De pronto un hombre alto y regordete entra al establo.
Giro en su dirección y pongo a Carlota detrás de mí.
Intuyo que es el "señor Francisco" por la mirada de enojo con la que me mira, le pregunto sin temor.
- ¿Qué sucede? - .
Sin aviso sujeta mi muñeca con fuerza y me arrastra con él.
Salimos del establo y me lleva a la parte de atrás de la cantina.
Carlota me sigue con un rostro de preocupación, miedo, y llorando.
Yo no digo nada y me dejo conducir por él.
"De todos modos, tiene que pagar por todos los maltratos que ha hecho, ¿No?"
En la parte trasera de la cantina hay una habitación donde hay un montón de estantes y estos ocupados con cajas, algunos libros.
En la otra parte, un comedor y cocineta pequeña.
La señora Patricia está meneando un caldo con una cuchara dentro de una olla que desprende olor a pollo, pero las piezas y cortes de carne que están sobre la mesa no parece ser de un animal que yo conozca.
Ella parece media alta, de unos 1.75 cm de altura; Es muy gorda, tiene un lunar en su quijada con unos cuantos vellos gruesos y sus dientes son chuecos, tiene ojos verdes bonitos, pero con la vista cansada, transpira demasiado por tanto calor que hay dentro.
Se ve muy molesta, cuando me ve agarra la cuchara como arma y me apunta con ella mientras se acerca a mí gritando:
- ¡Pequeña mocosa! ¡Te atreves a venir luego de dejar todo tirado y causarme problemas! ¡Eres una sabandija! Nunca encontrarás un lugar mejor que este...
Quién iba a querer a una chica tan testaruda y lenta como tú!, pero esto no se quedará así!, recibirás tu merecido por provocarme tantos problemas y por haberle pegado a mi querido hijo...
Jeff!, tráeme ahora mismo el látigo rojo! -.
El joven se levanta de un sillón al fondo de la habitación.
Es el mismo chico que golpee hace ya un rato, al parecer fue acusarme.
Sale de oscuridad sosteniendo un látigo carmesí donde noto que unas púas sobresalen del látigo.
..."Definitivamente va a doler"...
Eso podría surcar la piel y provocar demasiado dolor.
El señor francisco se sienta en un sillón viejo con una sonrisa larga, sirviéndose una cerveza y subiendo sus pies en un taburete, parece disfrutar lo que está a punto de acontecer, yo también, pero creo que él no se lo imagina.
Volteo y miro a la señora con una mirada seria y tenebrosa y digo:
-Señora, en todo este tiempo he soportado demasiado maltrato, pero no puedo permitir que usted y su familia se sigan aprovechando de nosotras...
Sobre todo, ver cómo maltratan a Carlota, así que, renunciamos y espero no volver a vernos en el futuro, ya que, si provocan situaciones en las que nos veamos expuestas o nos mandan a buscar, entonces habrá consecuencias donde ustedes estén en desventaja-.
Saco una bolsa pequeña que tenía en el bolsillo escondido en la parte de mi costado izquierdo, como si mi cuerpo supiera que tenía allí.
Observo y veo que hay unas piedras hermosas, la cierro y las tiro en la dirección de Jeff, él lo atrapa y la abre.
Sus ojos se ponen redondos y exclama: - ¿De dónde te robaste esto!? -
No contesté, lo hice instintivamente, realmente no sabía que tenía eso en mi bolsillo ni cómo lo obtuve, pero si debiera de utilizarlo, lo haría por nuestra libertad.
La señora Francisca se ríe fuertemente, y me dice: -Esto no pagará ni la mitad de lo que deben-.
Yo sabía que era suficiente y hasta de más, pero esperé que continuara.
- Crees que se van a ir tan fácil?, después que las críe y que les di techo, otras personas no tienen ni eso, y tú eres una malagradecida, pero hoy aprenderás a no desobedecerme y no te volverás a escapar-.
Ella toma el látigo y se lanza sobre mí.
Yo lo esquivo fácilmente, haciendo que caiga enfrente del señor Francisco que por la sorpresa se levanta del sillón enojado.
Deja la cerveza a la mitad y se dirige a mí con furia.
Me toma del hombro y levanta la otra mano para abofetearme, pero antes de que lo haga doy un giro sobre mí y le doy una patada en el estómago, bien centrada, que hace que se quede sin aire y digo:
- Basta, ya se los he advertido, déjenos en paz antes que esto acabe peor -. No he terminado de hablar y Jeff se lanza sobre mí.
Me agarra del cuello para asfixiarme mientras dice:
- Eres una malagradecida! ¡Rata de alcantarilla! -
Le doy un golpe en la entre pierna y me reincorporo.
No siento ningún tipo de dolor a pesar de que la presión en mi cuello era suficiente para matar a alguien.
Me río diciendo:
- Esa rata eres tú, realmente lo eres, hasta te ves como una, y a esas plagas hay que exterminarlas -.
Siento como algo se enciende dentro de mí y se concentra en mis manos.
Sin pensarlo mucho descargo la energía en dirección a él y le doy justo en el pecho.
Rápidamente siento un movimiento peligroso detrás de mí. El señor Francisco tiene un pedazo de leña gruesa que va directamente a mi cabeza.
Sin darse cuenta la esquivo y dirijo el golpe al rostro de su mujer la cual cae inconsciente por la fuerza con la que iba dirigido el golpe.
Se quiebra el pedazo de leño y él intenta hacer otro golpe. Lo esquivo, pero me atrapa con sus manos grandes.
Yo concentro mi peso hacia atrás, levanto mis piernas y me balanceo para impulsarme con una silla que estaba frente a mí.
Con esa fuerza, golpeo con la mesa la columna del señor y este me suelta.
Saco la daga de su funda, levanto mi mano y le doy unas vueltas a la daga por el aire.
La tomo y la entierro en medio de la mano del señor que se encuentra extendida palma arriba en la mesa.
Este grita del dolor y la señora se levanta por el estruendo.
Mareada se queda sentada en el piso observando la escena con terror.
Siento como mis ojos enfocan el rostro del señor y se ilumina mi panorama, viendo cada detalle de su feo rostro.
Sonriendo saco la daga que atravesó la mano hasta traspasar la gruesa madera, y la dirijo a su cuello.
- Esto fue por todos los años de sufrimiento que vivió Carlota, si piensas en seguirnos créeme que guardaré esta daga en tu garganta-
El señor con terror baja su mirada y asiente y con todo respeto se dirige a mí diciendo:
- Si, señorita, usted es libre, no me debe absolutamente nada, puede retirarse por favor, por favor - (Lo dice aterrado).
Yo sonrío amable y recojo la bolsita llena de piedras preciosas y las guardo diciendo:
-Bueno, entonces cobraré mi finiquito por todos los años trabajados -.
El señor asiente rápidamente y responde:
- Sí, claro, lléveselo, lo que sea que signifique eso, lléveselo-.
Busco a Carlota que noto que en todo este tiempo tenía los ojos entre cerrados.
La tomo del hombro y le digo que es momento de irnos, ella me dice:
- Tus ojos!, tus ojos eran de azul brillante, no los había visto nunca -.
Yo solo la tomo del brazo amablemente y la saco de ese horrible lugar.
- Lo siento por lo que acabas de ver, pero era necesario para que nos dejaran de molestar-.
Ella me mira con asombro y confianza, asiente tomándome del brazo y pegándose a mi lado.
Carlota me pregunta: ¿Qué le habrá pasado a Jeff?-.
Le respondo: - No tengo ni idea -.
- ¿Lo mataste? (Me pregunta).
- Ammm, no creo, las ratas son muy escurridizas-.
Ella se ríe.
"Realmente siento que no utilicé toda mi fuerza sobre él, no lo maté, solo le di una lección" (pienso).
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 67 Episodes
Comments
Jenifer 🤓💫
Me gusta 👏👏
2023-11-04
1
Dâu tây
Impresionante
2023-10-03
1