4.- Hades (3)

Después de meses de desgaste mental y estrés por fin me había graduado, de "Administración de empresas", sé que no me darían un cargo grande pero por algo se empezaba y era ser asistente del ceo de una de las empresas más famosas de los Ángeles... Prince Electronic…

Al entrevistarme dudaron pero al estar en la semana de prueba, demostré de lo que sería capaz obteniendo el trabajo sin más problemas, todo iba viento en popa, la paga era muy buena, mi hermano ya estaba estudiando medicina.

Y mi padre pudo encontrar un mejor trabajo aquí en la misma empresa que yo, solo que él era en el área de informática, los meses pasaban más que volando me gustaba el ambiente laboral.

Hasta que mi jefe anunció su retiro y su reemplazo sería su hijo Leonel Prince, un hombre alto, fornido, cabello oscuro, ojos claros, con carácter de los mil demonios, sabía que sería un verdadero reto poder trabajar con él.

Y así fue al mes de haberse ido el señor Leonardo, su hijo ya había tomado su lugar, mis días a su lado eran un total infierno atinándole a su gran apodo Hades el dios del inframundo, ya que buscaba cabezas en la empresa para simplemente deshacerse de ellas si no le gustaba su forma de trabajar.

Definitivamente el carácter y en la forma que nos trataba como empleados, era una diferencia abismal entre su padre y el, pero tenía que seguir aguantando si pretendía aún conservar mi trabajo; los días siguieron pasando y era uno peor que el anterior.

Él, cuando me presento su papá que yo sería su asistente, recuerdo que solo me vio tan despectivamente, haciendo el momento más incómodo de mi vida, bloqueé todo para poder seguir no me dejaría intimidar por un hombre que está acostumbrado a pisotear a la gente y obtener todo a la medida del deseo.

Hasta que un día entre a su oficina, llevándole el café como todos los días desde que él llegó, y sin más dijo mi nombre a lo cual era superextraño porque siempre fue el "TÚ", oye tú, ¿puedes hacer tu el trabajo?, solamente era esa palabra, pero en ese instante fue reemplazada por mi nombre, hasta llegué a pensar que me despediría, pero no.

De haber sabido que sería el inicio de su plan con el objetivo de lastimarme, créanme jamás hubiera cedido ante nada, pero lamentablemente me pasó, haciendo aparición la Meghan ingenua que se cree de unas simples habladurías, a pesar que me resistí perdí la batalla.

Ante semejante semental, el era el claro ejemplo de lo que yo muy en el fondo buscaba de mi hombre ideal o de mi príncipe azul; el era amoroso, atento, detallista, besaba increíble te dejaba perdida en el abismo con solo un beso y ni hablar del sexo, era fascinante se notaba que era un hombre de experiencia, y sus años lo respaldaban, cuando eso pasó yo tenía apenas veincinco y el me llevaba por diez años.

Pero eso no me importo, bueno ese día simplemente me llamo por mi nombre, regalándome un ramo de flores llamadas "no me olvides", y extrañamente esas eran mis favoritas, los días pasaron y era detalle tras detalle, hasta que me llevó a cenar al mejor sitio de los Ángeles.

Y desde esa cita nos hicimos novios, dándole paso al romance y la pasión él definitivamente era candela pura, pero lo que más me hizo caer rendida a sus pies fue que a pesar de nuestras diferencias económicas y sociales, siempre me dio mi lugar como su novia en la empresa.

Mi padre nunca estuvo de acuerdo en mi relación, no lo quise escuchar, ni ver, pero mi padre quería solo cuidarme y advertirme que entre más me elevará en esta ilusión más fuerte sería el golpe.

Nuestra relación duró más de un año, lleno de mucho amor y desenfreno, todo era color de rosa, el en un viaje de negocios que hicimos a París, al estar al pie de la torre Eiffel, me pidió matrimonio quedándome sin palabras y más que emocionada por su propuesta y solo grite ante las miradas de aquellas personas el "SI", escuchándose los aplausos.

Estaba feliz, porque era el hombre modelo de quien estaba perdidamente enamorada, que ya nos decíamos un "TE AMO", sin titubear al llegar de nuevo a nuestro trabajo, la empresa y largas jornadas de trabajo no teníamos tiempo para nosotros o eso quería hacerme creer. Sus padres estaban felices por la noticia, el señor Leonardo estaba más que feliz, el ya sabia como era yo, pero todo cambió cuando llego su abuelo.

El señor Mateo, él; al conocer a la futura señora Prince no dijo una sola palabra, pero su mirada lo decía todo, no hacía falta ser inteligente para saber su manera tan déspota, narcisista y discriminatoria en la que se dirigía a mi persona, lo deje pasar pensando que no abría problema, pero fue mi más grande error.

El día más esperado llego, estando en un manojo de nervios, cuando llegamos a la iglesia sabia que él ya estaba al pie del altar, al entrar escuché la marcha nupcial, comenzando la ceremonia y lo notaba nervioso, supuse que era por este día pero no era así; llegó la parte del "SI ACEPTO" el cual nunca salió de los labios de Leonel, él solamente me veía, temblaba y no paraba de ver a su abuelo, quien tenía una sonrisa muy malévola y simplemente me dijo.

-perdoname Meghan.

Y salió de la iglesia dejándome más que atónita por lo que dijo, estaba parada aún en el altar, mi padre dijo que estaba en silencio, pero mis lágrimas no paraban dejando marcas en el fino vestido de novia, yo no recuerdo nada pero mi hermano Liam me dijo que salí de la iglesia como zombi, aventando el ramo hacia la carretera y al dejarme caer al suelo me desmayé.

Dure más de dos semanas perdida en mis pensamientos y en la agonía que me carcomia lentamente, me dolía mi corazón estaba más que echo trizas, pero necesitaba que me dijera el porqué salí de mi casa, afortunadamente mi papá estaba en el trabajo y mi hermano estudiando, todo el trayecto hasta su departamento era sentir la adrenalina y mis sentimientos a flor de piel.

Llegue y corrí hasta estar frente a su puerta, toque dos veces hasta que abrió quedando más que sorprendido por mi presencia y solo logró decir.

-¿Meghan?- volteo al interior de su casa y entrecerrando más su puerta.

- solo necesito saber ¿por qué, lo hiciste?- él negaba, notando que su garganta se trababa para tragar.- dime por favor Leonel ¿porque?

-perdóname Meghan, que quieres que te diga, que fue un error lo nuestro, el pedirte ser mi novia, mi esposa, somos de mundos diferentes y tú nunca encajarías en este, ¡mírate!- al decirme eso me dolió aún más, haciendo más profundas mis heridas y solamente le di una bofetada volteándolo.

- si no querías nada serio, no me hubieras buscado, yo también podría haber jugado esto tan estúpido, pero tu meta era solo lastimarme y sabes lo lograste pero ten siempre en mente imbécil, que est…-cuando escucho una voz femenina provenir del interior, abro la puerta y veo a una rubia entendiendo todo.

Solo asentí, aceptando el porqué de su perdón di media vuelta yéndome de aquel lugar, lo escuché gritar mi nombre más de mil veces, pero no me detuve hasta llegar a casa y soltar mi llanto.

Fue lo más doloroso enterarme de mi realidad, pero era necesario, y desde ese momento me hice una promesa de no volverme a enamorar, ya había sufrido bastante para mi corta edad; los meses avanzaron y los señores Prince buscaban cualquier momento para disculparse, ellos no tenían ni culpa de lo que había echo el imbécil de su hijo.

Estaba cansada de toda la situación que aún arrastraba, quería respirar y dejar mi tragedia en el olvido, pero aquí sería más que difícil, mi padre ese día llego con un boleto de avión con destino a Nueva York, mi padre más que nadie quería verme bien, recuperar mi estabilidad emocional y así lo hice me fui sin mirar atrás, sería un nuevo comienzo para mí pero lleno de mucha paz....

LEONEL PRINCE

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