Capítulo 1

Han pasado tres años desde la última vez que mire a mi hermosa Sami, desde entonces no encuentro paz en mi corazón, no tengo tranquilidad, siento que algo me falta; pero lo más triste de todo es que no sé qué le pasó.

Hace tres años tuve que salir de urgencias de la casa, la bodega donde tenía la mercancía estaba siendo atacada; recuerdo bien ese momento como si hubiera sido ayer.

Los dos estábamos cenando, cuando mi mejor amigo y mi segundo al mando entró alterado, para decirme que atacaban una de mis bodegas. Yo me levanté, le dio beso en sus labios y salí como alma que lleva el diablo; mi gente ya estaba preparada, subimos a las camionetas y nos fuimos directo a la bodega.

La bodega estaba a una hora, se me hizo largo el camino, cuando llegamos nos empezaron atacar; yo soy un experto con las armas, puedo terminar con lo que miro de un solo disparo y esa es mi gran ventaja, soy un francotirador nato, que no necesite de tanta práctica.

Aprendí a usar todo tipo de armas de fuego y blancas, también soy un experto en combates de cuerpo a cuerpo; pero eso no es todo, por diversión aprendí a usar ciertos tipos de armas antiguas.

Podría decir que soy un hombre orgulloso, porque no hay una sola persona en este mundo que me gane; esa noche termine con el único enemigo que me hacía enfadar, el único que había podido esconderse de mí.

Esa noche me convertí en el único líder del narcotráfico en Italia; en este país todos responden ante mí, tanto la gente del gobierno, empresarios, políticos y sobre todo el mundo bajo.

El enfrentamiento duro 4 horas, donde los acorrale y case como ratas de alcantarilla; yo mismo con mis propias manos mate al maldito que me había hecho enfurecer tantas veces. Si alguien me pregunta, puedo decirles que disfrute quitarle la vida, sentí un gozó, un placer al momento que ese maldito perdía su vida mientras yo lo golpeaba con fuerza en el rostro, en el cuerpo, hasta que dio su último suspiro.

Después de terminar con mi último enemigo y posesionarme como el único líder de Italia, regrese a casa, estaba feliz, eufórico y solo pensaba en celebrar en grande; yo deseaba festejar con mi hermosa mujer de planta, la única mujer a la que le permitía calentaba mi cama todas las noches.

Yo nunca he sido de una sola mujer, tenía otras con las que me divertía en ocasiones, cuando quería hacer cosas más salvajes; pero Sami era la única que me hacía sentir paz, me hacía disfrutar de las cosas simples de la vida.

Yo tenía 27 años y me había convertido en el único líder del país y era extraño, pero en mi mente solo estaba ella; deseaba ir a festejar con ella, brindar con ella y por último disfrutar de su hermoso cuerpo.

Sami tenía un cuerpo divino, delgada, buen busto algo grande, si hablamos de sus medidas podría decir que era unos 95, su cintura era pequeña en medida sería unos 55 y su trasero era la delicia en medida era unos 100.

Ella no era muy alta, apenas media 1.65, su cabello era largo abajo de la cintura de color rojo como las llamas del fuego, su piel era blanca como la nieve, sus ojos grande color marrón, pestañas largas, su boca era gruesa, carnosa, perfectos para mí, su nariz afilada.

Mi Sami era una belleza, podría compararla con la belleza de la diosa afrodita, era la perfección; yo solo quería llegar a casa y disfrutarla, festejar con ella en grande, pensaba cumplir todos sus sueños.

Cuando llegue a casa todo se miraba tranquilo, los hombres que cuidaban estaban tranquilos; mi gran mansión estaba enfrente del puerto, a las orillas de la ciudad de Venecia, y me gustaba ese lugar, porque me daba cuenta de todos los barcos que llegaban, podía ver cuando parte mi mercancía salía.

Entre a la casa y fui directo a mi habitación, quería verla, invitarla a festejar en grande, darle el país, ponerlo a sus pies; pero cuál fue mi sorpresa cuando empece a buscarla en toda esa enorme habitación, mi hermosa Sami no estaba.

Salí de la habitación y empece a buscarla por toda esa enorme mansión, ordené a mis hombres que la buscara; fue una hora buscándola y ella no apareció. Ese día torturé a cada mujer y hombre que se había quedado en la casa, pero nadie hablaba, fingían no saber de ella, fui matando uno por uno, pero ni así hablaron; yo la busque durante meses, torture a tanta gente queriendo desesperadamente saber de ella, pero nadie habló y por más que la busque no pude averiguar¿qué había pasado con ella?

Esta es una pregunta que me hago desde hace tres años, porque desde ese día no tengo paz, sin ella no he podido volver a dormir y a pesar de que he estado con otras mujeres no me siento satisfecho, mi cuerpo ruega por estar con ella, mi mente la alucina cada que estoy solo; pero lo peor es que sin ella no soy feliz, me hace falta, necesito olor su aroma dulce y tan femenino, escuchar su voz que la tiene como una dulce melodía, ver si belleza.

Pero lo que más me duele es no poder saber qué paso con ella, muchas veces he pensado que alguno de mis enemigos se la llevo y que ella está siendo torturada, este pensamiento me tortura todos los días; pero mi peor pensamiento es creer que está muerta y eso me duele más que creer que alguien la tortura.

Yo soy muy egoísta, porque lo que debería pensar es, que mejor muerta, que sufriendo por mi culpa, por no haberla protegido; esto me mata cada día que pasa, mis pensamientos cada vez me traicionan más, son tres años con este sufrimiento, por no saber nada de ella.

Estoy amargado, no encuentro felicidad y quise intentarlo con otra mujer, pero terminé matándola en la cama, por el simple echo de no ser ella, por no llenarme como lo hacía mi Sami.

Estaba sumergido en mis pensamientos, pensando como siempre en mi Sami, que no escuche cuando mi hombre de confianza y mi mejor amigo entró al despacho que estaba en el avión, hasta que lo escuche hablar.

• ¡Alan! ¡Alan! Otra vez pensando en ella; amigo ya supéralo, las cosas pasan por algo y lo más seguro que ella esté muerta, un día encontraremos el responsable, lo haremos pagar por lo que sea que él haya hecho.

• ¿qué quieres Matías?, solo déjame y si pienso en ella es cosa que no te importa.

• ya no te enojes, solo vengo a informarte que estamos por llegar a Nueva York, para que estés listo.

• por fin vamos a llegar, preparar a todos, iremos directo a la bodega, quiero ir a hacer el negocio con esta gente, para regresar lo más pronto posible.

Miró, como Matías, sale del despacho, para obedecer mi orden y unos minutos después, el avión aterrizó; al bajar fuimos directo a las camionetas, que nuestra gente que estaba en ese país había preparado para nosotros.

Yo no tuve que ordenar nada, Matías dio todas las órdenes y después de 30 minutos llegamos a la bodega; bajamos de las camionetas y entramos, al estar dentro, miro que ya nos esperaba el hombre con el que haría negocio.

Yo, Matías, ese hombre y su hijo, nos sentamos hablar; fue una conversación larga, pero como siempre salí victorioso, impuse mis reglas, la droga se entregaría como yo quería, a mi precio.

El único problema, era que tenía que quedarme una semana para instalar una empresa como tapadera de mis negocios; esta empresa seria con la que siempre me había manejado, esa hera mi marca de computadora y celulares, tenía la mejor tecnología, la marca a vencer en el mercado, teníamos el mejor puesto en programación y comunicación.

Después de que nos pusimos de acuerdo, quedamos en que él me mostraría uno de los mejores edificios en la ciudad, en el centro, para ahí instalar las oficinas y el centro de distribución.

Al salir de la bodega fui directo al mejor hotel de la ciudad, dónde tenía reservado todo un piso para mí y mi gente de confianza; al llegar me di un largo baño, después me cambie con un pantalón de vestir, una camisa y un saco que hacían un traje elegante de un sastre reconocido de mi país.

Yo ante todo era un hombre elegante y me gusta lo mejor, verse imponente ante todo era lo importante en este negocio; ya eran las 8 pm y moría de hambre, decidí ir a un buen restaurante y comer algo de mi nivel.

Salí del hotel con mi mejor amigo y unos hombres de mi confianza, fuimos a uno de los mejores restaurantes de la ciudad, el lugar tenía una de las mejores vistas, dónde podía ver gran parte de la ciudad.

Al llegar el mesero nos dirigió a una buena mesa frente a una gran ventana; íbamos caminando y como era mi costumbre miraba todo el lugar, viendo cada persona, ubicando cada puerta, lugares donde pudiera cubrirme en caso de un ataque, era extremadamente cuidadoso y desconfiado.

Estaba por llegar a la mesa cuando miro tres mesas adelante; había una pareja, se miraban enamorados, estaban tomados de la mano, mostrándose todo el amor que seguro tenían; pero cuál fue mi sorpresa al ver a la mujer, ese pelo rojo, esos ojos marrón, ese rostro.

No podía creer lo que miraba, era Sami, mi hermosa mujer; me quedé en shock, parado viendo a la pareja, pensando que mis ojos me engañaban.

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