Cuando el gran día del nacimiento de mi pequeño hijo Alonso llegó ¡fue horrible!, ese día me levanté como a las 5 de la mañana porque ya no aguantaba el hambre que tenía, las que han tenido hijos me encontrarán la razón de que cuando una está embarazada da mucha más hambre que lo normal, o por lo menos eso me pasaba a mi, cómo les decía, ese día me levanté con unas ganas enormes de comer tostadas con palta, pero adivinen que, quedaban solo 2 paltas en mi casa y cuando las abrí, una estaba negra y la otra tenía la mitad negro, pero como a esa hora no iba a conseguir más paltas y el hambre que traía ya no lo podía aguantar decidí prepararlas igual, y no sé si me hicieron mal las platas o solo había llegado el momento, pero me comencé a sentir mal, comencé a sentir un dolor en la espalda súper intenso y luego el dolor se pasó hacia mi guatita, cuando ví la hora eran como las 6 de la mañana así que desperté a mi hermana y le dije que tenía que ir al doctor porque parece que me había intoxicado con palta, mi hermana estaba de buenas, así que se paró y me acompaño a la clínica, y la sorpresa que me lleve fue que el dolor que sentía no era por intoxicación, sino que eran contracciones, ¡mi bebé ya quería nacer!, así que mientras me dejaron hospitalizada en una sala monitoreando los latidos del bebé con una máquina mi hermana llamo a Jerson para qué me acompañará, y al cabo como de 2 horas llegó, cuando lo ví me puse contenta, pero después prefería estar sola que tener que estar aguantando sus malas caras, les cuento por qué, resulta que cuando Jerson llegó a la clínica, yo ya llevaba un buen rato hospitalizada y el doctor me dijo que no podía seguir esperando a que me dilatara porque con las contrataciones que yo tenía ya debía de estar dilatada y que si eso aún no sucedía era porque algo no estaba bien con el bebé y si seguía esperando podría ser fatal, así que yo no lo pensé dos veces, y acepte que el doctor me hiciera cesárea, aunque la cara de Jerson era de 3 metros, hasta el final quería que lo tuviera por parto normal, decía que las verdaderas mamás deberían tener a los bebés con dolor porque así los querían más, yo no sabía que estupidez se le había metido a la cabeza a ese hombre, pero en ese momento decidí no ponerle atención y solo me enfoque en que por fin conocería la carita de mi bebé.
Alonso llegó a este mundo a las 2 de tarde de un verano, y cuando lo ví me puse a llorar, por una parte fue por la emoción que sentía al verlo por primera vez, pero también lloré porque cuando lo ví estaba completamente morado, así literal, era un bebé morado, el doctor me dijo que tenía el cordón umbilical alrededor del cuello y que por eso no se había podido encajar y por eso había nacido de ese color, sin mentirles, cuando me dijo eso me asusté, pero después el doctor dijo que todo estaba bien así que deje de preocuparme y comencé por fin a disfrutar del momento, y creo que la explicación del doctor sirvió también para que Jerson dejara de tener pensamientos estúpidos acerca de la cesárea.
Nuestro Alonso crecía súper bien, estaba sanito y gordito, gracias a Dios yo tenía buena leche y lo alimentaba bastante, pero al pasar los meses Jerson comenzó a estar medio raro, ¿les dije que nosotros no vivíamos juntos?, pues no, nunca lo hicimos, él vivía en su casa con su familia y yo vivía en mi casa con la mía, Jerson venía a mi casa todas las tardes después de su nuevo trabajo, porque si, cuando yo quedé suspendida del trabajo por descanso de embarazo el decidió renunciar al trabajo y se buscó otro, eso quería decir que ya no íbamos a trabajar en el mismo lugar, yo me sentí contenta por el, porque el iba a tener un mejor sueldo y eso le serviría a nuestro bebé para sus gastos, pero cuando comenzó a faltar a las visitas en las tardes comencé a preocuparme, paso de ir a vernos todos los días a ir 2 veces, y lo más raro era que cuando lo llamaba el nunca contestaba, así que algo dentro de mi me decía que algo no estaba bien.
Un día Jerson llegó a visitarnos, le había llevado los pañales del mes a nuestro bebé y me pidió mi teléfono para poder conectarse a redes sociales porque su teléfono se había echado a perder, que por eso no me había podido contestar cuando yo lo llamaba, así que se lo pase un rato mientras estaba en la casa, pero cuando se paró al baño dejo mi telefono sobre la mesa y no me pude aguantar la curiosidad y me puse a espiar su chat, ¡y adivinen lo que encontré!
¡Exacto!, el muy perro estaba hablando con una tipa, por lo que alcance a leer hablaban de las salidas que habían tenido, de la película que planeaban ir a ver al cine y la tipa hasta le preguntaba con cuántas mujeres había tenido sexo, pero saben lo que más me dolió, fue que el se refería a ella como "mi mermelada de frutilla" esa cuestión me emputecio, por qué a mí nunca me decía cosas así, siempre me llamaba por mi nombre y ahora por fin podía entender por qué había dejado de ir a visitarnos y el por qué nunca me contesta el teléfono. Cuando el perro salió del baño y vio que yo tenía el celular en la mano corrió a quitármelo y cuando vio que leí su conversación con la tipa esa comenzó a pedirme perdón en el acto, me juraba que solo habían salido y que nunca había pasado nada con ella, que ni un beso se habían dado, recuerdo que me puse a llorar y todo, de verdad me dolía, porqué yo había tenido hace solo unos meses a nuestro hijo y el muy perro ya andaba moviendo la cola por otra. Para resumir la historia, lo perdoné, porqué me juro y juro que jamás había pasado nada con ella, pero la duda siempre quedo en mí, y me puse celopata, lo llamaba a cada rato, si no me contestaba le gritaba que ya estaba con otra, cuando me decía que tenía que salir con un amigo yo inventaba algo para que no fuera y se quedará conmigo, ya se! se que estuvo mal, que fui súper arrastrada y toda la cosa, pero les juro que en ese momento no lo veía de ese modo, me estaba enfermando emocionalmente sin darme cuenta.
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