Pasó alrededor de media hora cuando el sonido de un auto me puso en alerta, venía en esta dirección, el sonido cesó y supe que había llegado a este lugar, así que me dirigí hasta donde provenía, allí vi un hombre de unos 40 años más o menos y sin apagar el auto se bajó apresurado y entró a aquel sitio, después de unos breves minutos salió con el heredero York, prácticamente lo sacó arrastrándolo, con mucha dificultad logró subirlo al auto y se fueron.
Es evidente lo que está sucediendo, bueno, me voy a apresurar a encontrarme con mi papá, la misión de hoy finalizó y ya tengo suficiente material para la investigación, tengo que darle toda la información, comenté en voz alta.
Me bajé de aquel tejado y me dispuse a alejarme de ese sitio, de solo pensar en lo que vi me dan escalofríos, la reacción que ocasionó en mí, cuando ella comenzó a hablar, fue muy extraño.
El viento soplaba con fuerza esa noche, y las nubes se arremolinaban con una pesadez que anunciaba tormenta. La calle parecía alargarse más de lo habitual, y por un instante me pareció que el tiempo se movía lento, como si la noche misma se negara a dejarme ir tan fácilmente. Sin embargo, el impulso de entregar el informe a mi padre era más fuerte, además de querer llegar a casa y descansar.
Cuando ya llevaba un buen tramo transitado, me adentré en un callejón un tanto oscuro.
--Deberían existir autos para gatos... Voy muy cansadaaaaaaa, voy a quejarme en recursos humanos, soy una empleada con un contrato, tienen que velar por mi seguridad y mi comodidad, ¿cómo es posible que mi propio padre sea mi jefe y aún así me toque caminar? Estoooooy cansaaaaaadaaaaaa, solo espero que esto valga la pena —no paraba de lanzar palabras al aire.
Iba tan concentrada quejándome, sumando que ya era pasada la medianoche y que es un callejón poco transitado, yo estaba segura de que nadie me escucharía hablar y menos en la condición en la que me encontraba, ¿cómo iba a explicar lo que estaba haciendo?
tú, tú, túuu, estás hablando, ¿tú puedes hablar? un hombre me vio.
(MIERDA) Miauu Miauu —intenté maullar.
No, no, yo sé lo que escuché, es más, yo te vi, no me vas a hacer pensar que estoy loco —ese hombre seguía insistiendo.
Miau... Miauu —debía mantener mi papel.
Ya te dije que no me vas a hacer pensar que me estoy volviendo loco, ven acá, tú irás conmigo, hasta que no hables como hace un momento no te dejaré ir —me tomó por la panza y me levantó.
_(Maldita sea, ¿ahora qué hago?, no puedo hablar, tengo que pensar, piensa Mila, piensaaaa.)
Entonces comencé a ronronear para causar algo en aquel hombre, que la verdad, por los nervios, no me había percatado lo guapote que está, y huele... mmmmm, delicioso.
--Concéntrate, tonta, te van a descubrir —abrí mis ojos como bolas— soy una tonta, pensé en voz alta.
--Ajá... Jajajajaja, lo sabía, no estoy loco —celebró como si de eso dependiera su estabilidad, aunque creo que sí parece estar pasando un mal momento.
--Bueno, ya obtuviste lo que querías, ahora suéltame, me tengo que ir —le dije.
--No, no, tú me vas a contar cómo es que puedes hacer eso —su curiosidad incrementó.
--Eso no va a ser posible, ya me tengo que ir, tengo obligaciones, con permisito —le dije.
Ya había logrado avanzar unos cuantos pasos cuando sentí que me tomaron por el lomo y me levantaron nuevamente.
--Ya te dije que no, hoy he tenido un día de mierda, así que tú vas conmigo, tengo mucho tiempo para escucharte —ay Dios, di con un loco.
--¿No tienes amigos?... De verdad, suéltame, yo sí tengo una vida--
--Pues sí, no tengo amigos, creía tenerlos, pero todos me traicionaron, hasta la mujer que decía amarme —aunque me pareció triste lo que dijo, era yo o él en estos momentos.
--Pobre de ti, pero que eso que te pasó te sirva de experiencia, para la próxima elige mejor. Ahora sí, adiós —intenté huir de nuevo.
--Espera un momento, ¿cómo te llamas? Al menos dime tu nombre —pidió este hombre.
--Mmmmm, si te lo digo, ¿me dejas ir? —él asintió.
--Sí, te lo prometo —dudé por un momento, pero terminé accediendo, no sentí que fuese una amenaza.
--Está bien, normalmente no confío en desconocidos, pero haré una excepción, me llamo Mila, ahora sí, adiós, fue un placer —él me soltó y comencé a avanzar, pero él volvió a hablar.
--Yo soy Frederic Villamil, mucho gusto. Perdón si mi comentario te molesta, pero tengo que decírtelo: tienes unos ojos muy lindos, espero poder encontrarte en otra ocasión —me mostró una pequeña sonrisa.
--Pues yo espero que no — era lo mejor.
Y sin dejarlo siquiera responder me alejé lo más rápido que pude, cuando comenzó a llover.
--Aaaaaaaa... si no hubiera aparecido ya habría llegado a casa y no me estaría mojando. Donde sea que estés Frederic Villamil, ojalá también te estés mojando y de paso te enfermes —dije tratando de correr lo más rápido que mis cortas patitas me lo permitían.
La lluvia no tardó en empaparme por completo. Mis bigotes goteaban y mis patas se hundían en los charcos. Me sentía como una caricatura mal dibujada: mojada, frustrada y con la dignidad por los suelos. Y para colmo, con el recuerdo de ese encuentro incómodo dando vueltas en mi cabeza.
Por fin llegué y, como siempre, me tocó entrar por la ventana. Hacer esto todas las noches ya me está empezando a aburrir, ya quiero averiguar cómo puedo revertir este maleficio, quiero ser normal, quiero mi vida de vuelta.
Una vez dentro, me sacudí con fuerza, empapando el suelo del cuarto, no puedo estar así toda mi vida. Aparte del desgaste físico, el mental también ha influido demasiado. Mi personalidad es volátil, aunque soy muy alegre, todo esto ha pausado tanto mi vida, que a veces siento que no la estoy viviendo como quiero y me cohíbo de ciertas cosas, quizás por miedo al qué dirán sobre mí si se enteran de mi condición. Y no los juzgaría, yo saldría corriendo asustada, ya que no es algo natural.
Cada día es una lucha entre mantener la misión y no perderme en el personaje. Cada palabra que digo fuera de lugar, cada sonido humano que se me escapa entre maullidos, es un riesgo. Pero también una pequeña fuga de mi verdadero yo, que grita por salir, por volver a tener una voz y una forma humana que no sea esta prisión peluda todas las noches, añorando que llegue la mañana para poder volver a ser yo.
A veces me pregunto si todo esto acabará algún día, ¿Y si me quedo atrapada en este cuerpo para siempre?
Sacudí mi cabeza para despejar esos pensamientos que me estaban gobernando, ¿realmente soy capaz de soportarlo?, tal vez con menos locos como el tal Frederic Villamil.
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Comments
Zulema Balverdi
Pobre, es como cenicienta, que a las doce de la noche se transforma en pobre y ella a partir dé las diez de la noche se transforma en gata, qué ironía, pero al menos de gata puede ser espía y nadie dudará de ella
2025-05-07
4
Linilda Tibisay Aguilera Romero
jajajajaja me encanta la novela
2025-03-22
3
Lili
Confieso que no leo obras de fantasía, lobos, vampiros y otras hierbas. Pero decidí hacerlo porque sería la única de tu lista que no leería. Y como ya soy tu fan número uno, tengo que leerla SI O SI. ASÍ QUE ESTOY...
2025-02-28
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