Capítulo 3

Maísa...

Me despierto, hago mi higiene personal, me doy una ducha, me arreglo y siento el maravilloso olor del café.

Llego a la cocina, mi hermana está preparando el café, como siempre nos saludamos con un beso y un abrazo apretado.

Maísa: ¡Hoy te despertaste temprano, ¿eh?

Luna: ¡Sí! Hoy me toca preparar las comidas, no soy como la floja de Natalia, que aparte de no ayudar en nada, no hace nada.

Tomamos el café conversando, cuando Natalia entra como siempre, pero esta vez acompañada de Diego.

Natalia: ¡Buenos días! ¡Miren a quién encontré abajo!

Maísa: ¡No sabía que venías, Diego! ¿Por qué no avisaste?

Diego: Quería sorprenderte, mi amor.

Me dejó un beso prolongado en los labios. Luego saludó a Luna.

Luna: ¿Tomarás café con nosotros?

Diego: No, gracias. Aproveché que no tengo reuniones por la mañana y pasé aquí para llevar a mi hermosa novia... futura esposa... al trabajo.

Luna: ¡Qué tierno! -dijo con ironía, rodando los ojos.

...💭No sé qué le pasa últimamente a esta chica.💭...

Maísa: Solo voy a agarrar mi bolso y vamos.

Natalia: ¿Me puedes llevar en coche?

Diego: Sí, claro. ¿Tú también quieres que te lleve, Luna?

Luna: No, gracias. Voy a arreglar las cosas y luego voy.

Maísa: ¿Estás segura, hermanita? ¡Déjame que cuando llegue yo las arregle!

Luna: No, Maísa. No es justo dejarte todo el trabajo a ti, como hacen unas y otras. Después voy caminando, sabes que me gusta caminar.

Asentí, agarré mi bolso y los tres nos fuimos conversando sobre temas aleatorios.

Cerca de la cafetería, vemos el coche de la policía parado frente a nuestro lugar de trabajo.

Natalia: ¿Qué habrá pasado?

Nos acercamos y mi jefe se acerca a nosotros con uno de los policías.

Policía: Señorita Maísa Souza.

Maísa: Sí, soy yo. -respondí con cierto miedo.

Policía: Está arrestada por robo.

Maísa: ¿Qué? ¡No hice nada, no sé de qué están hablando! -dije desesperada.

Natalia: ¿Qué pasó? Por favor, explícanos.

Hombre: Como todas las mañanas, vengo a recoger el dinero de la caja, al llegar no lo encontré en la caja fuerte. Llamé a la policía y encontraron todo en el armario de Maísa.

Maísa: ¿Qué? ¡No hice nada, lo juro! -dije llorando.

No podía contener las lágrimas.

Diego: Tranquila, amor.

Policía: Tendremos que llevártela a la comisaría.

Maísa: ¡No hice nada! ¡No hice nada!

Hombre: ¿Cómo pude equivocarme tanto contigo? Pensé que podría confiar en ti.

Maísa: ¡Juro que no hice nada! ¡Juro! -dije con las manos juntas frente a mi cara.

Nunca hice algo así en mi vida, ni siquiera cuando pasábamos hambre fui capaz de robar. Desesperada, me arrodillé frente a mi jefe llorando, suplicando que me creyera. Diego me levantó.

Diego: Vamos a solucionar esto, amor. ¡Cálmate!... ¿Podemos hablar? -preguntó al policía y a mi jefe.

Me abracé a Natalia mientras los tres hablaban en un lugar apartado.

No podía creer lo que estaba pasando, una humillación enorme, ser acusada de algo que no hice. Lloraba desesperada, mientras la gente me miraba con juicio. Diego volvió solo.

Maísa: ¿Voy a ser arrestada, Diego?

Diego: Por suerte, logré hacer que tu jefe no presente una denuncia, pero ya no te quiere aquí. Tienes que mantenerte lejos del lugar, de lo contrario, te enviará a prisión.

Maísa: ¡Juro que no hice nada, juro! -dije abrazándolo.

Diego: Lo sé, mi amor. Creo en tu inocencia. Pero no tenemos forma de probarlo.

Natalia: Mejor llevarla de aquí.

Luna: ¿Qué está pasando aquí? -preguntó acercándose.

Al verla, corrí a sus brazos.

Natalia: ¡Están acusando a tu hermana de robo! Iban a arrestarla si no fuera por Diego... a estas alturas ya estaría siendo llevada a la comisaría. 

Maísa: ¡No hice nada, Luna! ¡Nada! 

Luna: ¡Claro que no hiciste nada! Eres la persona más honesta que conozco. Voy a hablar con ellos, este lugar debe tener cámaras. 

Diego: Ya resolví todo, Luna. El dueño no presentará una denuncia siempre y cuando ella nunca más vuelva aquí. 

Luna: Cómo te conviene, ¿verdad? -dijo irritada. 

Diego: ¿Qué quieres decir con eso? 

Luna: Mi hermana está siendo humillada delante de todos, ¡esto puede llevar a estas personas a un buen juicio si se demuestra lo contrario! 

Natália: Deja eso en paz, Luna. ¿No te das cuenta de que tu hermana está muy mal? 

Maísa: Sabemos que la cuerda siempre se rompe del lado más débil, Luna. ¡Quiero irme de aquí, ya he sido humillada demasiado! 

Luna me acompañó al coche con Diego. 

Maísa: Luna, estaré bien, ve a tu trabajo. 

Luna: No podré quedarme tranquila... 

Maísa: No te preocupes por mí, hermana. No puedes faltar a tu segundo día de trabajo. 

Diego: Maísa tiene razón, déjala que la cuide yo. 

A pesar de estar en contra, se fue a trabajar y yo vine al apartamento con mi novio, estaba destrozada. 

Al entrar, dije: 

Diego: Te dije que deberías dejar ese trabajo. Mira, lo que te ha costado tu terquedad y orgullo. Si no estuviera en ese preciso momento, a estas horas estarías presa, esposada yendo a la comisaría. 

Maísa: Gracias por todo, Diego, pero quiero estar sola. 

Diego: No te dejaré sola, mi amor. 

Maísa: Ya dije que quiero estar sola. -dije abriendo la puerta para que saliera. 

Todo fue demasiado para mí, escuchar su opinión machista solo empeoró las cosas. 

Diego: Está bien, volveré más tarde para hablar. 

Cuando se acercó para besarme, le di la espalda. En cuanto se fue, cerré la puerta, me apoyé en ella y dejé caer mi cuerpo en el suelo, lloré como una niña. 

(imagen obtenida de internet) 

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