¿Y ahora que?

Escuchar a Amaía decir aquello, fue mucho peor que ver la mueca de burla dibujada en su rostro.

-¡Oh, no!¡de ninguna manera!- exclamó Chiara poniéndose de pie, sin darse cuenta de que los ojos de James se encendieron al verla de cuerpo completo- No te preocupes por mi.

-No es por ti, primita. Es por mi- dijo Amaía poniendo en evidencia que sus únicas intenciones eran restregarle en la cara a la muchacha su actual situación.

Chiara no supo que sentir o hacer, todo lo que pasaba por su mente era la pregunta de ¿que haría Amaía si descubría que todo era una mentira?¿que tan bien se sentiría su prima al saber que ella nunca había superado a James?.

Mientras Chiara se debatía en que decir, Amaía sonreía de manera burlona al saber a su prima descubierta, pues ella suponía que todo eso del novio no era más que una mentira. James comparaba en su mente a las dos mujeres que tenía en frente de él, Amaía su futura esposa era bonita, por esa razón la había elegido, en primer instancia para pasar el rato pero luego se vio obligado a aceptar el compromiso y la posterior boda a causa de algunas deudas que había contraído. En cambio Chiara, ella era...simplemente hermosa, sus ojos, su cabello, sus senos, su cintura y sus caderas que repartían las curvas de su cuerpo de manera tan armoniosa logrando que todo en ella se destacara al punto de llevarlo a fantasear con pasar una noche más con la muchacha.

-¡Anda, cariño!- chillaba Amaía cerca del hombre que hasta ese momento estaba perdido en sus pensamientos y fantasías respecto a todas las cosas que quería hacerle a la prima de su novia- Ayúdame a convencer a Chiara que asista a nuestra boda- suplicaba la muchacha

-¿Eh?- dijo él saliendo de su trance- ¡Si, Chiara, debes venir!, no puedes fallarnos- aseguró James.

Al oírlo Chiara deseo que la tierra se lo tragara y jamás lo devolviera.

-Bueno...yo no sé, es que mi novio no puede, él tiene cosas muy importantes que hacer- se excusó la muchacha.

-¿Qué podría ser más importante que conocer a la familia de su novia?- recriminó Amaía, con el único fin de empujar a su prima a reconocer que tal novio no existía.

Y en el preciso instante en que Chiara se estaba dando por vencida e iba a reconocer lo que su prima esperaba tan ansiosa, el intercomunicador sonó interrumpiendo.

- Jefa, su almuerzo- dijo la secretaria de la muchacha desde el otro lado.

-Ok- respondió Chiara dispuesta a decir la verdad sobre su novio, pero cuando la puerta volvió a abrirse la imagen del hombre le dio una idea algo descabellada- ¡Qué sorpresa, cielo!- exclamó poniéndose de pie y avalanzandose sobre el muchacho que traía su almuerzo, quitandole el cartel con su nombre que colgaba de su cuello- ¡Tú siempre tan dulce y detallista!- le dijo colgándose de su cuello y en el instante en el que el muchacho iba a responder con desconcierto los labios de Chiara impactaron contra los suyos en un beso lleno de urgencia, un beso a través del cual la muchacha le pedía ayuda. Él se dejó llevar al sentir la suavidad y dulzura de los labios de la muchacha y correspondió el beso, luego de pasar sus manos alrededor de la cintura de Chiara, acercando sus cuerpos de una manera casi íntima.

James y Amaía observaban a la pareja con desconcierto.

-"¿Qué es esto?- pensó Amaía- ¿era verdad que tenía novio? ¿de donde lo habrá sacado?"- se preguntaba a si misma la muchacha llenándose de ira ante aquella verdad disfrazada. Por su parte James pensaba en lo afortunado que era el novio de Chiara de poder tocar ese cuerpo tan deseable y a la vez se prometió ser él el próximo en disfrutarlo.

Ajenos a las miradas Chiara y el repartidor abrieron sus ojos, tras cortar el beso cuando el aire de sus pulmones casi se les acabó. La muchacha miró al joven con ojos suplicantes y a pesar de que él no entendía guardó silencio y decidió esperar.

-¡Guau! primita- exclamó Amaía- ¿no vas a presentarnos?

-Si, lo siento. Me dejé llevar por la emoción- respondió Chiara- James, Amaía él es Chris, mi novio- dijo luego mirando al muchacho con una suplica en sus ojos ante la cual el muchacho se sintió acorralado- Cielo- dijo esta vez hablando con el joven al cual había tomado de la mano- ella es mi prima Amaía y el su futuro esposo James.

-Es un placer- dijo él joven inclinando su cabeza en dirección de la pareja.

-El placer es nuestro- replicó Amaía- la verdad primita que jamás imagine que tendrías un novio así.

-¿Así como?- indagó Chiara

-Así tan...único- le respondió la otra muchacha. Y era verdad Chris era único. Sus ojos color celeste, su piel blanca y su cabello castaño, sumados a su cuerpo que se veía muy bien trabajado lo hacían único. Pero ninguno de los presentes sabía que tan único era el chico.

-Bueno- dijo Chiara poniendo las bandejas de lasagna sobre la pequeña mesa de la oficina- como ya ven, Chris ha venido a almorzar conmigo, así que si nos disculpan...

-Sí, seguro, no hay problema- dijo James tomando la mano de su novia- nosotros nos vamos.

Ambos caminaron hacia la puerta de salida de la oficina y una vez que cruzaron el umbral de esta Amaía le gritó.

-¡Entonces los esperamos en nuestra boda, prima!¡No olvides llevar a Chris!

Oír aquello hizo que Chris ladeara la cabeza en un gesto de incomprensión mientras Chiara se dejaba caer resignada en su silla y se preguntaba

-¿Y ahora qué?

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