El aire estaba cargado de electricidad mientras Alex siguió las pistas que habían dejado los oscuros acontecimientos de la noche anterior. Cada paso lo llevaba más profundo en el laberinto de calles oscuras y callejones olvidados. Las sombras parecían cobrar vida propia, susurrando secretos inquietantes que solo él podía escuchar.
Las marcas dejadas por la magia oscura eran sutiles pero inconfundibles. Alex examinó las paredes y los rincones, sintiendo el cosquilleo en su piel mientras la energía oscura parecía envolverlo. Las runas inscritas en el suelo se retorcían como serpientes, listas para morder a cualquiera que se acercara demasiado.
—"¿Has encontrado algo?", preguntó Lia, observando con ojos penetrantes mientras rodeaba a Alex.
—"Runas de sangre", respondió él en un susurro tenso. "Alguien estaba canalizando magia oscura aquí, y no era para nada bueno."
La brisa nocturna trajo consigo el murmullo de voces distantes y un olor a incienso quemado. Mientras Lia inspeccionaba las runas, Alex notó una serie de símbolos tallados en un muro cercano. Cada símbolo parecía tener un significado, pero su propósito permanecía en la penumbra.
—"Estas runas no son solo para magia", dijo Aria, apareciendo de la oscuridad. "Son una advertencia, una invitación y un juramento."
—"¿Un juramento?", cuestionó Alex, intrigado por las palabras de Aria.
—"Los símbolos aquí evocan una promesa que solo puede ser cumplida con sangre", explicó Aria. "Alguien ha estado jugando con magia que no debería ser tocada."
La tensión en el aire se volvió palpable mientras el trío se sumergía en un misterio más profundo de lo que jamás habían imaginado. Cada pista los llevaba más cerca de la verdad, pero también más cerca de la oscuridad que estaba acechando en las sombras.
Días se convirtieron en noches mientras Alex, Lia y Aria exploraban las pistas y los secretos ocultos en la magia oscura. Cada nuevo hallazgo los acercaba un paso más a la mente maestra detrás de los asesinatos y la conspiración que amenazaba con romper el delicado equilibrio entre humanos y seres sobrenaturales.
El camino hacia la verdad estaba lleno de peligros y revelaciones, y ninguno de ellos podría haber anticipado el torbellino de eventos que desencadenarían al seguir las pistas en la sombra.
La luna llena colgaba en el cielo como un faro de plata, iluminando los oscuros callejones y revelando un rastro de pistas que Alex había estado siguiendo. Cada paso lo llevaba más cerca de la verdad, pero también más cerca del corazón del misterio. Fue entonces cuando una sombra se materializó delante de él, deteniendo su avance.
Alex se tensó al instante, su mano aferrando la empuñadura de su arma mientras evaluaba a la figura frente a él. Una mujer de cabello oscuro y ojos brillantes lo observaba con una mezcla de curiosidad y precaución. Su presencia era magnética, y estaba claro que ella no era una simple espectadora en este juego mortal.
—"¿Quién eres?", preguntó Alex, su voz cargada de cautela.
—"Aria", respondió la mujer con un toque de ironía en su voz. "Y por lo que parece, compartimos un interés común en este asunto".
Alex arqueó una ceja, observando a Aria con sospecha. No estaba acostumbrado a trabajar en equipo, especialmente con desconocidos que aparecían de la nada. Pero algo en la mirada de Aria le decía que había más en juego de lo que podía ver.
—"¿Qué sabes sobre esto?", preguntó Alex, su tono desafiante.
—"Suficiente para saber que necesitamos unir fuerzas", respondió Aria, sin pestañear. "No soy la enemiga aquí."
Una corriente de magia chisporroteó en el aire mientras Aria extendía la mano y, en un parpadeo, desapareció y reapareció a unos metros de distancia. Alex apretó la empuñadura de su arma, sus ojos verdes clavados en ella.
—"Demostración impresionante", murmuró Alex. "Pero eso no responde a mi pregunta."
—"Si te mostrara todas mis cartas, no sería tan interesante, ¿verdad?", respondió Aria con una sonrisa que era tanto seductora como peligrosa.
La tensión entre ellos era palpable, una mezcla de desconfianza y atracción. Alex sabía que necesitaba aliados para desentrañar la conspiración, pero también sabía que no podía confiar ciegamente en nadie.
—"Muy bien", aceptó Alex finalmente. "Por ahora, trabajaremos juntos. Pero si cruzas alguna línea, no dudaré en detenerte."
Aria asintió, su mirada intensa. "Las líneas son relativas en esta oscuridad."
Un viento frío sopló entre ellos, como si el mundo mismo hubiera captado la tensión del encuentro. Los dos cazadores se miraron, conscientes de que sus destinos se habían entrelazado en formas que aún no podían comprender. El camino hacia la verdad estaba lleno de desafíos y revelaciones, y juntos, Alex y Aria se preparaban para enfrentar lo que vendría a continuación.
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