Confianza

A la mañana siguiente despierto más temprano de lo habitual, me preparo para el trabajo y le hablo a mi madre desde el cuarto.

—Necesito pedirte un favor, mamá — le digo, pero no obtengo respuesta.

¿Dónde se pudo haber metido? Salgo del cuarto y veo a Erick en la sala, pero hago de cuenta de que no está y sigo en busca de mi madre.

—Jas, ven aquí— señala el asiento.

—¿Qué haces aquí?

—Quiero hablar contigo.

—No tengo tiempo, llegaré tarde al trabajo—busco una manzana en la nevera y la lavo, cuando volteo encuentro a Erick frente a mí—. ¿Pensabas matarme de un susto? — llevo la mano a mi pecho.

—Siento mucho lo que dije ayer. No debí decir eso, me dejé llevar por el enojo.

—Lo dijiste muy claro y ya lo entendí, no tienes que arreglarlo ahora.

—Yo no quiero que te alejes de mí, y siento que ahora que conseguiste este trabajo, no podré verte como antes. Tú y tu madre son las únicas personas que tengo y conozco aquí.

—Ambos somos adultos y conoces la falta que me hacía este trabajo. Tú estás bien económicamente, tienes un buen empleo donde te sientes cómodo y te tratan bien. Yo también necesito el trabajo. No tengo la misma suerte que tienes tú de recibir ofertas de trabajo a cada rato. Eres bueno y perfecto en todo, pero yo no. Ahora que tuve esta oportunidad, no voy a desaprovecharla.

—Yo puedo ayudarte, no necesitas ese trabajo.

—¿Qué estás diciendo, Erick?

—Yo puedo ayudarlas, pero no necesitas ese estúpido empleo, Jas.

—Creí que estarías feliz por mí y por lograr ese sueño de conseguir un empleo, pero veo que no. ¿Qué es lo que sucede contigo, Erick? Tú no eras así.

—¿Qué les sucede chicos? — mi madre entra a la cocina y Erick se aleja.

—Nada, mamá. ¿Puedes llevarme al trabajo hoy?

—¿Están peleando ustedes dos?

—Erick tiene algo que hacer. Llévame tú, no quiero llegar tarde. Buen día, Erick — salgo al frente de la casa para esperar por ella.

Su actitud me duele mucho. Siempre hemos sido muy unidos y ahora todo ha cambiado en tan poco tiempo. Se ha vuelto tan difícil hablar con él. ¿Qué es lo que pasa por su cabeza? Hace tres días estaba feliz por haber conseguido este empleo, pero ahora es todo lo contrario. ¿No se supone que un amigo este feliz de ver a su amiga progresar en la vida?

Llego al trabajo y como no veo al Sr. William en la oficina, procedo a ir a preparar su café para que cuando llegue ya esté listo.

—El Sr. Keller quiere hablar con usted. Pase por su oficina — me informa una mujer, aunque nunca la había visto.

No sé si deba presentarme a su oficina, el Sr. William ya me había advertido sobre él. Recuerdo el comportamiento del otro día hacia mí, no creo que sea conveniente ir sola, mejor espero a que mi jefe llegue.

—Tengo algo que hacer, pero tan pronto termine pasaré por su oficina.

—Está bien, ya le aviso — mirándome de reojo sigue su camino.

Al cabo de varias minutos a solas en la oficina, llega el Sr. William.

—Quería pedirle disculpas por la actitud de mi amigo ayer.

—No se preocupe, yo entiendo mucho su actitud.

—¿Qué quiere decir?

—Nada importante. Hoy estaremos realizando parte del proyecto que hablamos ayer.

—Antes de comenzar quería preguntarle algo. ¿Cree que sea conveniente ir a ver a su papá?

—¿Mi papá? ¿Para qué?

—Es que me dijo una empleada que él quería verme en su oficina, pero no quise aceptar hasta que usted viniera. No sé si sería conveniente ir a su oficina luego de lo que ocurrió ayer.

—Muy inteligente de su parte. Iremos juntos, ¿le parece?

—¿No le molestará eso a su padre?

—Realmente no me importa. Lo que tenga que decirle a mi asistente, tengo todo el derecho de escucharlo.

—Solo no quiero provocar otro problema.

—Le agradezco que haya confiado en mí. Yo la protegeré. No dejaré que nadie la moleste, así sea mi padre.

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