Capítulo 6

Después de recibir la vacuna, Camila discutió con el médico qué debe hacer después de hoy. Además de comer alimentos saludables, debe mantenerse alejada de cualquier cosa estresante y visitar la clínica una vez a la semana para asegurarse de que el procedimiento sea exitoso y permitir que el niño en su útero crezca sano y seguro.

Hacía calor ese día, por lo que Camila decidió regresar a su apartamento para descansar. Pero luego recordó que Javier y Laura se revolcaban en su cama y usaban su apartamento como cabaña para hacer el amor.

Y entonces, decidió regresar a la mansión de la familia Castro.

Cuando Camila llegó a la mansión de su familia, la pareja infiel ya no estaba. Incluso sus padres ya se han ido a hacer de las suyas. La única persona que quedó fue su hermana, Isabella.

"Hermana, ¿qué estás haciendo aquí?" La sorpresa estaba escrita en todo el rostro de Isabella. No esperaba que llegara su hermana mayor ya que todos sabían que llegaría después de unos días.

"¿Qué? ¿Tampoco se me permite entrar a la casa de mi propia familia?" Camila miró fríamente a su hermana menor.

Sorprendido por la repentina pregunta, Isabella dijo: "¡Por supuesto que no! Pero pensé que te gustaría quedarte en tu departamento con el hermano Javier". Pensando en este futuro cuñado, Isabella añadió: "¿Ya notificaste al hermano Javier sobre tu llegada?"

"No." Camila respondió secamente mientras pasaba junto a su hermana menor.

"¡Entonces se lo diré!" Isabella sacó su teléfono del bolsillo y rápidamente escribió. Golpeó la pantalla con los dedos como si estuviera muerta de miedo. Pero, en verdad, se sentía alarmada ya que Javier todavía estaba con Laura, comprándole un nuevo bolso de diseñador.

¿Qué pasará si su hermana mayor se entera?

¡No! ¡Debe evitar que eso suceda!

Isabella escribió frenéticamente, pero en la superficie, su rostro estaba tranquilo y sus labios sonreían.

Al ver a su hermana menor hacer un escándalo por esto, Camila se burló con frialdad.

Con las manos apretadas en un puño, sus uñas casi se rompen por la ira que hervía dentro de su corazón. La punta de sus uñas casi le rasgó la piel y sangró una vez más.

"Está bien, haz eso. Yo subiré y descansaré primero". Camila ya se había dado la vuelta y había subido las escaleras antes de que Isabella pudiera preguntarle por qué había regresado unos días antes.

Al cerrar la puerta detrás de ella, Camila perdió toda la fuerza en sus rodillas mientras lentamente se desplomaba en el suelo.

Ella quería gritar.

Quería maldecirlos y preguntarles por qué le hicieron esto.

Pero Camila sabía que sus planes fracasarían incluso antes de que pudieran comenzar si hacía eso.

Entonces, sin hacer ruido,Camila se mordió la mano mientras lloraba hasta que ya no tuvo lágrimas para llorar.

A las 9 de la noche, sus padres llegaron después de permanecer afuera durante 8 horas. Ya se enteraron por Isabella que Camila regresó esta mañana y su madre decidió ir a su habitación.

Sin embargo, cuando estaba a punto de entrar, el pomo de la puerta no giraba, por lo que sólo pudo tocar la puerta con impotencia.

"¿Camila? ¿Estás ahí?"

Nadie respondió detrás de la puerta.

"¿Estás durmiendo? Escuché de la niñera que no bajaste a cenar". Dijo la señora Castro con preocupación.

Detrás de esa puerta, Camila se quedó mirando fijamente al espejo, reflejando su hermoso rostro durante horas después de llorar durante medio día.

Al escuchar la voz de su madre que sonaba suave y llena de preocupación por la salud de su hija, Camila parpadeó con la esperanza de que una lágrima se deslizara por sus mejillas.

Pero no.

No le quedaron lágrimas para llorar después de llorar todo el día.

Camila quería borrar la voz de su madre de su mundo, alejar a todos los demás de ella. Pero ella ya estaba rodeada por ellos dondequiera que mirara.

Sin otra opción, Camila se arregló y se puso un ligero corrector en la cara para cubrir su rostro surcado de lágrimas y sus ojos rojos.

Después de asegurarse de que no se encontraba ningún rastro de su rostro triste, le abrió la puerta a su madre.

"Madre..."

"¿Estás bien? Te ves un poco pálida." La señora Castro levantó la mano para tocar el rostro de su hija.

Sin embargo, antes de que su madre pudiera tocarla, Camila lo golpeó.

Sorprendida por la repentina reacción, su madre la miró con el ceño fruncido.

Maldita sea... casi me resbalo. Pensó Camila.

"No me siento bien ahora, madre. El avión en el que viajaba hoy se sacudió mucho debido a la tormenta". Camila explicó y ocultó su error anterior.

"¿Llegaste hoy? ¿A qué hora llegaste?" La Sra. Castro estaba nerviosa porque recordó que estaban con Javier y su pequeña amante esta mañana.

Camila todavía quería creer que podía confiar en su madre y todo era mentira. Como mínimo, quería que su madre fuera la única que estuviera a su lado.

Pero cuando vio a la mujer parada frente a ella mirándola nerviosamente y preguntándole, el corazón de Camila se rompió en pequeños pedazos antes de que los fragmentos se juntaran y recrearan un nuevo corazón. Pero esta vez, el corazón que debería haber sido rojo se volvió negro.

"Llegué alrededor de las 11 de la mañana", respondió Camila.

Al enterarse de que eran las once de la mañana, Madre Castro casi suspiró aliviada. Gracias a Dios, y ella no se enteró.

"¿Tienes hambre? ¿Debería decirle a la niñera que te prepare la cena?" Preguntó su Madre.No se dio cuenta de que su tono se volvería más alegre cuando su hija visiblemente no estaba bien.