CAPITULO 11

CAPITULO 11

Habían pasado un par de semanas y Alejandro recibió una llamada de un detective que había contratado al no poder haber encontrado el solo a Romina, el detective Medrano era muy reconocido por sus habilidades y se lo habían recomendado mucho a Alejandro para que lo ayudaran con la búsqueda de Romina

-Buenas tardes señor Alejandro -saludo el detective

-Buenas tardes señor Medrano, que pudo encontrar sobre mi esposa?

 -Le acabo de enviar a su casa un sobre con toda la información sobre su esposa- dijo el detective con una voz muy seria

-Perfecto muchas gracias por su servicio, alguna cosa más que deba saber Alejandro en ese momento terminó de cerrar su negocio y se fue a toda velocidad a su casa para poder leer el reporte del detective. Pero cuando llegó a su casa se encontró con que estaba llegando un móvil policial.

-Buenas tardes que se les ofrece?

-Buenos tardes usted es familiar de la señora Romina Ramos?

-Si es mi esposa, ¿Qué pasa con ella?

-¿Podemos pasar?

-Si, por favor disculpen es que me sorprendí de verlos acá. Díganme a mi esposa que pasa con ella?- preguntó Alejandro nervioso mientras llegaban a la sala de su casa

-La señora Ramos, se encuentra en un lugar llamado ARENAS VERDES, es un pueblito chiquito a las afueras de la ciudad donde hay pocos habitantes, más en esta época del año que prácticamente no hay turismo.

-Hace un par de meses se fue a descansar, si bien no sabíamos a donde pero ella tenía contacto con mis hijas y hace unas semanas contraté un detective privado para que la busque, ya que hace varias semanas no se comunica con nosotros y eso nos preocupo. De hecho mire aquí tengo el informe del detective que me llamó hace un rato por eso volví a casa temprano para ver que decía. -Los policías se miraron entre sí para ver como le daban la noticia.

-Bueno señor Ramos, nosotros  hemos venido porque desde la comisaría del pueblo Arenas Verdes se comunicaron con nosotros ya que encontraron la documentación de su esposa en una de las habitaciones de un pequeño hotel del pueblo, donde también… se encontró el cuerpo de una mujer… y suponemos que es su esposa. Debe ir a identificar el cuerpo a la morgue.- Alejandro sintió un frío espantoso que le recorrió el cuerpo en un segundo

-¡Un momento ustedes me están diciendo que mi esposa está muerta! -De repente se escuchó un portazo, eran Juliana y Guadalupe que venían entrando.

-Como que mi mama esta muerta!?- pregunto Guadalupe con sus ojos llenos de lágrimas

-Ustedes no saben lo que están diciendo, mi mama no puede estar muerta eso no puede ser - Dijo Juliana abrazando a Guadalupe

-Disculpen la brusquedad de la noticia pero eso es lo que nos han informado, por eso le pedimos que vaya a reconocer el cuerpo y sus pertenencias, aquí le dejo los datos para que se acerque lo antes posible- dijo el policía y se retiraron al ver lo incómodo de la situación.

Las chicas rompieron en llanto abrazando a su padre y no lograban entender nada de lo que la policía intentaba decirles. Una de las hermanas había llamado a  Julieta ella llegó en pocos minutos a casa de sus padres todos trataban de explicarle pero ella no entendía nada, todos estaban bloqueados.

-¿Se puede saber qué es lo que pasa acá? - dijo Marta entrando sin permiso al departamento de su hijo-Que significa todo este escandalo y por que esta la policía afuera?. ¿Hijo estás bien? ¿Te pasó algo? - Marta hacia una pregunta tras otra

-¡NO! ¡A mi papá no le pasó nada, es mi mamá! Dijo Julieta muy enojada porque ni siquiera en un momento tan difícil para ellos Marta lograba ubicar sus palabras

-Siempre igual, ahora que paso que mandó la policía esta mujer, no te habrá hecho una denuncia a ti hijo?- dijo Marta cuestionando

-No, mi mamá está muerta, y sabes que puedes ahorrarte tus malos comentarios abuela.- le gritó Guadalupe en un acto de rabia a Marta. Alejandro se levantó del sofá, miró a sus hijas y les preguntó .

-¿Quién va a ir conmigo a la morgue? - limpio sus lagrimas respiro profundo, las tres respondieron al unisón

-Yo papá!

-Bueno vamos.- dijo Alejandro ignorando cada pregunta que su madre había hecho

-Pero hijo… - dijo Marta pero Alejandro ni siquiera volvió a mirarla abrazo a sus hijas y salieron juntos.

Nadie escuchó lo que Marta iba a decir y se fueron detrás del móvil policial a la morgue a reconocer el cuerpo de Romina. Cuando llegaron al edificio los hicieron entrar a una habitación muy fría donde solo había una camilla con un cuerpo que lo cubría una sábana blanca, todos iban abrazados caminando lentamente detrás del médico mirando fijamente esa camilla ninguno de los cuatro podía quitarle la mirada de encima, respiraban con dificultad no podían pensar en otra cosa que no fuera que todo era un mal entendido. El médico les preguntó si estaban preparados para poder destapar el cuerpo y que pudieran reconocerla. Solo Alejandro respondió con una voz muy bajita y entrecortada que casi ni se escuchaba lo que pronuncio.

-Si, estamos listos - en el fondo de su corazón lo único que él quería era despertar de este amargo sueño, nunca jamás se le había ocurrido pasar por una situación así, en lo único que podía pensar en que no quería que esa persona fuera su amada Romina esa mujer que dedicó muchos años de su vida hacerlo feliz a enseñarle que la vida era otra cosa más que las responsabilidades diarias, esa mujer que con su alegría le llenaba los días de luz.

El médico destapó lentamente ese cuerpo que se encontraba en la camilla y dijo

-¿La reconocen?-Las tres hermanas cayeron de rodillas al suelo en un mar de lágrimas que era imposible contener se abrazaban entre ellas sin encontrar consuelo alguno.

-Nadie dijo sí la conocían o no, pero por sus actitudes el médico dio por hecho que era la señora Romina Ramos, y solo dijo:

-Los dejo un momento a solas, cuando termine, me buscan afuera. Alejandro estaba inmovilizado parado al lado de esa camilla mirando el cuerpo de su bella esposa, su mente estaba en blanco todo sus pensamientos desaparecieron en un segundo y todo lo que no quería que sucediera estaba pasando, él ni siquiera escuchaba el llanto desconsolado de sus hijas. De repente y en un segundo vino a su mente el día en que conoció a Romina, el día de su boda, cada día en el que nacieron sus hijas y cada momento felices que vivieron juntos. No lograba entender cómo podía ser que su bella Romina hubiera terminado así en una camilla de acero fría. Se acercó lentamente y la toco y ya no tenía ese color rosa en sus labios estaban morados, su tersa piel estaba fría, su lindo cabello que a él siempre le gusto prácticamente había desaparecido, él trataba de buscar y encontrar el calor de su cuerpo… pero se había esfumado, él no supo como manejar sus sentimientos porque no sabía qué era exactamente lo que sentía en ese momento por un lado sentía alivio por haberla encontrado… pero por otro lado mucha bronca y rabia por la manera en la que la encontró de esa manera quería entender qué era lo que estaba pasando refregaba sus ojos para ver si lograba despertarse de esa horrible pesadilla pero mas lo hacia… mas se daba cuenta que estaba muy despierto y que todo era verdad. Unos gritos lo sacaron de sus profundos pensamientos y recordó en un segundo a sus hijas. Guadalupe se había desmayado de la impresión, de darse cuenta que ya nunca más iba a volver a ver a su mamá y reír con ella a compartir el café calentito que cada día su mamá le preparaba y que solo ella sabia como le gustaba y así se lo preparaba, cada detalle que estuviera relacionado con sus mamá pasó por su mente y no pudo soportarlo hasta que perdió su conciencia. Sus hermanas también estaban sumidas en el dolor cuando de repente vieron a su hermana pequeña caer desplomada al suelo y se asustaron. Alejandro como pudo la tomó en sus brazos sentía su cuerpo también muy débil y sus piernas flácidas como gelatina, pero sacó fuerzas y se llevó a su hija de ese lugar tan frío y solitario.

Cuando salieron estaba el médico hablando con los policías vieron la situación e inmediatamente lo ayudaron, el médico tomó a Guadalupe y la llevó hasta la enfermería allí la hizo reaccionar le tomaron su presión la cual estaba muy baja por la impresión tan fuerte que había tenido. También revisaron a sus hermanas y a Alejandro y a todos les dieron una medicación para que se tranquilizaran y los dejaron un rato allí hasta que se sintieran un poco mejor.

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