#8

Todos murmuraban porque no entendían en que momento se habían casado y desde cuando, si hace solo unas semanas el ahora jefe salía con otras chicas.

Al notar los murmullos Adhara carraspeo su garganta llamando la atención de todos.

- Señores y señoras, como bien lo dijo mi esposo, yo soy la dueña de esta empresa y demás bienes que tenía mi padre, pero aún no estoy lista para asumir la presidencia, por lo que me apoyaré en mi esposo, no solo para que maneje todo por mí sino no para que me enseñe como debo hacerlo por lo pronto él será el CEO, eso no quiere decir que yo no pueda tomar decisiones por lo que les pido trabajar con el mismo entusiasmo que lo hacían con mi padre y espero de todos ustedes su compromiso, responsabilidad y respeto- Finalizo Adhara.

Todos los presentes quedaron asombrados por la seguridad que mostraba la chica, al parecer no era tan ingenua como muchos pensaban, lo que los hacía sentir emocionados de tener por jefe a una mujer capaz y con carácter ya que con la muerte del señor Rivero muchos sentían incertidumbre de lo que pudiera pasar con la empresa.

-Bienvenida señora Miller, cuente conmigo para lo que necesite - Dijo uno de los trabajadores más antiguos, quien era el encargado del área de recursos humanos.

detrás de él, muchos más le dieron la bienvenida a su nueva jefe.

Otras personas no estaban nada contentas con su presencia y eran un grupo de mujeres entre secretarías y empleadas de algunos departamentos, quienes fantaseaban con Alejandro por lo que no desaprovechaban oportunidad de coquetearles y el saber que estaba casado les hacía hervir la sangre de la rabia y envidia hacia Adhara.

- Eso era todo, pueden irse a descansar- dijo Alejandro.

Adhara y Alejandro volvieron a la oficina por sus pertenencias para volver a casa, al salir Alejandro volvió a tomarla de la mano entrando al ascensor de esa forma.

- Se le ha vuelto costumbre tomarme de la mano, señor Miller.

- Recuerden que deben vernos como un matrimonio de verdad, señorita o prefiere los besos? - Dijo Alejandro cortando peligrosamente la distancia entre ellos.

- No, claro que no, no intente pasarse de listo conmigo señor Miller- Alejandro se acercó aún más a la chica, pero justo en ese momento el ascensor se abrió, ambos salieron y se subieron al auto.

- Mañana quiero ir a comprarme un auto, no puedo seguir usando el suyo. además, no solo saldré a la oficina- Dijo Adhara mirando el paisaje por la ventana del auto.

- Si es lo que quiere, así será, aunque a mí no me molesta ser su chófer y llevarla a donde quiera ir.

- Como le hace para ser tan descarado señor Miller? Pregunta la chica con una mirada asesina.

Alejandro al escuchar eso, freno bruscamente a un lado de la vía y miró a la chica quien le sostuvo la mirada.

- Me puede explicar en qué soy un descarado.

- En la forma en que me habla, en que me mira, lo que insinúa, sin mencionar en qué entró hasta mi baño y me vio completamente desnuda y todo eso lo hace teniendo a la señorita Silvia como su novia, me preguntó cómo es que una mujer puede aceptar que su novio se case con otra y siga como si nada- dijo Adhara un tono de voz fuerte, desde el medio día quería decirle sus verdades a ese sinvergüenza.

- En primer lugar, la miró y le hablo normal, solo intento ser amable, no como usted que si me mira a mi como si yo fuera el plato de comida más exquisito, por otro lado, si entre de esa forma a su baño fue porque pensé que se había hecho daño, ya que no respondió a los llamados de la empleada, pero no sé preocupe no vi nada que no haya visto antes y hasta en mejores proporciones.

Adhara estalló en furia, se bajó del auto y empezó a caminar, antes de golpear a Alejandro.

- A donde cree que va, suba al auto - grito Alejandro detrás de ella.

- No me voy a subir, no voy a ir a ningún lugar con un patán como usted.

- Se está haciendo de noche y está vía es solitaria, acaso no ve que es peligroso que puede correr una chica por aquí sola?

-Tal vez sea peligroso para una chica linda y de mejores proporciones y no para una fea y simple como yo- grito también Adhara.

Con dos zancadas más Alejandro logró tomarla del brazo e hizo que su cuerpo girará quedando frente a frente, el pecho de Adhara subía y bajaba con rapidez debido a su gran enojo, Alejandro miró por un instante el movimiento, que al subir mostraba un poco más, lo que le pareció la danza más provocativa, haciendolo perder el control al tomar los labios de la chica con posesión en un largo beso. Adhara al sentir el contacto de su boca junto a la de él, intentó apartarse, pero los fuertes brazos de Alejandro la tenían bien sujeta. La intensidad del beso hizo que Adhara cerrará sus ojos y se entregará al momento, tratando de corresponderle, pero lo hacía torpemente, ya que no sabía besar, ese era su primer beso, hecho que noto Alejandro, quien se deleitaba con esos dulces labios y más al saber que nadie más los había disfrutado, en ese momento Alejandro no se cohibio de nada explorando con su lengua toda esa boquita.

El beso fue cortado por falta de aire y lo seguido que sintió Alejandro fue una bofetada de la pequeña mano de la chica, lo que lo hizo sonreír de lado.

-No me vuelvas besar en tu vida! - dijo Adhara con aparente enojo, para luego seguir caminando. Alejandro la tomó por su pequeña cintura y la subió hasta su hombro sin ningún esfuerzo, mientras la chica gritaba y lo golpeaba en su espalda por lo que Alejandro le dio una nalgada para que se quedara quieta.

- Que berrinchuda eres, iras conmigo a casa quieras o no.

Adhara dejo de moverse, ya que aunque no él, no uso tanta fuerza en el golpe, a ella le había dolido mucho, sentía arder su trasero además de ser la primera vez que alguien le daba una nalgada.

Alejandro la metió al auto y le coloco el cinturón de seguridad, luego entró él y comenzó a manejar, el resto del camino hubo un silencio sepulcral.

-Ahora si puedes bajar, ya llegamos- Alejandro no terminó de hablar muy bien, cuando Adhara salió dándole un portazo al auto, subió las escaleras y se encerró en su habitación, Alejandro por su parte entró al estudio y se tomó de un solo trago el whisky que se había servido, no lograba entender que le había pasado, pues él nunca le había robado un beso a ninguna chica, más bien ellas con gusto se los daban.

Dentro de la habitación está una Adhara sentada en su cama recordando una y otra vez ese beso que la dejó embobada y sintiendo miles de sensaciones en todo su cuerpo.

-Despierta Adhara, no puede ser que te haya gustado el beso de ese patán- se reprendió así misma, para luego entrar a la tina a recibir un cálido baño para relajar sus músculos tensionados por todo lo ocurrido.

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