Empecé a jugar football en el colegio. El deporte me gusta. Estos cinco años, desde que nuestro padre se fue, nos ha unido más. Cruz no lo sabe, pero hemos descubierto su secreto hace un año.
Connor, con sus cuatro años, nos estaba persiguiendo. Sin querer, Caulder y yo tropezamos y golpeamos la puerta de Cruz, abriéndola y cayendo dentro del cuarto. No se encontraba en la casa. Justo cuando estabamos por salir, escuchamos una voz cibernética "transferencia completa". Hace un tiempo, Cruz dividió su cuarto en dos. Imaginaba que era para más privacidad, pero no era solo por eso. La curiosidad nos ganó y entramos a su santuario. Un espacio lleno de pantallas y unas torres brillantes. En uno de los monitores se veían cuatro cuentas: a nombre de mamá, Connor, Caulder y mío. Todas tenían seis números. Sabía contar, Caulder sabía contar, pero no habíamos visto números tan largos. En otros monitores habían mensajes de agradecimientos y pagos por el trabajo de hackeo realizado.
MI HERMANO ERA EL DIOS DEL HACKEO.
Mi hermano dejó de vivir, para darnos todo lo que podía; todo lo que nuestro inútil padre nunca pudo o nunca quiso darnos. Me puse a buscar por la cuenta con su nombre y no había.
No solo los tres últimos podíamos hacer lo que quisiéramos, sino que nos daba su tiempo para hablar y jugar con nosotros. Dejó de ser un adolescente, para ser un adulto. Es el mejor ejemplo de hermano que cualquier chico quisiera. Desde hace un año, Caulder y yo nos esforzamos más. Nos metimos a un deporte que nos guste, nos pusimos las pilas con los estudios. Todo, para restarle un poco de carga a Cruz. Sobretodo ahora que él ya debe ir a la universidad y dice no querer.
Estamos cenando, los 4 y mamá, cuando Caulder me da la señal. Me aclaro la garganta y el resto me mira.
* No pienso tener un hermano flojo, que no vaya a la universidad.
** Yo tampoco.
*** Ni yo.
Los menores me respaldan. Cruz tiene los ojos bien abiertos, nos mira a cada uno y suspira.
-- Si es tan importante que tenga un cartón, iré a la escuela comunitaria de Knoxville.
Se hace el duro, cuando sabemos lo emocionado que estaba de recibir su carta de aceptación para Stanford.
* No, no hay forma. Yo les dije a todos mis amigos, que mi hermano es tan inteligente que fue admitido en Stanford. Todos se burlaron de mi y me dijeron que eres un vago de cabello largo, que solo la pasa encerrado en su cuarto. Casi me gano detención, pero me detuvieron antes de poder pelear.
Cruz achica los ojos y me retuerzo en mi silla. Felizmente, mamá me ayuda.
^ Caspian tiene razón, Cruz. Te han llegado muchas cartas de universidades, pero recuerdo que desde los 11 años me decías que querías Standford para la universidad. Ahora tengo un buen trabajo, aunque mi jefe a veces no sabe manejar bien la empresa. Cualquiera pensaría que es un niño sin estudios universitarios. Lo bueno es que es muy generoso conmigo, como su mano derecha.
Tengo que bajar la cabeza, para que no me vean luchar contra una carcajada. Cruz es el jefe sin educación, del que Mamá habla. Una vez ganada la batalla, alzo la cabeza nuevamente.
-- Stanford queda al otro lado del país, mamá. Todavía están muy pequeños...
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