Primer encuentro

Hace diez años me case con el archiduque Leandro Greco, teníamos tan solo 18 años de edad, nos conocimos en una fiesta que organizo el emperador Carlos Bennett, tras haber ganado la guerra, el regresaba de la batalla del imperio y yo esperaba a mi padre junto a madre, lastimosamente padre murió en la guerra, el emperador ordeno hacer una gran despedida para todos los soldados caídos entre ellos mi padre.

El tiempo avanzo ,como única hija me hice cargo de todos los negocios de mi padre junto a mi madre Catalina Rocusso, fue una experiencia traumática para las dos, con el paso del tiempo poco a poco nos acostumbramos a nuestra vida en solitario, me encontré varias veces con el archiduque greco, desde que lo vi quede encantada con él, era todo un joven prometedor el segundo hijo de los greco, el siempre acompañaba a su padre a todos los negocios o reuniones, con el pasar de los días decidimos conocernos mucho más es ahí cuando nos declaramos nuestro amor, mi madre estaba realmente feliz por mí. El haber encontrado el amor fue lo mejor que podía pasarme, la boda se llevó a cabo fue una boda inolvidable, mi esposo Leandro greco se mudó a mi mansión a vivir junto con nosotras no hubo problema que mi madre se quedara a nuestro lado, mi esposo comenzó hacerse cargo de todos mis bienes del archiducado, dos años más tarde mi madre encontró nuevamente el amor a lado del viudo Victorino de la fuente, un hombre muy respetado y caballeroso que toda mujer deseaba estar con él, sin embargo mi madre fue la que robo su corazón.

Mi madre tenía solo 35 años era demasiado joven como para quedarse sola y el duque tenía 38 años más que suficiente para mi adorada madre, ella se casó por segunda vez, el viudo Victorino jamás tuvo hijos su difunta esposa perdió la vida a causa de una terrible enfermedad que la consumía día a día hasta apagar su vida, mi madre quedo embarazada después de un año de feliz matrimonio, eso me hizo feliz ella se fue a vivir a la mansión de su actual esposo.

han pasado 5 años después de todos los acontecimientos, en todo el tiempo de casados mi esposo fue cambiando poco a poco, después de que mi madre hiciera su vida, el dejo de llenarme de amor como la primera vez que nos conocimos; me hacia el amor solo una vez al mes por obligación, decía que le provocaba asco, y para colmo era una mujer estéril, el médico de la familia me dijo que jamás podría engendrar un hijo, ese fue el golpe final, poco a poco fui cayendo en depresión.

los meses avanzaban los asuntos del archiducado estaba en su mayor apogeo , los incrementos de riquezas eran las mejores, en el pueblo se corrió el chisme de que mi esposo tenía una hermosa amante y que se casó conmigo solo por mi riqueza, los sirvientes hablaban a mis espaldas de todo lo que se decía y lo más ruin era que la amante de mi esposo vivía en el mismo techo que yo y la trataban como si ella fuera la ama y señora de esta casa, no podía creer todo lo que estaba pasando por que tenía que pasarme todo a mí, para callar los chismes decidí averiguar la verdad en la cena enfrentaría a mi esposo.

- Querido hay rumores que tienes una amante viviendo en mi propio techo es eso cierto.

- Pero que cosas dices querida eso no es verdad crees que te engañaría con una simple criada.

- Eso espero querido recuerda que hasta mi muerte podrás tener toda mi riqueza y por tu bien espero solo sean rumores.

La cena siguió en silencio nadie volvió a decir una palabra, ambos dormíamos en habitaciones separadas el así lo decidió, algo que hirió mi orgullo.

Cuando estaba por retirarme a mi habitación una mano sujeto la mía y era la de mi esposo, me cargo estilo princesa mientras llevaba una botella de vino, fue algo que avivo mi corazón, volvió a latir como cuando nos conocimos, esa misma noche el me hizo el amor con tanta pasión me sentí amada y deseada una vez más, sus besos y caricias despertaron a la mujer que dormía por dentro como si un volcán volviera a la vida me acabe media botella de vino yo sola, y le dije cuanto lo amaba, el jamás respondió a mi amor pero si a mis caricias, pasadas las horas, nos quedamos dormidos de tanta acción, era de madrugada y entre mis sueños escuche la puerta abrirse y volver a cerrarse, toque mi cama y mi esposo ya no estaba así que decidí levantarme para ver que sucedía, seguí los pasos de mi esposo con dirección al lado oeste de la mansión, había una pequeña casa construida algo que no me había percatado hasta ahora todo estaba a oscuras, y nadie cuidaba del lugar algo muy extraño para mí, sentí un mal presentimiento en ese momento y un mareo hizo tambalearme aun así no me detuve, mi esposo ingreso a la casa y yo seguí sus pasos con dirección al cuarto superior, la puerta se cerró por fuera y con paso lento decidí abrirla, en una cama elegante una hermosa y sexi mujer se encontraba desnuda esperando con ansias ser devorada y el hombre a su lado era nada más que mi esposo, las palabras no salían mi garganta se quedó sin aliento, solo escuchaba los jadeos de aquella habitación.

Casandra cuanto te deseo, no sabes el asco que me da estar con mi mujer, solo tu eres la mujer a la que amo y con quien deseo pasar toda mi vida, pero no te preocupes amor que de hoy no pasa la tonta de mi mujer, le di veneno en el vino que se tomo es cuestión de horas para que amanezca muerta en nuestra habitación.

Eso espero greco, sabes bien que no me gusta ser la amante de nadie, y menos que me vean muy inferior.

La puerta de la habitación fue abierta por Camila quedando al descubierto toda la información.

Eres un canalla y miserable greco, ahora sé que solo te casaste conmigo por mis riquezas y envenenarme es el colmo, disfruta de esta noche con tu zorra porque a pesar de mi muerte jamás podrás ser feliz, y el amor de tu zorra se acabara cuando se entere de la verdad.

- A que te refieres Camila de que verdad hablas.

- Mañana lo sabrás querido y no creo que te vaya a gustar.

- Siento mi muerte muy cerca greco y lo único que lamento es haberte dado todo el amor que no merecías, lagrimas caían del bello rostro de Camila.

Una hermosa mujer se desplomo en el frio piso quedando sin vida, no hubo dolor ni sufrimiento, simplemente su corazón dejo de latir.

Leandro Greco Y Casandra estaban feliz por fin se deshicieron del estorbo de Camila.

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