LARRY RUSSO
Me acosté en la cama. El sueño me venció. Logré dormir un poco. Me levanté, me di una ducha algo rápida. Salí del cuarto y fui directo al comedor.
Desayuné solo. Abigaíl no bajó.
— Nana llévale el desayuno a Abi.
— No entiendo este matrimonio— refutó Nana.
— No hay nada que entender.
— Ella es diferente a la señorita.
— No la menciones, por favor.
— Ve y dile que baje, no le lleves el desayuno— había cambiado de opinión.
Nana subió al cuarto de Abigaíl. Yo regresé a mi cuarto otra vez.
Abi, Abi, Abi. ¿Qué hago contigo? Tengo mis sentimientos confusos.
— ¿Puedo pasar Larry?— Era la voz de Abigaíl.
Me levanté a abrirle la puerta.
— Buenos días Abigaíl. ¿Sucede algo?
—He pensado un poco y quiero proponerte algo.
—Escucho.
—Mi madre regresa en dos semanas a Miami. Quiero estar estas dos semanas con ella y con mi tía. Después de esas dos semanas regreso.
— ¿Qué gano yo con eso? Cuando propones algo, ambas partes se tienen que beneficiar. Y aquí solo tu obtienes un beneficio.
Ella no dijo nada.
— Tienes razón.
Por un momento me perdí mirando sus ojos verdes que parecen dos esmeraldas. Mi vista bajó a sus labios. Sin pensarlo acaricié su mejilla
Ella apartó la cara. Le sonreí.
— Tú me debes algo. Creo que es momento de pagar.
ABIGAÍL GRUBSTEIN
Si le contesto mal o me niego, él dirá que no a mi petición. Aunque pensándolo bien, no soy su esclava.
Me quedé sin palabras. Me acerqué a él, sabía a qué se refería.
Me acerqué a sus labios sin besarlo.
— Hazlo. Si no lo haces tú, lo haré yo— su voz había cambiado un poco.
No sé porque siento este rechazo hacia él.
No me atreví a besarlo.
Él acarició mi mejilla y con su dedo pulgar acarició mis labios, seguido jaló con suavidad mi barbilla hacia sus labios. Él me besó, mientras que yo me quedé sin hacer nada.
Es difícil responder cuando no hay sentimientos de amor de por medio. Hasta hace un momento, salía con mis amigas. Disfrutaba cada viernes saliendo con ellas, tomaba un poco, bailaba, me sentía libre como una golondrina.
LARRY RUSSO
— Si te besó, deberías responder. Se siente feo que no te respondan a un beso.
— No me acostumbro aún a la idea de que estoy casada contigo.
— Puedes quedarte con tu madre estás dos semanas. Cuando ella se vaya, quiero que regreses. Y espero que regreses más dispuesta.
—¿Dispuesta?
— Sí.
— Entonces me voy— ella llevaba una cara de felicidad.
Dos semanas pasaron rápido. No la molesté ni un poco. Ella tenía que regresar por si sola. Quería creer en su lealtad al contrato y a su compromiso conmigo como mi esposa.
Pasó una semana más y ella no regresaba. Estaba perdiendo la paciencia.
Ya me sentía mejor de la cirugía. Así que regresé a la empresa a trabajar. Retomé personalmente conducir mi auto.
Ese día salí de la empresa a las 3 de la tarde y me dirigí a la facultad donde trabaja Abigaíl. Caminé hasta la oficina de ella y golpeé la puerta, esperando que ella abriera. Pero estaba una señora.
— Hola, Buenas tardes. Busco a la profesora Abigail Grubstein.
— Hola. Ella puso su renuncia hace una semana.
—¿Qué? ¿Cómo así? Gracias.
Fui donde Ernesto.
— ¿Cómo que Abigail renunció?
— Buenas tardes Larry— pregunté directo sin ser cortes.
— Perdón, buenas tardes. Vengo a buscar a Abigail y me dice una señora que está en su oficina que ella renunció hace una semana.
—Si, es cierto. Regresó con su madre.
— Sabes su dirección.
— No. Lo único que dijo es que regresa a Miami.
— Gracias Ernesto. Me retiro.
Salí de la facultad, molesto, endiablado. No puedo creer que está mujer me haya engañado. La esperé por tres semanas, no la molesté, dejé que pasara tiempo con su madre. Tres semanas pensando en ella, conteniendo todos mis pensamientos y sentimientos.
Mi punto donde mi estrés, mi enojo se acumula es en mi herida. Sentí un fuerte dolor en el hígado.
Llamé a mis abogados y les pedí que registrarán el matrimonio y les pedí que me contactarán con un investigador privado.
Regresé a la casa.
Y pensé mil veces en ella, pensé que ella podía sanar mis heridas. No sé si porque tenía un gran parecido con Aurora fue más fácil enamorarme de ella.
Nana me avisó que el detective estaba esperándome en la sala. Le indiqué que me acompañará al despacho.
No tenía fotos de Abigail, Pero como era igual a Aurora, le di una foto de ella.
— La única diferencia son el color de sus ojos y su cabello es negro, lacio y largo. Necesito encontrarla lo más pronto posible. El único dato que tengo es que ella esta en Miami. Aquí trabajaba de profesora de Economía y su madre posiblemente este recibiendo atención en algún hospital, recién hace un mes y una semana, recibió un trasplante de hígado. Su nombre es Abigail Grubstein.
— Son suficientes datos para encontrarla. Viajo inmediatamente a Miami y empiezo la búsqueda de la señora Grubstein. Cuando tenga la ubicación, yo le escribo.
— Perfecto— El detective se retiró.
Golpeé la pared con el puño.
Maldita mujer, estoy creyendo que esa cara es una maldición para mí.
ABIGAIL GRUBSTEIN
Larry no ha llamado, es como si no le importara si me voy o me quedo. Regresé con mi madre y mi tía a Miami. Renuncié a mi sueño de trabajar en la universidad.
No quería faltar a mi palabra, pero no me siento lista para empezar mi vida con él. Me niego a enamorarme. Enamorarse es sufrir. No quiero que me hagan daño, cómo lo hizo Andrew, que me engañó con mi mejor amiga. No quiero sentirme prisionera, obediente y sumisa.
LARRY RUSSO
Pasaron dos meses, el detective llamó dándome la ubicación de ella. A este punto, solo quiero demostrarle que con Larry Russo no se juega.
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Comments
Martha Barraza
jajajaja, ya sé que son personajes creada por la escritora, si fuera la realidad que mal se portó Abigail no cumple la palabra, se olvidó que la salvaron a su madre
2025-02-05
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Candelaria Cantillo
Que faltona Abigail si ella tenía un trató con el no lo está cumpliendo
2025-01-21
1
Lisbeth Valbuena
coñooooo gracias a dios la encontraron, ahora ve hasta allá y traela es tu esposa
2025-01-31
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