capítulo 14

-Madre estás segura de esto?, es mi hija y quiero que sea feliz, no quiero que viva en un matrimonio sin amor.

- Tranquila, estoy segura de que el Emperador es una buena opción para Alice, y más porque se acerca a la edad casadera, sabes que los nobles harán cualquier cosa por pertenecer a tu familia o la familia imperial, y estando con él estaría protegida.

- Entiendo madre, siendo así no tengo alguna objeción, pero prométeme que en dado caso que alguno de los dos no quieran este matrimonio no los forzaras.

-Sabes que nunca lo haría, no te preocupes por eso.

Más tarde se encontraban frente al palacio despidiéndose de la Emperatriz, a lo lejos Alice observo a César y Marian caminando juntos y muy sonrientes, algo dentro de su corazón se estrujó, de inmediato retiro la vista y empujo esos sentimientos a lo más profundo de su ser tratando de ser firme en sus decisiones y olvidarse del romance, así ambas madre e hija partían rumbo al archiducado cada una en silencio perdidas en sus propios pensamientos.

Al bajar del carruaje el Archiduque esperaba por ambas, ya que se habían tardado en llegar.

- Esposa mía te extrañe

- Ya estamos de vuelta cariño

- Padre no exageres no nos tardamos tanto, lo dices porque no puedes vivir sin estar como abeja a la miel con madre.

- Mejor di que te dan celos porque tu madre me prefiere a mí que a ustedes. (lo dice con arrogancia)

- No empiecen a pelear, yo no prefiero a nadie a todos los amo por igual y entremos que ya casi es la hora de la cena

- Bien entremos, oh por cierto el Emperador César no cenará con nosotros, está noche se quedará en el palacio.

-Entiendo, alice ve a avisar a tu hermano de la cena por favor.

-Si con su permiso padres.

En la habitación de joseph, este se encontraba pintando un retrato de un jardín lleno de cuerpos y enormes charcos de sangre, ni el mismo entendía por qué pintaba eso, de repente escucho el sonido de algo cayendo y cuando volteo a ver encontró con la vista a alice en el suelo totalmente pálida y de inmediato se levantó a ayudarle, rápidamente la cargo estilo princesa y la coloco en el sillón de descanso que tiene su habitación.

-Alice estás bien? estás muy pálida, porque entraste sin preguntar, lo siento no quería asustarte con ese dibujo.

-Estoy bien no te preocupes, entre porque tenía rato llamando a tu puerta, pero no respondiste así que decidí entrar, pero no creí que estuvieras haciendo un dibujando algo así jaja

-Alice dime que sucede, puedo ver que desde hace unos días actúas extraño, y no se te olvide que soy tu mellizo y siento lo que tú sientes y en este momento siento un sin fin de emociones en ti, dime como puedo ayudarte no te guardes nada, eso te daña.

En ese momento todas las paredes que se estaban levantando alrededor de alice se derrumbaron en mil pedazos, y entre llantos procedió a contarle todo a su otra mitad, y mientras lo hacía pudo ver el oscuro rostro lleno de impotencia y tristeza de joseph, si percatarse de que alguien más los escuchaba, jurando ayudar a alice en su venganza.