Heitor Bitencourt
Nunca me involucré en los asuntos de los empleados, siempre dejé eso en manos de Magnólia, quien es competente y, como mencioné, tengo un confianza extrema en ella, y siempre será así porque no estoy loco de dejarla ir. En ningún momento me di cuenta de que Verena tenía interés en mí, pero solo seré su jefe.
Ver a Luna tan sensible me dejó mal porque no esperaba que fuera tan frágil, aunque sabía que Verena se había pasado. En un impulso, acaricié su rostro y su mano suave, haciéndola sonreír un poco.
Heitor: No podía dejarte golpearla, sería una pérdida de tiempo.
Luna: Lo sé, Heitor. Perdóname, tengo mucha paciencia, pero no soy de hierro.
Heitor: No te disculpes, hermosa, solo te defendiste.
Una vez más, acaricio su rostro bajo la mirada de Magnólia, que no es nada tonta y es muy chismosa.
Magnólia: Ah, la juventud y la magia del encantamiento...
Heitor: ¿Qué dijiste, Magnólia?
Magnólia: No dije nada, Heitor... Luna, mi querida, come antes de que la comida se enfríe.
Luna: Voy a hacerlo, tía Mag, el olor es maravilloso.
Heitor: No soy muy fanático de las pastas, pero las comeré.
Digo eso y comienzo a comer, y aunque no me gustan mucho las pastas, disfruto de la lasaña de Adelaide. Mientras como, miro lo hermosa que Luna es incluso cuando come, y lo que siento en este momento cuando...
Luna: Tía Mag, necesito comprar un nuevo chip, ¿dónde puedo comprarlo aquí?
Magnólia: En el centro, mi querida, pero ¿por qué quieres cambiar de número?
Luna: Porque quiero desprenderme del campo y tener solo los contactos de mis padres.
Heitor: ¿Estás huyendo de alguien?
Pregunto eso y noto que se pone nerviosa, llegando a temblar las manos. Ella se pone el tenedor en la boca sin responder nada cuando Magnólia pregunta.
Magnólia: Puedes hablar, Luna, no tienes que tener miedo de Heitor, ¿algo pasó?
Luna: Estoy huyendo de mi exnovio, no es una persona muy agradable y... lo siento, pero no quiero hablar de eso, discúlpenme.
Magnólia: Está bien, hija, no necesitas hablar. ¿Ya llamaste a tus padres para avisar que llegaste bien?
Luna: Todavía no, tía, estoy esperando a que mi celular cargue para llamarlos, además, deben de estar preocupados.
Magnólia: Termina de comer y usa el teléfono de la casa, mañana buscaré la forma de comprar un nuevo chip para ti.
Luna: Gracias, tía Mag, pero necesito que me expliques cómo funciona todo aquí.
Magnólia: Aquí no hay mucho que hacer, hija, como solo viven Heitor y nosotras, siempre está limpio, pero los cuartos se limpian todos los días, al igual que aquí abajo. Las cortinas se cambian dos veces por semana, las sábanas cada dos días, y ayudas a Adelaide en la cocina.
Heitor: Muy diferente a lo que hacías en la granja, ¿no?
Luna: Sí, en la granja ayudaba a mi madre con el cultivo y la limpieza de la casa, ayudaba a mi padre con los animales y las compras.
Heitor: No parece que hacías todo eso con estas manos tan delicadas.
Digo esto, haciéndola ruborizar una vez más, y sonrío porque se pone aún más linda cuando se avergüenza. La cena transcurre normalmente y tan pronto como terminamos, Magnólia habla.
Magnólia: Luna, llama a tus padres y ve a descansar un poco, lo necesitas.
Luna: Lo haré, tía Mag, pero primero te ayudaré con los platos.
Magnólia: De ninguna manera, Luna, ve a descansar, Adelaide y yo nos encargaremos de esto rápidamente.
Luna: Está bien entonces, gracias por permitirme sentarme a la mesa, buenas noches.
Heitor: Buenas noches, hermosa. Descansa bien.
Digo esto y le sonrío, haciéndola sonreír también, y luego la veo salir de la mesa y dirigirse a otra habitación, donde llama a sus padres. Después de hablar con ellos, sonríe una vez más y sube a su habitación. Yo me quedo en la mesa, al igual que Magnólia, quien me dice.
Magnólia: No tengo idea de lo que pasó, pero según Leila, su madre, parece que el exnovio de Luna no es una buena persona, por eso decidió enviar a Luna aquí.
*Heitor* - ¿No tienes idea de lo que pudo haber pasado?
*Magnólia* - No\, Heitor\, pero conozco a Luna desde que nació\, ya que yo y su madre crecimos juntas y siempre hemos sido mejores amigas. Por eso la conozco muy bien\, parece triste\, decepcionada o algo así.
*Heitor* - Ah\, entiendo\, es hermosa\, ¿verdad? Tiene unos 18 años\, ¿no?
*Magnólia* - Sí\, señor\, tiene exactamente 18 años. Ahora permíteme ayudar a Adelaide en la cocina. Con permiso\, mi querido.
*Heitor* - Claro\, creo que iré a la habitación. No saldré de allí hoy. Buenas noches.
* Magnólia sonríe y luego se levanta de la mesa y subo también a mi habitación. Sé que esta noche será complicada porque Luna no sale de mi mente. Voy al armario y me pongo solo unos pantalones de chándal y sin camisa. Me acuesto.
* ¿Por qué esta chica está afectándome tanto? Saber que huyó de su ciudad debido a su novio me irrita. ¿Qué está pasando\, Dios mío?
Continúa...
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Autora Lúcia Helena
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