El sol se filtraba a través de las cortinas, tiñendo la habitación con tonos dorados y rosados mientras Mariana y Pablo disfrutaban de su desayuno matutino en el acogedor apartamento. El aroma del café recién hecho llenaba el aire, mezclándose con el suave murmullo de la conversación entre ellos.
Mariana miró a Pablo con una chispa de emoción en los ojos. "Pablo, ¿alguna vez has considerado retomar tus estudios de fotografía?"
La pregunta tomó a Pablo por sorpresa. Había dejado sus estudios de fotografía en pausa cuando dejaron Santa Lucía, pero la pasión por capturar momentos había permanecido en su corazón. La idea de retomar esos estudios lo llenó de emoción y expectativa.
"Nunca lo había considerado, pero suena como una excelente idea", respondió Pablo, una sonrisa ampliándose en su rostro.
La idea de volver a sumergirse en el mundo de la fotografía parecía abrir nuevas puertas de posibilidades para ambos. Habían dejado atrás su antigua vida en Santa Lucía, pero aún quedaban sueños y aspiraciones por perseguir.
Decidieron investigar programas de fotografía en la universidad local y programaron una visita para obtener más información. Después del desayuno, se prepararon y se dirigieron al campus universitario, llenos de entusiasmo por lo que descubrirían.
El campus estaba lleno de vida, con estudiantes yendo y viniendo entre edificios mientras el sol de la mañana iluminaba el paisaje. Mariana y Pablo se encontraron con un asesor de admisiones que les proporcionó información detallada sobre el programa de fotografía y les guió a través del proceso de solicitud.
A medida que recorrían el campus, Mariana y Pablo se sintieron inspirados por el ambiente académico y creativo que los rodeaba. Había una sensación palpable de posibilidad en el aire, y ambos sabían que estaban en el lugar adecuado para seguir persiguiendo sus sueños.
Después de la visita a la universidad, Mariana y Pablo regresaron a su apartamento, llenos de entusiasmo y anticipación por lo que el futuro les deparaba. Pasaron la tarde investigando y planificando, discutiendo los próximos pasos que tomarían en su viaje hacia una nueva vida.
A medida que el sol se ponía en el horizonte, Mariana y Pablo se sentaron juntos en el sofá, contemplando el resplandor dorado que inundaba la habitación. Habían pasado por muchas pruebas y tribulaciones en los últimos meses, pero ahora estaban listos para abrirse paso hacia nuevos horizontes y nuevas aventuras.
"Creo que este es el comienzo de algo increíble," dijo Mariana, mirando a Pablo con una sonrisa radiante.
Pablo asintió, sintiendo una oleada de gratitud y amor por Mariana y por la vida que estaban construyendo juntos. "No podría estar más de acuerdo. El futuro es nuestro para tomar."
Con una sensación de esperanza y promesa en sus corazones, Mariana y Pablo se abrazaron con fuerza, sabiendo que mientras estuvieran juntos, no había nada que no pudieran lograr. Porque en ese momento, en ese lugar, se dieron cuenta de que el mundo estaba lleno de posibilidades y que estaban listos para enfrentarlas juntos, mano a mano.
La mirada de Mariana se desvió hacia la ventana, donde los últimos rayos del sol pintaban el cielo de tonos anaranjados y rosados. Era como si el universo estuviera celebrando el comienzo de esta nueva etapa en sus vidas. A lo lejos, el murmullo de la ciudad se desvanecía en el crepúsculo, y en ese momento, todo parecía posible.
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