulso se volvía a acelerar, una vez más olvidó quién era, se concentró en quien quería ser

Estaban disfrutando de su andar en bicicleta cuando la tormenta los sorprendió, pedalearon muy rápido para llegar a casa de Beatriz y así protegerse de la lluvia

Ambos estaban totalmente empapados reían por la situación que acababan de vivir, de inmediato revisaron que sus cosas estuvieran intactas al parecer sus mochilas habían resistido el agua. Beatriz sacó unas toallas del armario para poder secarse, el vestido de ella quedaba totalmente pegado a su figura dejando todo a simple vista, su pequeña cintura y sus piernas bien proporcionadas Trevor simplemente no podía dejar de mirarla

Pero Beatriz también admiraba la figura delgada y atlética de Trevor, afuera se escuchaba la gran tormenta. Todo propiciaba un ambiente romántico donde los amantes podían dejar salir sus pasiones reprimidas. Sin pensarlo más Trevor la tomó entre sus brazos, para besarla sin control, la respiración de ambos estaba muy agitada.

Trevor la llevó contra la pared donde la continuó besando, la lucha de sus labios desencadenaba que a la vez sus manos acariciaran a Beatriz sobre su vestido mojado sin ninguna dificultad. Ya no podían contener el fuego de la hoguera que había entre ellos.

Beatriz quitó su vestido dejando semidesnudo su cuerpo, al mismo tiempo desabotonaba la camisa de Trevor, él comenzó a besar y lamer desde su cuello hasta llegar a sus senos mientras la seguía teniendo contra la pared. Los gemidos de Beatriz se escapaban, mientras el lamía y probaba de sus senos. Continuó besando a Beatriz haciendo un camino hacia su parte íntima con sus dientes quitó su braga, para después probar de ella. Comenzó a estimular con su boca y su lengua su centro, ella no dejaba de gemir a la vez su cuerpo se movía por la estimulación, estaba disfrutando de todo eso que era totalmente nuevo para ella.

Ambos estaban excitados, Trevor se levantó para cargarla y así llevarla hasta la habitación de Beatriz. Ella lo guiaba, al entrar la recostó sobre la cama, Trevor volvió a besarla desde los tobillos hasta subir a sus piernas y de las piernas hasta su boca. Había fantaseado tanto con ese momento, que aún no podía creer que estaba sucediendo. Pero él se detuvo por un momento.

—No sabes cuánto te amo, y cuanto he anhelado estar contigo. ¿Estás segura?.—preguntó Trevor

—Estoy completamente segura, de ser tuya.—respondió Beatriz

Trevor se levantó para quitar su pantalón y su bóxer para así quedar completamente desnudo, sacó de su cartera totalmente mojada un preservativo, lo colocó y se posó entre las piernas de Beatriz. Volvió a besarla, poco a poco se introdujo dentro de ella. Para Beatriz era su primera vez, Trevor se dio cuenta de ello así que esperó dentro de ella a que se adaptara para poder embestirla y hacerla estallar de placer. Mientras seguiría probando de sus labios, y con sus manos acariciaba sus piernas, era tan erótico ese momento estaban unidos por fin, pero él la trataba con mucha delicadeza en todo momento, lo único que quería es que ella se sintiera, tranquila, que disfrutara y que fuera una experiencia única.

Después comenzó a embestirla más y más, los gemidos de Beatriz era una melodía para los oídos de Trevor, la unión de sus cuerpos y sus almas en total sintonía, mientras se fundían en el fuego del deseo y la pasión. Sus manos unidas mientras el la embestía una y otra vez, hasta llegar al clímax, como único testigo la lluvia volviendo esa primera vez simplemente en algo único. Ambos se quedaron profundamente dormidos, al fin habían consumado su amor.

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