ABRIL
Nací en una familia humilde llena de muchas carencias, pero siempre unidos y dándonos amor. Desde muy pequeña me tocó trabajar, yo no era la típica chica popular de la escuela que estaba a la moda todo el año, por el contrario, la mayor parte del día estaba sucia con pantalones viejos y camisas anchas en el campo, atendiendo animales o sembrando plantas y tal vez por eso para todos yo era menos, pero no me importaba yo sabía lo que quería para mi vida y no me iba a dejar intimidar por nada ni por nadie, era muy solitaria casi no hablaba con muchas personas, solo tenía una vieja amiga que me recibía cada verano en su pequeña y triste casa a las afueras de la ciudad (mi abuela), una persona que me enseñó el sentido de mi existencia y abbie quien era mi única y mejor amiga de la infancia que tal vez el destino puso en mi camino para no dejarme caer.
Tenía muchos problemas económicos y materiales en casa, mis padres eran personas que se querían muchísimo y solo éramos mi hermano menor y yo, pero la falta de dinero nos tenía estancados, casi no teníamos para comer, por lo que mi papá empezó a trabajar en una hacienda y siempre me llevaba con él, pero con los dueños de ese lugar nos tocó enfrentar muchos momentos incómodos, la diferencia de clases sociales nos limitaba a hacer cosas y a aguantar todo tipo de humillaciones, pero hay algo que me daba vida en aquel lugar y ese era “Fuego” un caballo que ocupaba gran parte de mi tiempo, a diario lo bañaba, cuidaba y estaba muy pendiente de él.
En la escuela sufría de bullying, todo el tiempo me agredían verbalmente pero no me dejaba y por esta situación me suspendieron un par de veces, traté de explicarles a mis padres lo que sucedía pero me castigaban prohibiendome hacer ciertas cosas, entre ellas ir al trabajo de mi padre, me tocaba conformarme con hacer los quehaceres domésticos, un día mi padre enfermó, debido a un accidente que años atrás había sufrido y no podía ir a trabajar, por lo que me ofrecí, mi madre se negó rotundamente, pero yo no iba a permitir que mi familia decayera, así que tomé las riendas de mi hogar y ellos terminaron por aceptar, ya que necesitábamos muchas cosas.
Al llegar a la hacienda todo fue justo cómo lo imaginé, me trataron de la peor manera, cuál bolsa con deshechos al contenedor, contando con que no me querían recibir por ser menor de edad, pero por un momento tuvieron sentimientos y me aceptaron, pero eso no cambia los maltratos, pero por ser empleada y por la necesidad lo aguantaba todo, pasaban las horas, los días y las semanas y mi padre seguía en cama, hablé directamente con el señor Dimitri que es el dueño de la hacienda y por ende mi jefe sobre el estado de salud en el que se encontraba su empleado por lo que decidió aceptar el adelanto que le pedí, fue muy complicado para mí, no suelo hacer este tipo de cosas, pero la situación me obligó, ya que justo fue antes de cumplir el mes de estar laborando. Eran exactamente las seis de la tarde cuando termine mis horas laborales, me dirigí al establo a saludar un momento a “fuego”, sentí una sensación extraña en el lugar, una presencia aparte de la mía, como si alguien estuviera espiándome o vigilandome, realmente fue poca la importancia que le di, fui a las habitaciones dónde todos los trabajadores nos cambiamos de ropa, la verdad es que en ese lugar no me hicieron ningún tipo de excepción por ser mujer, ya que las habitaciones de las empleadas domésticas están separadas de la de los peones, manteniendo el orden y la diferencia entre hombres y mujeres, pero a mí me trataron como un hombre más, pero bueno, la habitación estaba completamente sola y seguí sintiendo que alguien me miraba, me vestí rápidamente y salí de ese lugar. Justo cuando caminaba por las afueras de la hacienda un auto delante de mí se detiene, asustada me detengo, cuando esté baja la ventana de ese coche y me dice
Dimitri: Abril”! Si gustas puedo llevarte hasta tu casa!
A lo que respondí:
Abril: Muchas gracias puedo llegar sola, tal vez en otra ocasión
¡Era el señor Dimitri quién me insistía tanto en llevarme a casa!
pero fué tanta su insistencia que no pude negarme más y terminé aceptando, pero le pedí que me llevara a una farmacia primero, necesitaba comprar las medicinas con el adelanto que le había pedido.
Durante el recorrido, este se comportó de una manera muy extraña y hasta me dijo que yo no era un peón más y acarició mi mejilla delicadamente y me dijo que yo era muy bonita.
Si algo me caracteriza es que siempre he sabido en qué lugar debo mantenerme y muy respetuosamente le dije:
Abril: Muchas gracias señor Dimitri, pero le pido el favor que a mí no me haga cumplidos tráteme igual a los demás trabajadores que a mí las exigencias no me dan miedo y si desde el principio me trataron como un peón más, para mí está bien que lo siga haciendo.
No me dijo una palabra más y me dejó, compré las medicinas y me dirigí a casa. al llegar le di las medicinas a mi madre y me informó que ya debía regresar a la escuela por lo tanto solo podía ir a trabajar en las tardes, hablé con el señor Dimitri y su esposa quienes me exigían trabajar de tiempo completo, pero finalmente los pude convencer de que no podía dejar la escuela, ya que este era mi último año.
Al día siguiente, fue lo mismo de lo mismo, mis compañeros en la misma tónica agrediendome con sus palabras sólo por ser una chica que le gusta el campo y los animales, pero es lo de menos, ya he aprendido a lidiar con esto y más y lo que ellos me digan me importa cero.
Justo estábamos en cafetería íbamos a merendar y mi amiga abbie se sentaba siempre conmigo, cuando de la nada sentimos helicópteros sobrevolando cerca, siempre pasan, pero no varios a la vez, pero todos le dieron poca importancia, a mí realmente si se me hizo raro, pero omití el tema, ya que tal vez estaban en busca de algo extraviado por los alrededores.
Ya era hora de irme a la hacienda a trabajar, me despedí de mi mejor amiga y partí a realizar mis labores. Cuando llegué ya todos estaban haciendo sus tareas del día, así que me dirigí a las habitaciones a cambiarme de ropa y cuando me encontraba haciéndolo volví a sentir que alguien me espiaba, pensé que era alguno de los trabajadores así que inmediatamente fui a dónde se encontraban y los enfrenté y les dije enojada:
Abril: si yo me llego a dar cuenta que uno de ustedes es el que me espía mientras me visto le va a ir muy mal, así que conmigo no se metan o me voy a tener que comportar de la manera más salvaje por defenderme y no quiero que me vuelvan a fisgonear.
Todos alegaron y según no era ninguno de ellos, lo dejé así, pero sabía que lo tenía muy cerca.
Estaba haciendo una tarde bastante cálida, el agua de mi termo se había agotado y yo tenía un poco de sed, entonces detuve un poco el trabajo, me dirigí a la mansión y entré a la cocina y allí estaba Alhí una empleada doméstica con la que siempre charlaba y le dije:
Abril: Tal vez parezca extraño pero van dos veces que siento que alguien me espía No sé si serán cosas de mi imaginación, pero ya enfrenté a los trabajadores, para que sepan a qué atenerse conmigo
Alhí: Abril, tú eres una joven muy bonita, tú no tienes porque estar acá y trabajando en las condiciones que lo haces, menos, yo te aconsejo que te alejes de aquí lo más pronto posible, no permitas que te hagan daño.
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