Capítulo 5

Laura arrojó el cuerpo del matón hacia la caja vieja de frutas que estaba al lado del puesto de comida, provocando que quedará destruida por completo. Al ver su logro aplaudió con las palmas de sus manos y luego las cruzó frente a su pecho.

"Parece que todavía se atreven a cobrar aquí, ¿EH?", gritó Laura retumbando.

Los otros matones se arrodillaron frente a Laura levantando sus puños cerrados hacia arriba.

"Pe-perdónanos, señora", dijo uno de los matones.

"¡Señora!", dijo el matón que había sido lanzado por Laura.

Dos años atrás...

Laura recibió el apodo de señora, debido al gran poder que emanaba, el nombre provenía de un abuelo de ascendencia árabe que solía llamar a Laura por ese nombre después de que ella derrotara a los matones y a su líder, que sumaban más de una docena, por sí misma.

En aquel entonces, Laura, quien aun cursaba el tercer grado de la secundaria, regresó a casa después de la escuela para buscar una herramienta para su tarea escolar y accidentalmente vio a un grupo de niños de la calle siendo golpeados por alguien que se hacía pasar por el líder de los matones.

El niño estaba siendo golpeado porque no traía dinero para entregarle. El líder de los matones, quien no aceptaba excusas de ningún tipo, inmediatamente pateó y golpeó al niño.

Laura, quien en su naturaleza era dulce y amable, odiaba ver esa acción ocurriendo justo frente a sus ojos. Sin pensarlo dos veces, corrió y le dio una patada al líder de los matones desde el costado, haciendo que este cayera al suelo.

"¡Maldito!", gritó el líder de los matones.

Como siempre, no había rastro de miedo en el rostro de Laura, de hecho, ella lo miró directamente.

"¿Te atreves, mocoso, a enfrentarte a mí?!", dijo nuevamente el matón, mientras intentaba levantarse.

En lugar de llorar de miedo, Laura sonrió. Estiró sus dedos y cuello mientras soltaba su mochila y la lanzaba descuidadamente, luego adoptó una posición firme.

"Vamos, avanza, no hables mucho", desafió Laura mientras levantaba sus manos hacia su pecho.

El líder de los matones, desafiado por la mocosa, sintió que su orgullo se perdía y se abalanzó sobre Laura. Debido a que el líder de los matones atacaba con una furia ciega, le dio una ventaja a esta.

Laura simplemente movió ligeramente su cuerpo hacia un lado, haciendo que el líder de los matones cayera nuevamente. Los matones bajo su mando no lo aceptaron y todos avanzaron al mismo tiempo para atacarla. Sin embargo, con movimientos suaves, pero con una fuerza poderosa en cada golpe y patada, Laura los abrumó, haciéndolos recibir múltiples golpes y patadas de su parte, ahora los matones estaban sufriendo.

Laura enderezó su cuerpo y se volvió, justo cuando el líder de los matones lanzó un puñetazo. Pero una vez más, Laura atrapó fácilmente su mano, retorció el brazo del líder de los matones y lo derribó fuertemente al suelo.

"¿Qué tal ahora? ¿Todavía se atreven a causar problemas en esta zona?", preguntó Laura, el líder de los matones ahora estaba arrodillado seguido por los demás.

"¡Respondan!", gritó Laura.

"N-No, Señorita," respondió el líder de los matones.

"Voy a venir aquí seguido y vigilaré a los niños personalmente. Si escucho que esto sucede otra vez, ustedes conocerán las consecuencias", amenazó.

"No volverá a suceder, Señorita. Se lo prometemos", respondió el líder.

Laura suspiró aliviada. Luego les pidió a todos que se levantaran y Laura inclinó su cuerpo.

"Perdón, perdón por lastimarlos. No tenía la intención de hacerlo, lo siento. Pero imaginen si fuera su hijo, hermano o algún miembro de su familia, ¿Cómo se sentirían ustedes? ¿Están seguros de que se quedarían callados al ver a alguien a quien aman siendo maltratado? ¿Están seguros de que se alegrarían y celebrarían si ven a alguien a quien aman siendo atacado?", preguntó Laura, despertando la conciencia de los matones.

Para premiar su sumisión humillante, ellos apoyaron las palabras de Laura. Si alguien tratara a un miembro de su propia familia de esta manera, seguramente estallarían.

"¡Tiene razón, por favor, perdónanos!", dijo el líder de los matones al niño al que recién había golpeado.

El niño maltratado asintió sujetando su cuerpo herido.

"No esperaba ser derrotado por una mocosa como tú. Pero gracias por abrirme los ojos. Llámame Rambo. Si necesitas nuestra ayuda, solo llámanos. No dudes en hacerlo", dijo el líder de los matones.

Laura mostró una sonrisa que dejó a todos atónitos.

"De acuerdo, no dudaré en pedir ayuda a tío Rambo en el futuro", dijo.

"Bien, entonces llevaremos a este niño a la clínica más cercana", dijo tío Rambo, tomando al niño que maltrató en sus brazos. Los secuaces de Rambo también llevaron a los otros niños.

Y en ese mismo momento, apareció un anciano con turbante. Parecía de ascendencia árabe y se acercó a ella, inclinando ligeramente su cabeza. Luego, lo llamó señora, la Diosa de la Guerra. Por lo tanto, ahora esta área estaba bajo el dominio de Laura, quien le pidió a Lore, que era ocho años mayor que ella, que enseñara a los niños de la calle.

Volviendo al presente...

"¡Señora!", dijo el matón que Laura acababa de derribar.

"¿Qué pasa? ¿Aun quieres pelear conmigo?", preguntó, a lo que el matón negó con la cabeza.

"Lárgate antes de que llame a tío Rambo", dijo nuevamente.

Los otros matones se acercaron de inmediato y ayudaron al nuevo matón a ponerse de pie, apoyándolo mientras se iba del lugar.

"Señorita Laura, aquí está su pedido", dijo la señora Lorena, sacándola de sus pensamientos.

"Oh, sí... ¿Cuánto es el total, señora Lore?", preguntó Laura.

"Veinte dólares, señorita", respondió la señora Lore.

Laura entregó el dinero, a lo que Lore lo aceptó con alegría.

"¡Muchas gracias!", dijo ella.

"No, soy yo quien te agradece, señora Lore. Bueno, me despido. ¡Bendiciones!".

"¡Bendiciones!", respondió Lore.

La mujer permaneció de pie mirando a Laura hasta que desapareció de su vista.

"No puedo creer que una joven como ella tenga una fuerza tan increíble. Quizás sea más fuerte que cinco adultos juntos", dijo uno de los clientes de la señora Lore.

"Como Sansón, ¿No crees?"

"Sí... Si la señorita Laura quisiera, podría casarla con mi hijo".

"No sueñes despierto, señor. Estoy seguro de que su destino es alguien especial, alguien extraordinario. Porque la señorita Laura no solo es bella por fuera, sino también en su corazón".

"Amén, que Dios te escuche, amigo", dijo la señora Lore sonriendo.

Después de despedirse, Laura se dirigió a encontrarse con los niños de la calle..

"¡Qué la paz esté con ustedes!", saludó Laura.

Estaba organizando los libros de lectura y cuadernos que los niños de la calle usarían más tarde.

"¡Qué la paz esté contigo! ¡Dios mío, Lau. ¿Dónde has estado durante casi dos semanas? Los niños te han estado buscando todos los días", respondió Iván, quien estaba cuidando en ese momento a los niños

"¡Lo lamento, señor Iván! Estuve buscando trabajo y pude encontrarlo finalmente. Así que he venido con esto para almorzar juntos", respondió Laura con una sonrisa radiante, mientras Iván solo suspiraba suavemente.

"¿Por qué buscas trabajo cuando ya tienes mucho dinero?", dijo Iván.

"¡No lo diga, señora Iván! ¡Mamá no puede saberlo! Si no trabajo, seguramente pensaría cosas malas sobre mí, ¿Cómo podría tener dinero cada mes sin trabajar?", respondió Laura riendo por su propio comentario.

"Sí, sí, eres la más obediente, ¡Qué Dios siempre te proteja y te dé salud, Laura! Es hora de que te hagas feliz a ti misma", dijo Iván.

"Eso es fácil, tío. La felicidad de Lau es la felicidad de las personas cercanas a ella", respondió Laura.

"¿Y dónde está la señora María?", preguntó Laura cambiando de tema, refiriéndose a la mujer que Iván había estado casado solo tres meses.

"Mi esposa está acompañando a mi madre a la clínica para un chequeo de rutina", respondió Iván.

"Tu madre está bien, ¿Verdad, tío? Si necesitas algo, no dudes en pedírmelo a mí", dijo Laura.

"¡Gracias a Dios, ahora mi madre está mejor que antes! Todo gracias a tu ayuda, Lau, no sé qué hubiera pasado con mi madre si no te hubiera conocido", respondió Iván.

"Todo el apoyo viene de Dios, señor Iván. Yo solo soy el intermediario", dijo Laura.

'¡Oh, mi Dios! Estoy realmente agradecido por la presencia de esta chica que considero mi hermana. Concédele felicidad en esta vida y en la otra. Amén', pensó Iván.

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¡Espero que les guste!

¡Feliz lectura para todos!

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