Una vida sin ella.

Estoy aquí en Dama de la Noche, un lugar en el que pensé que nunca volvería a pisar, un lugar en el que perdí mi más preciada posesión. Alma me ve venir y creo que está claro lo mal que estoy porque ella me da un abrazo que me hace llorar y dice:

- Llora Cariño, te hará muy bien... Quédate aquí y hablaremos por la mañana.

Alma me lleva a la habitación en la que estuve la última vez que estuve aquí y solamente puedo recordar al Señor Misterioso. No quería quedarme en esa habitación... Pero no puedo elegir.

Me siento en el suelo y allí acabo durmiendo. Soy despertada por Sienna que está sentada frente a mí mientras dice:

— ¡No deberías dormir en el suelo así! Vas a enfermarte por el frío... ¿Quieres desayunar conmigo en la cafetería que hay cerca? El desayuno allí es una delicia.

— Yo... Voy a lavarme la cara. - Voy al baño y me lavo la cara, no traje mi cepillo de dientes, desafortunadamente. Cuando termino salgo del baño y cojo mi mochila y Sienna dice:

— ¡No tienes que llevar tu mochila! Escuché a Alma decir que te dejará quedarte en esta habitación hasta que os sentéis a charlar. Cierra la puerta y nadie tocará tus cosas.

- Pero yo no quiero quedarme aquí, Sienna. Y al mismo tiempo no tengo a donde ir... Soy un desastre, amiga.

— Si aceptas y te quedas aquí verás que no es tan malo y podrás ahorrar un buen dinero para comprar una casa... Y añadir un valor más para mantenerse hasta conseguir un empleo decente.

Después de decir eso Sienna me saca de la habitación dejándome solo cerrar la puerta. Ya en la cafetería estamos comiendo mientras hablamos y Sienna dice;

— Si hubiera sido yo, puede estar seguro de que le habría golpeado en la cabeza un par de veces más para compensar mi ira. ¿Dónde se ha visto? ¡Fuisteis criados juntos como hermanos! Debería protegerte y no lastimarte.

- No puedo creer que perdí todo en menos de 24 horas... Perdí a la persona más importante de mi vida y perdí mi hogar. Y ahora voy a tener que hacer algo que nunca imaginé hacer.

— Yelena, sé que no podemos compararnos con tu abuela, pero tú tienes a Dakota, a Alma y a mí. Nunca estarás sola y puedes estar segura de que lo que vas a hacer no será juzgado, también será por poco tiempo. Ya que eres extremadamente hermosa y los clientes se lanzarán a tus pies.

Terminamos de tomar café y caminamos de regreso a la Dama de la Noche... Llegar allí se hace difícil no encarar los hechos y tener la conversación definitiva con Alma que dice;

— Cariño, podemos esperar tu tiempo de luto y luego tener esta conversación. Porque sé que estar de luto no es fácil y nos quedamos un tiempo necesitando estar solos. Cuando alguien a quien amas se va, hay un gran dolor que con el tiempo se convierte en nostalgia. ¡Aunque Dios nos enseña muchas cosas todos los días nosotros nunca, nunca aprendemos a perder! La vida o la muerte se vuelven sinónimos cuando nos llevan hacia una separación. 

— Voy a vivir mi duelo, pero tengo que seguir con mi vida y vivir con él... ¡El dolor nunca desaparecerá porque me siento responsable de la muerte de mi Dedushka! ¡Fui yo! El dolor de perder a alguien es aquel que duele en el alma, aquel que no pasa, solo es amenizado, pero que siempre será recordado. Solo el tiempo puede aliviar el dolor de perder a alguien que amas. La nostalgia y los recuerdos son eternos, permanecen vivos, florecen y como el amor jamás mueren. Lo que la muerte me enseñó sobre la vida propone, a través de historias compartidas en cuartos de hospitales, la reflexión sobre nuestra relación con el prójimo, con el tiempo, con nuestros dilemas, con nuestras elecciones y prioridades.

- Créeme, pasarás por lo menos un poco de ese dolor, Cariño. Siempre tendrás ese residuo que se mezcla con el recuerdo y la nostalgia. 

— ¡Alma, quiero ser sincera contigo! Solo estaré aquí el tiempo suficiente para conseguir la cantidad que necesito para comprar una casita para mí y juntar la cantidad que me dé para arreglármelas hasta que consiga un empleo decente... 

Cuando digo esa palabra, decente, siento que estoy ofendiendo el lugar y a Alma y decido disculparme.

- Alma, lo siento... Yo no...

— ¡Cariño, yo entendí lo que quiso decir! ¡Sé que aquí trabajamos con el sexo y eso no es bien visto por algunas personas! Sé que no fue su intención ofenderme a mí o a las otras mujeres que trabajan aquí... Pero quiero que recuerde que pronto será una de esas mujeres.

- Sí... El alma. 

Después de hablar con Alma, volví a la habitación donde todo comenzó. Intento quedarme aquí y no recordar al Señor misterioso, a veces siento ganas de preguntar quién es, pero creo que no voy a saber... No hasta que aparezca de nuevo.

¿Aparecería aquí después de descubrir que estoy aquí otra vez? ¿Cómo reaccionaría al verme ahora? ¿O al saber qué pasaré por las manos de tantos hombres? ¿Querrá pasar una noche conmigo?

Ya han pasado 3 meses desde que perdí a mi Dedushka... No puedo enrollar más. Estoy aquí teniendo un techo y una cama, sin trabajar.

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