Capitulo 4 Cuentas Claras

Caía la noche, y Sofía estaba acostada en su cama lista para dormir, cuando tocaron a su puerta.

- Adelante - dijo sentándose en la cama.

- No puedo dormir, ¿puedo pasar? - pregunto Emma.

- Claro hermanita, pasa.

Emma entró y se sentó en la cama con Sofía.

- Dime ¿pasa algo?

- Si - dijo con tristeza.

- Cuéntame, que te pasa.

- Sofí, estoy triste, porque quería que Alonso se fijara en mí. Pero no es así.

- No pienses eso, eres muy linda. Cualquiera se puede fijar en ti.

- Comparada contigo Sofí, para nada.

- No seas tontita y no digas esas cosas, me molesta cuando te menosprecias. - dijo Sofía abrazando a su hermana.

- Pero es que aunque Alonso es amable, y me dice cosas agradables, yo sé que solo me ve como una amiga. En cambio a ti te mira distinto. - dijo con tono de decepción.

- Pues que se le acaben los ojos mirándome, porque yo nunca le voy a hacer caso. Ya ven, acuéstate conmigo. Vamos a dormir.

Emma se acostó y Sofía apagó la luz y se quedaron dormidas.

Llegó el nuevo día y llegaba a la entrada de la casona De Luca Alonso en su caballo. Justo allí iban saliendo Sofía y Emma.

- Buenos días - dijo Alonso con una sonrisa.

- Hola Alonso, buenos días. - dijo Emma con una sonrisa.

Sofía lo miro de forma fría y paso de largo sin siquiera saludar, camino a las caballerizas.

- ¿Quieres pasar a la casa? - le pregunto Emma.

- Si me invitas. - dijo con una sonrisa.

- Si, claro. Vamos.

Caminaron a la casa, en la sala le pregunta Emma.

- ¿Deseas algo de tomar?

- No, gracias.

- Si vienes a ver a mi papá salió muy temprano, Pero si yo puedo ayudarte.

- No quiero quitarte tu tiempo.

- No, no Alonso, para nada. La verdad, no tengo nada que hacer y platicar contigo es un gusto.

- Gracias, lo mismo digo, pero de verdad debo irme, gracias por tu amabilidad y por tu sonrisa. - le dijo Alonso y salió de la casa.

Emma se sentía en las nubes, su corazón latía fuertemente.

Alonso subió a su caballo y decidió ir a dar una vuelta por el viñedo a ver si veía a Sofía. Al encontrarla se bajó del caballo y se le acercó. Ella se dio cuenta de su presencia y se acercó a ver qué quería.

- ¿Se perdió o está explorando de nuevo? - le pregunto de forma altanera Sofía.

- No, solo quería verte un momento.

- Bien, voy a aprovechar de decirle una cosa. - dijo Sofía mientras se acercaba más - Emma se está haciendo ilusiones con usted, espero que no sea tan tonto para no darse cuenta. No vaya a jugar con ella, está no es una advertencia, es una amenaza.

- No entiendo ¿por qué me tratas así? Ya te pedí disculpas por lo que pasó en el río. Dame cinco minutos para hablar del tema de tu hermana.

- Cinco minutos con usted, seria a mi parecer como estar condenada al infierno.

- No, te equivocas. Yo diría que al cielo - le dijo sonriendo.

- No te trates de pasar de listo conmigo.

- La verdad, es que yo no siento nada más que un cariño de amigos hacia Emma, en cambio por ti yo - dijo mientras se acercaba a Sofía y la tomaba por la cintura acercándolo a él - yo siento algo tan fuerte que un día te haré mi esposa.

Ella lo miro y le dio una sonrisa de medio lado, para después darle un rodillazo en sus partes nobles, que lo dejaron sin aliento y de rodillas ante ella.

El recobro el aliento se levantó y se acercó nuevamente a ella y le dijo

- Hoy es un golpe, mañana un beso.

- Ni mañana, ni nunca Alonso Santoro.

- Digas lo que digas, yo no me voy a rendir. Tú te vas a casar conmigo.

- Primero muerta.

- Te voy a demostrar que yo voy contigo en serio. Y no voy a esperar hasta mañana.

Se acercó, con una mano la tomo por la cintura y con la otra la tomo por el cuello. Y la beso, la beso con urgencia y con deseo, aunque Sofía ponía sus manos en el pecho de él para separarse, Alonso no la soltaba, no importaba cuánto se resistiera. Ese beso era posesivo, su lengua tomaban todo a su paso. Sofia ya no pudo resistir y se dejó llevar. Solo se detuvieron cuando les faltaba la respiración. Alonso, mordió suavemente el labio inferior se Sofía y se apartó.

Se dio la vuelta, monto su caballo, y se dirigió de regreso a la casa De Luca.

Al llegar tocó y Emma abrió la puerta.

- Alonso, ¿qué pasó? ¿Por qué regresaste? Pasa.

- No Emma, gracias, prefiero que hablemos aquí.

- Hablar, claro dime.

- Emma, quisiera hablar contigo y poner las cosas claras entre los dos. Quisiera que entendieras que...

- ¿Qué quieres que entienda Alonso?, ¿Qué mi hermana es la que te gusta? No soy tonta, yo me doy cuenta perfectamente de todo lo que ocurre a mi alrededor. Yo sé perfectamente que tú solo tienes ojos para Sofía, y por mi solo amabilidad. Pero nada más.

- Emma, quiero que sepas que te aprecio.

- Si, lo sé. Nunca has insinuado algo más que eso. El problema soy yo, que vivo fantaseando contigo.

- Lo lamento mucho Emma. Nunca quise hacerte daño. De verdad.

- Lo sé, y no te culpo. Alonso, ¿Me podrías dar un beso?

- Un beso, ¿para qué?

- Con un beso tuyo es con lo que sueño todas las noches.

- Lo lamento Emma, pero no puedo hacer eso.

- Alonso, por favor. Solo un beso. Te lo ruego.

- No, lo lamento.

Dijo y se fue y monto su caballo y se retiró con destino a su casa.

Emma se fue corriendo a su habitación, paso al lado de Beatriz y casi la tumba. Ella al ver el estado de Emma fue detrás de ella.

Al entrar en su habitación la vio llorando en la cama.

- Emma, cariño ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?

- Es que Alonso me acaba de decir que no siente amor por mí. Y yo lo quiero.

- Pero Emma, ¿Cómo lo vas a querer si apenas lo conoces?

- Yo lo quiero, lo quiero desde la primera vez que lo vi.

- Por Dios Emma, no llores. Él no es para ti. - le dijo mientras la abrazaba.

- No puedo sacarme lo del corazón.

En eso entra Sofía a la habitación y al ver a Emma llorando se acerca y le pregunta.

- ¿Emma, que ocurre? ¿Por qué lloras?

Emma levanta la cara y mira a su hermana con chispas de rabia en sus ojos.

- Y tú me lo preguntas. Tú sabes por qué estoy llorando.

- Espera, ¿qué te pasa? Yo estoy entrando apenas.

- Que Alonso no me quiere, vino hasta aquí para decirme que por mí solo siente cariño Pero no amor. - le gritó Emma - tu, tu me lo quitaste Sofía.

Sofía tomo una respiración profunda y para decirle a Emma

— Entre Alonso y yo no hay nada Emma. Yo no te he quitado nada.

- ¿Te ha besado alguna vez? - le pregunto Emma.

Sofía bajo la mirada

- ¿ Por qué no me respondes? ¿Te beso?

- Porque no te quiero lastimar. Y tampoco te quiero mentir.

- Entonces si te beso - dijo con lágrimas en los ojos.

- Si, si me beso. Pero a la fuerza. No por qué yo lo estuviera buscando.

- En cambio, yo le rogué por un beso, y se negó. Solo se disculpó por no corresponderme. Se negó a besarme, dijo que no quería lastimarme. Yo lo quiero, Pero él solo tiene ojos para ti Sofía.

- Emma, por favor. Cálmate. Tienes que entender que no podemos mandar en los sentimientos de las otras personas, a veces ni siquiera en los nuestros. - le dijo Beatriz.

- Por favor déjeme sola. Quiero dormir. Quiero soñar que me quiere.

- Emma, no quiero que sufras. - le dijo Sofía.

- Por favor, vayanse. Quiero estar sola.

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