4 Las Cinco Odiosas

– ¿Qué es lo que quieren?

–Pueden creer eso chicas, todavía pregunta que es lo que

queremos. Ya lo sabes. Dinos bruja, que clase de hechizo usaste con Jonathan

para que se sentara junto a ti. Porque tú no mereces que alguien esté cerca de

ti.

–Y tú como sabes eso, además yo no lo obligue a nada, el

sólo se sentó aquí.

–Y crees que te vamos a creer, sabiendo que clase de escoria

eres.

–Bueno ya estuvo de insultos.

Si él no se quiso sentar con ustedes, es su problema no mío,

así que déjenme en paz.

Comencé a caminar hacia la salida del salón. Pero la que

estaba cerca de la puerta la cerró con llave y se la metió en la bolsa de su

suéter.

–Tú de aquí no sales.

Sentí como una de ellas tiro de mi cabello con fuerza hacia

atrás, haciendo que me cayera de espaldas, mientras que otra de las chicas tomo

su mochila y la arrojo con fuerza sobre mi rostros, lo que ocasiono que mi

cabeza comenzara a dar de vueltas, casi de inmediato después de eso, otra

comenzó a patearme en el estómago. Creo que este es el final....

Escuche como una de las ventanas se abrió y alguien entro de

un brinco. Pero fue lo último que escuche, pronto quede inconsciente.

– ¿Dónde estoy?, este lugar parece un hospital.

–Y lo es.

Gire mi cabeza que aun dolía, hacia aquella voz conocida.

– ¿Jonathan que haces aquí?

–Cuando regrese de la cafetería, trate de abrir la puerta y

no pude, y comencé a escuchar todo lo que te decían, y perdóname por no haber

sido más rápido, en cuanto escuche el primer golpe entre en desesperación por

no poder entrar al salón, así que me las arregle para entrar por la ventana.

– ¿Pero cómo le hiciste?, nuestro salón está en el tercer

piso.

–Si lo sé, pero por suerte hay un árbol cerca de la ventana

de nuestro salón.

–Aun así, como sabias que la ventana estaba abierta.

–Recuerda que tú la abriste, antes de que comenzaran las

clases.

– ¡Oh!, si, ya recuerdo.

–Los doctores ya trataron de contactar a tus padres pero no

contestan.

–Sí, ya me lo esperaba. No te preocupes por mi estaré bien.

Mientras decía estas palabras un doctor entro a la habitación.

–Parece que la paciente ya despertó.

–Como estoy doctor.

–No te preocupes, estas muy bien, solo estarás un poco

adolorida por los golpes. Ya realizamos una tomografía, por el golpe que te dieron

en la cabeza pero todo está bien no te preocupes.

–Muchas gracias doctor.

–Prepararé el papeleo de alta para que puedas regresar a tu

casa, y puedas descansar.

Ya he hablado con el director de la

universidad, así que no tienes nada de qué preocuparte, ya tienes el permiso

para faltar una semana.

–Muchas gracias doctor.

–De nada, es mi trabajo.

–Muchas gracias a ti también Jonathan.

–De nada Michelle. Deja que te acompañe a tu casa.

–No te preocupes, no es necesario.

–Claro que lo es, no puedes irte tu sola.

–Está bien dejare que me acompañes. Solo que no iré a mi

casa.

– ¿Por qué no?

–Bueno ya que creo, no me dejaras en paz.... Ya te habrás

enterado en el tiempo que estuve inconsciente de que mis padres son drogadictos

y que por eso no contestaron el teléfono.

–Sí, escuche eso del director.

–Bueno el día de hoy tenía una cita con una vendedora de

departamentos, porque ya no pienso regresar a esa casa. Así que... Si no te

molesta me podrías acompañar.

– ¡Claro! iré contigo.

– ¡Gracias!

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