El beso de Chen Li me dejó completamente aturdida. Sus labios eran suaves y su toque me quemaba la piel, despertando una sensación que jamás había experimentado. Cuando nos separamos, ambos respirábamos agitadamente, como si hubiéramos recorrido kilómetros.
- Señorita Park... Sol - susurró Chen con voz ronca, acariciando mi mejilla - Sé que esto está mal, que es una locura, pero no puedo dejar de pensar en ti.
Sentí que el corazón me iba a explotar dentro del pecho. ¿Acaso esto realmente estaba sucediendo? ¿El poderoso CEO de Corporación Park, mi jefe, estaba confesando que sentía algo por mí?
- Señor Li, yo... - traté de articular, pero las palabras parecían atascarse en mi garganta.
Él colocó un dedo sobre mis labios, silenciándome.
- Por favor, llámame Chen - dijo con una media sonrisa - Y déjame terminar. Sé que nuestra relación está prohibida, que podríamos perderlo todo. Pero no puedo evitar sentir esto que crece entre nosotros.
Sus ojos brillaban con una mezcla de deseo y angustia. Chen Li, el hombre que parecía tan inquebrantable y poderoso, se mostraba vulnerable ante mí.
- ¿Acaso tú también lo sientes, Sol? - preguntó con expectación.
Lo miré a los ojos, sin poder negar lo innegable. Sí, yo también lo sentía. Esa atracción, esa conexión que nos unía de una manera casi magnética. Asentí lentamente, incapaz de pronunciar palabra.
Chen esbozó una sonrisa y volvió a acercar su rostro al mío.
- Entonces, ¿me dejarás intentarlo? - susurró antes de besarme nuevamente, con más intensidad que antes.
Correspondí a su beso, dejándome llevar por la pasión que nos envolvía. Sabía que estábamos cruzando una línea peligrosa, pero en ese momento nada más importaba. Sólo existíamos él y yo, en ese pequeño rincón apartado del mundo.
Cuando nos separamos, ambos teníamos las mejillas sonrojadas y la respiración acelerada.
- Debemos tener cuidado - dijo Chen con seriedad - Si alguien se entera de esto, podríamos meternos en serios problemas. Tu trabajo e incluso tu reputación estarían en juego.
Asentí, entendiendo perfectamente la gravedad de la situación. Pero a pesar de los riesgos, no podía negar lo que sentía por él.
- Lo entiendo, Chen. Seremos discretos - le aseguré, tomando su mano con confianza.
Él sonrió, apretando suavemente mis dedos.
- Entonces, ¿me permitirás cortejarte, Sol Park? - preguntó con una mirada llena de promesas.
En ese momento, supe que mi vida iba a cambiar radicalmente. Estaba a punto de embarcarme en una relación prohibida con mi poderoso jefe, arriesgándolo todo por una pasión que parecía consumirnos por dentro. Pero en ese instante, nada más me importaba. Sólo Chen Li y la posibilidad de que pudiéramos estar juntos.
- Sí, Chen. Acepto - respondí con una sonrisa, sintiendo que mi corazón iba a estallar de emoción.
A partir de entonces, nuestra relación se convirtió en un juego de miradas furtivas, encuentros clandestinos y momentos robados en la intimidad. Cada vez que Chen me citaba en su oficina, mi pulso se aceleraba, anticipando lo que podría suceder.
Algunas veces, él me sorprendía esperándome en aquel pasillo apartado, besándome con una pasión que me quitaba el aliento. Otras, yo era quien buscaba excusas para acercarme a su oficina, con la esperanza de cruzarme con él y poder intercambiar unas palabras en privado.
Nuestro romance se convirtió en una constante lucha por mantener las apariencias y evitar levantar sospechas. Sabíamos que si alguien llegaba a descubrirnos, las consecuencias podrían ser devastadoras. Pero aun así, no podíamos alejarnos el uno del otro.
Un día, mientras revisaba unos informes en mi escritorio, recibí un mensaje de Chen pidiéndome que fuera a su oficina de inmediato. El tono urgente en su voz me alarmó, y sin perder un segundo me dirigí hacia allá.
Al entrar, Chen parecía estar lidiando con una situación complicada. Su rostro estaba tenso y se paseaba de un lado a otro, visiblemente preocupado.
- ¿Qué ocurre, Chen? - pregunté con inquietud, cerrando la puerta detrás de mí.
Él se acercó a mí y tomó mis manos, mirándome con una intensidad que me estremeció.
- Sol, tenemos problemas - dijo con gravedad - Parece que alguien ha descubierto nuestra relación.
Sentí que el mundo se me venía encima. ¿Cómo era posible? ¿Quién podría haberlo descubierto?
- ¿Qué vamos a hacer? - pregunté, sintiendo que las piernas me temblaban.
Chen me atrajo hacia él, abrazándome con fuerza.
- No dejaré que nada te pase, Sol. Voy a protegerte, cueste lo que cueste - susurró en mi oído.
En ese momento, supe que nuestro romance había cruzado la línea de lo seguro. Ahora debíamos enfrentar las consecuencias de nuestros actos, y no sabíamos a qué nos tendríamos que enfrentar. Pero una cosa era clara: Chen y yo estábamos juntos en esto, sin importar lo que viniera.
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Comments
Lourdes Castañeda
sería posible que, nos dijeras cuantos años tiene Sol, y de dónde es toda su historia y también la de Chen, por favor. gracias.
2024-10-21
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