Capítulo 4

El timbre suena dando por terminadas las clases. Suspiró y me estiro con placer.

¡Que alegría! ¡Al fin!

Me levantó y tomando mi mochila me dirijo a buscar a Fri, ya que la última clase no la tuvimos juntas.

Cuando me dirijo a la salida, la encuentro hablando con las chicas Fablet.

—¡An! —Fri chilla al verme y sacude la mano

—¿Todo en orden? —preguntó cuando estoy frente a ellas

Fri asiente —Si, ya tengo hambre. ¿Nos vamos?

Asiento y miró a las Fablet —Bárbara, Camille, Dalila. —inclino la cabeza hacia ellas a modo de respeto, es lo mínimo que puedo hacer ante la hija de otro mafioso

—Cuídate An... —me sonríe Camille, pero al ver que la miro con seriedad su sonrisa se pierde —Perdón... Antje.

Intentó no suspirar —No se preocupen llámenme como mejor les parezca, siempre y cuando pueda hacer lo mismo.

No me gustaba que gente no tan cercana a mí me llamase An, pero debía acostumbrarme, algo me decía que las Fablet estarían en nuestro círculo íntimo más pronto que tarde. Sobre todo con lo social que es Fri.

—Claro. —me responden las tres al mismo tiempo

—Bien, nos vemos después...

Al igual que como entramos en la mañana, le doy paso a Fri para que ahora salga primero. Del mismo modo en que entró, ella sale con elegancia y autoridad.

La sigo pasos atrás pero ella se detiene y me espera.

—¿Qué pasa?

Ella me sonríe y me toma del brazo, entrelazándolos. —¿Qué planes tenemos para hoy? —pregunta con interés

Ladeo la boca y finjo pensarlo —Supongo que hacer tarea hasta morir, luego de eso... Nada. —me encojo de hombros

—¡Perfecto! Entonces hoy iremos al restaurante italiano de Marcello's ¿te parece?

—¿Deseas almorzar ahí?

Fri asiente —¡Si! Y ahí podemos hacer tarea.

Asiento, me parece una buena idea —Bien, como diga mi Prinzessin Hündin.

Cuando estamos a la altura de su auto, vemos a un chico apoyado en la puerta de este. La sangre me hierve en segundos pero me abstengo de ponerle una bala entre ceja y ceja.

—¿Se te ofrece algo? —Fri arruga la frente y da un paso delante de mí y yo la dejo ser.

Es su auto rosa, su problema. Pero si la tocan, entonces es mi problema...

—Así que ustedes son las nuevas, ¿eh? —el chico alza una ceja y mira a Fri de pies a cabeza, posando más de medio segundo su vista en sus pechos.

Respira... Respira... No le cortes las bolas aun.

Miro alrededor del estacionamiento, todos los alumnos se alejan de la escuela, algunos caminan, otros suben a sus autos o motos.

De pronto, mi vista de posa en un Jeep de color verde militar.

Tres chicos platican cerca de las puertas del auto mientras que los otros dos están encima de este.

Los hermanos "sangrientos..."

Alzo una ceja sin poder evitarlo. Por un momento creí que uno de ellos sería el idiota que estaba parado delante de nosotras, tal vez por desquite ante su evidente humillación en la cafetería.

Los observó con detenimiento, los dos rubios tienen lo suyo... Sin embargo, mi vista se posa en uno de los tres morenos quien tiene el cabello negro y por su actitud con los demás, parecer el típico líder.

Una chica pasa delante de ellos y sin disimulo le lanzan miradas lascivas.

Asqueroso... ¡Puaj!

—¿Verdad, An?

Parpadeo y regreso a la realidad cuando Fri me llama —¿Qué?

Fri observa a donde yo antes miraba y alza una ceja al darse cuenta que miraba a aquellos idiotas. —Nada, no te perdiste de mucho...

Miro al chico quien no se ha movido de la puerta —Tengo hambre. —suspiro —Así que te voy a pedir... No perdón, te voy a ordenar que te largues. —siseo

—Pueden aparentar ser todo lo rudas que quieran pero en el fondo solo son unas zorras.

Fri chilla falsamente ofendida —Eso es ofensivo, ¿no es así An?

—Por supuesto —me cruzo de brazos y empezó a zapatear —La única zorra aquí soy yo. Fri es más... Una perra.

Fri asiente —Exacto, así que largo.

El chico nos mira asombrado ante nuestras respuestas, ¿qué esperaba? ¿Qué llorásemos ante su insulto? Oh no, yo conozco mejores.

—Solo les advierto una cosa... —gruñe, cuando al final se recupera de la impresión —No se vuelvan a meter con mi novia, porque yo no les tengo miedo.

—¿Tienes novia? —preguntó, fingiendo asombro —Vaya... No creí que alguien fuera tan estúpida como para enamorarse de un imbécil como tú... Pero veo que me equivoque.

—Me debes diez dólares —sonríe Fri

—En casa.

El chico gruñe y da un paso a nosotras —¡Escuchen bien PUTAS! —lo último lo grita, llamando la atención de la gente a nuestro alrededor. Y surtió efecto, ya que todos nos miran. —No sé quién se crean pero yo no les tengo miedo a dos putas que...

Fri alza la mano, frenando su frase —No sé quién te creas tú, pero a mí no me hablas de esa manera. —ataca ahora ella

El chico se acerca a nosotras tratando de parecer amenazante. Fri retrocede un paso mientras yo me mantengo en mi lugar. —No me quieres conocer enojado puta... —el imbécil se acerca sobre todo a Fri, tanto, que parece que la va a besar

Suspiro con cansancio, ya estaba agotada de esto. —Si no quieres... —empiezo a hablar, pero me detengo cuando escucho la queja de Fri.

—¡Ay! —sisea ella

La miró preocupada y me doy cuenta que el chico le ha pisado el pie con su gran bota.

Bien, aquí hay dos opciones:

1.-Me rio y burló de Fri hasta el cansancio

2.- Matar al tipo por tocarla.

Optó por hacer las dos cosas pero en diferente orden... Sin más, con un rápido movimiento, pateó al idiota en la cara con mi bota y cuando está desorientado le tomó de la muñeca, giro hacia atrás y le sujeto fuertemente doblándole todo el brazo.

Él sisea e intenta alejarse pero no se lo permito.

—Si alguna parte de tu asqueroso cuerpo la toca de nuevo por mínimo que sea, te prometo que esto es lo más suave que sentirás de mí... ¿Entendiste? —siseo y sujeto con fuerza al chico quien intenta soltarse torpemente —No te escuche —gruño entre dientes

—¡Si, si! —jadea

Lo suelto y le pateó la espalda con fuerza, haciéndolo caer boca abajo en el suelo de polvo y grava.

—Y dile a tu novia que ni sueñe con intentar algo parecido. —le advierto

Todos están asombrados y murmuran sobre lo que han presenciado.

Los hermanos sangrientos están riéndose del imbécil tirado en el suelo, todos menos uno, pero como no los veo directamente, no sabría decir quien es.

—¿Nos podemos ir ya? —miró a Fri

Ella asiente —Sí, tengo hambre.

Fri se dirige a su auto mientras yo me voy a mi moto. Al subir y colocarme al casco, la llamo con el comunicador.

—¿Si?

—¿Tus patas de Hündin te duelen?

—Ja' Ja' —ríe —Vámonos...

Fri enciende su auto y sale del estacionamiento como un rayo. Espero unos segundos y enciendo mi moto para seguirle.

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