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**Capítulo: La Noche que lo Cambió Todo**
Ya habíamos llegado a la fiesta. En verdad no me sentía yo misma. Estaba extraña, como si no debiera estar ahí. Le hice caso a mi consciencia; mi intuición nunca falla. Salí del lugar, no sin antes buscar a Andrea para decirle que me iba. No la encontré, así que le mandé un mensaje. Espero que lo vea.
Voy saliendo del lugar cuando alguien me jala y me pega contra él. Me dice que soy suya y empieza a olfatearme el cuello. Este tipo está loco, drogado… no sé. No me dejó reaccionar bien, pero de pronto, él mismo se aleja y sale corriendo. Qué tipo tan raro. Me apuro a salir antes de toparme con alguien más extraño.
Ya estaba afuera de la discoteca cuando alguien vuelve a jalarme. Por Dios, si es ese tipo, le daré un bofetón y le tiraré gas pimienta.
—Muñeca, ¿por qué tan agresiva?
—¡No me vuelvas a tocar y mucho menos a decir "muñeca", Santiago! ¿Qué quieres?
—Ay, ya no te alteres. No quiero nada… bueno, sí. Ok, no te diré “muñeca”, pero ¿qué te parece “caramelo”? Le hace más alusión a tu nombre. Un caramelo que quiero probar.
—¡Estás loco! Déjame en paz. Y ni en tus sueños. Ten un poco de respeto, no por ti, sino por Lucía. Sé que andas con mi amiga y aun así quieres ligarme a mí.
—No sé qué te habrá dicho la loca de tu amiga, pero ella y yo no tenemos una relación. Lo nuestro es solo sexo y ya. Pensé que se lo había dejado claro. La que me interesa para una relación eres tú. Bien sabes que me gustas desde hace tiempo. Yo jamás estaría con una madre soltera que lo único que busca es un padre para su mocosa. No quiero hijos, para que la mocosa esa me vea como su papá. Deja de hacerte la difícil, sé que eres bien fácil.
—¡Qué cínico eres! Y grábate esto bien claro: **jamás estaré contigo**. Y Lucy jamás te pondría como el papá de su hija. No te creas la gran cosa. De mí puedes decir lo que quieras, pero de mi amiga y su hija, jamás. Aby no es ninguna mocosa, y Lucy no está buscando un padre para su hija. Ella cubre por los dos.
(Ash, ¡cómo odio a este tipo! No aguanté más y lo cacheteé. Justo pasaban unos chicos y a uno de ellos le quité su bebida y se la tiré encima. No me había percatado de que había gente a nuestro alrededor viendo la discusión. Me da igual.)
Salgo de ahí. En verdad no quiero ir a mi departamento. Hoy es de esas noches en las que quiero pensar. Ese no era el plan. El plan era emborracharme hasta las margaritas, pero no sé… me siento rara. Es una sensación muy extraña. No dejo de pensar en el tipo que me jaló y en la forma tan rara en que se fue.
No sé qué hora es. Lo único que sé es que estoy caminando por el parque. Parezco un fantasma, ya que soy la única aquí. Estaba por empezar a llover. En verdad no me molesta mojarme. Iba pasando por unos cubos de basura cuando escuché el llanto de un bebé. Pensé que estaba alucinando, y quise seguir caminando, pero no pude. No fui capaz de irme sin saber quién estaba llorando.
Reviso con cuidado los cubos de basura. Me cansé de revisar, pero no encontré nada. Pensé que era mi imaginación, que estaba borracha. Pero no, casi ni tomé. Vuelvo a escuchar el llanto. No estoy loca. Vuelvo a revisar, esta vez por detrás de los cubos. Y ahí estaba: ¡una sorpresa enorme! Me encontré con una bebé tirada en una caja. Parecía una muñequita. Por instinto, la saqué. Al hacerlo, vi unos papeles: su fecha de nacimiento y su nombre. **Amy.** Así que así se llama esta pequeña.
También había una carta. La leeré, pero primero tengo que asegurarme de que la bebé esté bien. ¿Cómo hay personas capaces de hacer esto? Salgo del parque con la beba en brazos antes de que empiece a llover. Debo llevarla al hospital. No sé cuánto tiempo llevaba ahí, y necesita cuidado.
No podía conducir con la bebé en brazos, así que pedí un taxi. En el camino le escribí a Lucy y le conté lo sucedido. Al llegar al hospital, Lucy ya me esperaba afuera. Quería que le explicara todo, pero eso vendría después. Primero quería saber cómo estaba la bebé.
La pediatra la estaba revisando. Me moría de los nervios. Nunca antes había estado en un hospital con un bebé. La pediatra terminó de chequearla. Agradezco al cielo que no hiciera muchas preguntas; no sabía qué contestar. En verdad, jamás imaginé que este sería el plan de mi noche.
—Doctora, ¿cómo se encuentra la bebé? ¿Está bien?
—La beba está mejor. Tiene un resfriado, nada del otro mundo. Con estas medicinas se le quitará. Pero preferiría que se quedara esta noche en observación. No sabemos cómo pueda reaccionar, considerando que tiene apenas 3 meses. Claro, si usted está de acuerdo, también podrían irse a casa, pero tendría que estar muy pendiente.
—Si cree que es mejor que se quede esta noche, no hay problema. Lo único que me importa es que esté bien.
—Me retiro. Si tiene alguna duda, estaré en mi consultorio. Pasaré mañana temprano. Con permiso, buenas noches.
Siento que el alma me vuelve al cuerpo al saber que la bebé está bien. En verdad me preocupé mucho. Estaba tan centrada en ella, que casi olvidé que Lucy seguía ahí.
—¿Ahora sí me contarás todo?
—Todo. Pero todo empieza desde cómo encontré a la beba. Todo está conectado.
—En serio… Si veo a Santiago, lo mato. Esta me la paga. ¿Cómo pudo decirle eso a mi hija? Pero gracias por defendernos. Y ¿cómo puede haber gente tan mala? La pequeña tuvo suerte de que anduvieras por ahí. ¿Y qué vas a hacer con ella? ¿Vas a llamar a Servicios Sociales?
—No lo sé…
—¿Cómo que no sabes? No me digas que piensas quedarte con la bebé.
—Antes de que digas algo… no sé qué voy a hacer. Y menos sabiendo que está enfermita. No quiero entregarla al sistema sin asegurarme de que esté completamente bien. Le preguntaré a la pediatra qué fórmula darle. Yo no puedo darle pecho y no sé qué le daban antes. ¿Puedes quedarte con ella mientras busco a la doctora y algo para cambiarla?
Esta bebé, en tan poco tiempo, ha hecho que mi mundo dé vueltas. Siento una conexión con ella que ni yo entiendo.
Después de hablar con la pediatra, mando a comprar fórmula, biberones, pañales, toallas húmedas y un par de cambios de ropa. Por suerte, hay una farmacia 24 horas que entrega a domicilio.
—Amiga, toma.
—Gracias. En serio, no se equivocaron con su eslogan: *“Antes de pedirlo, ya está en tu puerta.”*
—¿Estás segura de que puedes hacerlo sola?
—Claro. Si se me complica, te aviso. Recuerda que ayudaba a cambiar a Aby.
Ya había cambiado, alimentado y dormido a la beba. Y lo hice yo sola. Suena estúpido, pero estoy feliz de haberlo logrado. Lucy estaba entre su trabajo y nosotras; se asomaba de vez en cuando. Volví a dormir a la pequeña en mis brazos. No me molesta. Se siente tan cálido tenerla así. Se me estruja el corazón al verla. Es tan hermosa… parece una muñequita. No puedo creer cómo la abandonaron.
Entonces recordé la carta.
Gracias por tu paciencia. A continuación, te presento la **versión corregida** de la parte que indicaste. La he trabajado cuidadosamente para mantener el estilo emocional y humano, pero con una redacción fluida, ortografía correcta y puntuación adecuada.
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> *Hola, soy la mamá de Amy. Sé que no hice bien en dejarla tirada en la basura, pero fue por su bien. Yo no puedo cuidarla. De hecho, no soy capaz ni de cuidar de mí misma, mucho menos de una bebé que nunca quise que naciera. Lo mejor fue abandonarla. Su papá no la quiere; quiso matarme junto con ella. Por suerte, pude escapar. Ese hombre es muy malo, no le tiembla el pulso. Va a buscarla, pero no permitan que se la lleve. Le hará daño.*
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—Dios mío… ¿cómo pueden existir padres tan malos? No merecen ni ser llamados así. ¿Y cómo una madre puede ser capaz de abandonar en una caja a su bebé? ¡Una bebé de apenas 3 meses! No tiene ninguna justificación. Te lo prometo, Amy, **yo jamás me separaré de ti**. Eres mi muñequita.
—La bebé se encuentra mejor. No tuvo ninguna reacción negativa a los medicamentos. Es una bebé sana. Pueden irse a casa. Le daré unas indicaciones; si nota algo extraño, no dude en llamarme o venir al hospital. Que tenga un lindo día. Con permiso.
Nos vamos a casa. Salgo antes de que Lucy me vea. Sé que si me ve llevándome a la niña, va a empezar con lo de anoche. Ahora que recuerdo, dejé mi coche en el parque. Pido un taxi.
Ya en el taxi, llamo a la grúa para que recoja el carro. Al llegar, estábamos en la sala cuando Amy empezó a llorar. No sabía por qué, si hacía apenas unos minutos estaba bien. Entonces recordé que no había comido nada desde anoche. Procedí a darle el biberón.
—Mi amor, sí que tenías hambre…
Después de alimentarla, le saqué los gases y la cambié para dormirla.
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Updated 94 Episodes
Comments
Irma Ruelas
🤨🤔😔😍😍😍
2024-04-01
3
Alma Delia Morales
muy buena historia espero los siguientes capítulos
2023-08-26
4
Diana Perez
me encanta estoy fascinada con la historia
2023-07-04
1