Cap-10

Capítulo#10

Narradora

Maximiliano se echó a reír por la cara que había puesto Katrina cuando el le dijo que ella tenía que pedir permiso para salir del palacio, él hizo eso solo para molestarla

Cuando entro a su despacho se llevó la sorpresa de que Silvia estaba ahí y al verla sentada en su silla frunció el ceño

Maximiliano: ¿Que haces aquí Silvia?

Silvia: Vine a verte pero tú no estabas así que decidí esperarte

Maximiliano: Si querías esperarme por qué no lo hiciste en el pasillo, sabes que no me gusta que alguien entre a mi oficina cuando yo no esté, ahora levántate de mi silla

Silvia: ¿Por qué me hablas así? yo lo único que quiero es verte y decirte lo que hizo la emperatriz

Silvia se puso a llorar y Maximiliano se acercó a ella para consolarla

Maximiliano: Perdóname por hablarte de esa manera, pero es que no me gusta que alguien entre a mi oficina y que fue lo que hizo la emperatriz

Silvia: Ella llegó al harén y nos dijo a todas que nuestra mesada no de nos daría por cinco meses eso es injusto

Maximiliano: Ya yo sabía y fui yo quien dió esa orden, pero no te preocupes que yo te daré de mi dinero

Silvia: Gracias Max, por eso te amo ante s de irme me puedes dar un beso

Maximiliano agarro a Silvia por la cabeza y le dió un beso bien apasionado

Maximiliano: Ya te di tu beso ahora sí me puedes dejar solo, otra cosa está noche cenaré contigo

Silvia le regaló una sonrisa y salió de la oficina de él con una sonrisa de oreja a oreja, ya que cada ves que le hace esa escena a Maximiliano el muy idiota cae, llegó al jardín del harén en dónde las otras concubinas estaban sentadas tomando el té

– ¿Hablaste con el emperador?

Silvia: Si hable con el

– ¿Que fue lo que te dijo?

Silvia: Que la orden la dió el, pero no me importa por qué el me dará de su dinero así que las que sufren son ustedes

– Eso no es justo

Silvia: Hay querida no se puede hacer nada

– Saben algo de la emperatriz

– Dicen que fue al pueblo

– Cuando esa mujer dejara de existir

Silvia: Yo me encargaré de ella

– Pero que sea rápido, ya que quiero el puesto de emperatriz

Silvia: Haber si la desaparezco, no será para beneficio de ustedes

– Estás tan confiada de que puedes acabar con la emperatriz

– ¿Y a ti quien te dió permiso de hablar?

– Yo solo digo, si bien se sabe el ducado Antonelli es muy poderoso no creo que sea tan fácil acabar con la emperatriz teniendo a su familia instalada en el palacio

Silvia: Puede ser muy poderoso y todo lo que quiera ser, pero mi padre acabará con ese ducado

– Ese ducado ha existido desde hace mucho tiempo y ha tenido muchos enemigos y ninguno de ellos han podido destruirlo, que te hace pensar que un simple conde acabará con ellos

Silvia: Cállate tu dices todas esas cosas por qué estás celosa de que el emperador no te mire

– Jajaja hay por dios, y tú crees que eso me importa si estoy en este lugar es por que mi padre me obligó no por voluntad propia

Silvia: Después que acabe con la emperatriz, tú serás la siguiente

– Atrévete a tocarme un cabello y te prometo que tú cabeza le será enviada a tu padre como obsequio, que no se te olvide con quién estás hablando

Silvia: No te tengo miedo

– Pues deberías

La chica se levantó de su asiento dejando a Silvia muy enojada

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