Y fuimos creciendo

El tiempo va pasando sin previo aviso y sin darte cuenta ya no hay marcha atrás.

Con el pasar de los días fui aprendiendo que el crecer sola no era tan malo, la realidad es que entre el trabajo de mi padre su alcoholismo, el trabajo de mi madre que lo hacía a escondidas porque a papá no le gustaba que trabajara, mis hermanos y yo fuimos creciendo.

Realmente yo no recuerdo haber creado un vínculo amoroso con mis hermanos de hecho creo que cada día éramos más distantes el uno del otro crecimos con demasiados traumas mi hermano no tanto aunque tendría que aceptar que era el consentido de mi mamá porque ella todo le daba por su parte Jazmín era una niña sin valores a la que la vida le importaba un carajo en este caso mi padre es quien la consentía mucho y le daba lo que quería sin contar que la dejaba ir donde fuera, quizá al ser yo la más pequeña no se dieron cuenta de lo mucho que esto me afectaba, por los años vividos lejos de mi padre y los traumas que esto acarreo yo mojaba la cama todos los días así fuera de día o de noche porque en cuanto me quedaba dormida pasaba esto llevaba a mi madre al límite del enojo teniendo que aprender a lavar mi ropa y cobijas a los 7 años de edad recuerdo los golpes de mi madre y los bandeja sos de agua fría si no quedaba la ropa completamente limpia y más si era blanca sin una sola mancha tras estos eventos tan desventurados también tuve que aprender a cocinar lo que fuera, un huevo si fuera necesario a mi madre y hermanos simplemente se les olvidaba que yo comía.

Mi padre siempre volvía tarde de comer por lo cual poco se daba cuenta de lo que pasaba en casa y en ocasiones no llegaba, cuando descansaba se la pasaba tomando y siempre era terminar discutiendo con mamá, ella nos encerraba en uno de los cuartos que tiene el departamento para supuestamente no ver las peleas, pero se escuchaba absolutamente todos los reclamos de ambos en las discusiones en su máximo esplendor mi padre rompía todo mesa, televisión y todo lo que pudiera con tal de desquitar su enojo cuando las discusiones terminaban mi madre siempre entraba a ver como estábamos y siempre la escuche decir esto no estaría pasando si yo me hubiera quedado con el amor de mi vida, por su culpa estoy aquí porque ustedes pedían volver con su padre así es como le sumamos más al jarrito de los sin sabores y las culpas.

Sé que no somos quienes para juzgar a nuestros padres, en este caso yo me atrevería simplemente a opinar mejor separados que juntos haciéndose y haciéndonos la vida miserable aunque yo pediría de antemano que me dejara con mi padre que a pesar de todo es un gran hombre de grandes sentimientos amor por sus hijos solo que hasta la fecha le cuesta trabajo exprésalo no es el típico príncipe azul está lleno de defectos y la bondad y los errores que lo acompañan los irán descubriendo poco a poco

Sin embargo, mi madre lejos de reconocer sus errores era la encargada de causarnos injustamente por sus malas decisiones y eso tampoco la convierte en la villana de la historia simple y sencillamente va aclarando el panorama de sus propios traumas y también el amor obsesivo por una persona que no le importo dañar a sus hijos y ella no supo como lidiar con ese amor y esa traición.

Simplemente, así cuando me di cuenta ya tenía 12 años, mi hermana Jazmín estaba por cumplir 15 años y era el claro ejemplo de lo que no debemos permitir a los hijos como por ejemplo no llegar temprano a casa porque esta acción repercutirá en mí y también en mi madre que mentía descaradamente para encubrirla en mí por qué era la que siempre estaba en casa me tenía que levantar a la hora en papá se quedaba dormido para ir a buscar a mi hermana por todo el barrio por cada edificio y es decir mucho que casi tocábamos en cada departamento, hasta que un buen día dejo de llegar a casa sin contar que por andar con los amigos y las fiestas no termino ni la primaria tengo que reconocer que fue la forma para sacar sus traumas pero aun así esto no termino aquí más bien empezaba el declive de su vida. "Ya que estaba embarazada".

Mi hermano también había crecido ya tenía casi los 18 años y aunque para muchos sería ya todo un joven con grandes expectativas no era así, solo lo era para mí madre porque el tomo otro rumbo era vago sin oficio ni beneficio tras muchos cambios de escuela logró terminar la secundaria y después se dedicó andar en el transporte público que para ese entonces era nuevo aquí, todavía creyendo en él mi madre le pagó un curso de computación en una de las primeras escuelas de esta materia en impartidas, ya que era la nueva era moderna, pero al igual que todo lo desaprovechó y se gastaba las colegiaturas y seguía en lo mismo sin hacer nada porque mi madre se lo daba todo.

En cuanto a mi aprendí a tener la casa limpia y en orden ayudar a mi madre en todo y seguía estudiando a mis 12 años ya sabía como trasladarme de donde vivíamos a lo que en ese entonces era el DF, hoy ciudad de México.

Con todo lo ocurrido yo vi mi infancia irse como se va el sol y llega el atardecer mi madre ya permanecía más en casa se compro una máquina de cocer y hacia los vestuarios para los bailables de la escuela donde estudiábamos por lo cual al tener ella que cocer necesitaba a alguien que fuera por los hilos, telas y demás materiales y esa fui yo.

Por su parte mi padre seguía igual y aunque la convivencia con el era muy poca siempre trataba de integrarnos como familia, salíamos a caminar cuando descansaba nos llevaba a los sembradíos de elote, a ver como se producía el agua miel del maguey ya que si vivíamos todavía rodeados de un poco de naturaleza eran momentos únicos que están gravados en fuego en mi memoria como muchos más que conoceremos más adelante.