El humo espeso llenaba el aire en el oscuro restaurante futurista. Las luces tenues creaban una atmósfera misteriosa mientras se oía un suave murmullo de conversaciones y el tintineo de los cubiertos sobre los platos. En medio de ese ambiente tenso, se desataría una batalla épica entre un grupo de despiadados asesinos y un escuadrón de imponentes robots policías.
Los asesinos, conocidos como "Los Mercenarios de la Muerte", eran un grupo temido y respetado en el submundo criminal. Estaban liderados por el infame Viktor "El Carnicero" Suvorov, un hombre con una reputación sanguinaria y habilidades letales. Vestidos de negro, de pies a cabeza, con armas mortales ocultas bajo sus chaquetas, entraron al restaurante con pasos silenciosos y miradas asesinas en sus ojos.
(como anteriormente, los robots eran usados para cosas domésticas, ya que estos necesitan una gran cantidad de energía eléctrica, pero estos eran un prototipo mucho mejor, porque eran muy justos, no aceptan sobornos ni amenazas, ellos no sienten nada)
Por otro lado, los robots policías eran la última creación de la Corporación de Seguridad Global. Altos, imponentes y con armaduras relucientes, parecían salidos de una película de ciencia ficción. Programados para imponer la ley y el orden, habían sido enviados para capturar o eliminar a Los Mercenarios de la Muerte y asegurar la paz en la ciudad.
La tensión en el restaurante era palpable cuando los asesinos y los robots se enfrentaron frente a frente. Los comensales aterrados se escondieron debajo de las mesas o salieron corriendo, dejando detrás platos rotos y copas derramadas, el sonido de los disparos resonó en el local, y la música futurista de fondo se mezcló con el estruendo de la batalla.
Los asesinos se movían con destreza, desafiando la lógica y la gravedad. Saltaban por encima de las mesas, esquivando los proyectiles de energía de los robots mientras disparaban ráfagas de balas mortales. Sus habilidades de combate cuerpo a cuerpo eran formidables, y dejaban a su paso un rastro de cuerpos electrónicos destrozados.
Sin embargo, los robots no eran simples objetivos fáciles. Sus sistemas de inteligencia artificial avanzados les permitían analizar rápidamente las tácticas de los asesinos y adaptarse en consecuencia. Sus brazos mecánicos se transformaban en armas letales, mientras que sus ojos robóticos escaneaban el entorno en busca de cualquier amenaza.
El restaurante se convirtió en un caos de cañonazos, explosiones y gritos. Las paredes temblaban y las ventanas se rompían bajo la presión de la batalla. Los clientes aterrorizados que aún permanecían en el lugar se ocultaban en cualquier rincón disponible, deseando que todo acabara pronto.
Viktor "El Carnicero" Suvorov se enfrentó personalmente al líder de los robots, un modelo de élite conocido como "Centinela X". Ambos eran expertos en combate, y sus movimientos rápidos y precisos llenaron el aire con una energía frenética. Golpe tras golpe, intentaban superarse mutuamente en un duelo de vida o muerte.
El sonido de los huesos rompió en el aire cuando Viktor logró asestar un golpe certero al Centinela X, dañando su armadura y dejando expuesta parte de su sistema interno. Sin embargo, el robot no se rindió. Utilizando su fuerza sobrehumana, contraatacó con una ráfaga de golpes devastadores, obligando a Viktor a retroceder momentáneamente.
Mientras tanto, el resto de Los Mercenarios de la Muerte y los robots policías continuaban su feroz enfrentamiento en medio del restaurante. Las mesas y sillas eran derribadas, los platos y vasos se hacían añicos, y las llamas de los disparos llenaban el lugar de destellos de luz y humo.
La batalla se intensificaba con cada momento que pasaba. Los asesinos se apoyaban mutuamente, protegiéndose mientras lanzaban ataques precisos y mortales. Aunque los robots eran implacables, algunos de ellos comenzaron a mostrar signos de desgaste. Sus armaduras se agrietaban y sus movimientos se volvían más lentos debido a los daños sufridos.
Viktor, recuperándose de su encuentro con el Centinela X, se unió a sus compañeros y juntos formaron un último asalto contra los robots. Su determinación y habilidades letales parecían no tener límites. Se abrieron paso a través de las filas enemigas, destrozando a los robots uno tras otro.
El Centinela X, sin embargo, no se rindió fácilmente. Utilizando sus últimas reservas de energía, desató una ráfaga de disparos energéticos en un último intento por eliminar a Viktor y los demás asesinos. La sala se iluminó con la energía desbocada, pero los Mercenarios de la Muerte eran más rápidos y astutos de lo que el robot esperaba.
En un movimiento audaz, Viktor se lanzó sobre el Centinela X, aprovechando un momento de vulnerabilidad. Con una cuchilla oculta en su mano, perforó el punto débil del robot, desactivando su sistema central. El Centinela X cayó al suelo, inerte y sin vida.
El silencio llenó el restaurante mientras los asesinos y los robots se quedaron inmóviles, el humo y el polvo se disiparon lentamente, aunque viktor le gano al centinela X, eso no significaba que la batalla había terminado, tres de sus hombres yacían muertos en el piso dejando un gran charco de sangre
Los Mercenarios de la Muerte estaban contra las cuerdas con los robots policías. Aunque heridos y exhaustos, se miraron el uno para después hacer una retirada táctica, esto era un completo empate, aunque del lado de los robots había muerto el centinela X y 3 robots más, los hombres de viktor no eran infinitos, así que decidió retirarse.
El restaurante futurista, una vez animado y vibrante, ahora era un escenario de destrucción. Los clientes asustados emergieron de sus escondites, evaluando los daños y heridos, los comensales no sabían a quién agradecer, por un lado, los policías robots que los salvo de morir, pero recibiendo ataques mientras ellos peleaban con los mercenarios o a los mercenarios de la muerte que les dio pelea, pero evitando más bajas, pero que querían asesinarlos, la historia de esta feroz batalla se difundiría por toda la ciudad, alimentando los rumores y el temor hacia Los Mercenarios de la Muerte.
Y así, en medio de ese caos y violencia, la lucha entre asesinos y robots policías en el restaurante futurista llegó a su fin. Los destinos de los protagonistas se entrelazaron en una batalla épica, dejando una huella imborrable en la memoria de todos los presentes.
Los Mercenarios de la Muerte, aunque victoriosos, sabían que no podían quedarse mucho tiempo en el lugar. Las autoridades estarían en camino, y su reputación y búsqueda por la justicia no les permitirían permanecer en un solo sitio por mucho tiempo. Rápidamente, recogieron sus armas y se dispersaron, desapareciendo en las sombras de la noche.
A medida que el restaurante futurista se calmaba y los escombros eran retirados, las noticias del enfrentamiento se difundieron por toda la ciudad. Los ciudadanos se encontraban divididos en sus opiniones sobre lo sucedido. Algunos veían a Los Mercenarios de la Muerte como héroes que habían desafiado el poder opresivo de los robots policías, mientras que otros los consideraban villanos que sembraban el caos y la violencia.
Las autoridades, por su parte, no estaban dispuestas a dejar impune el desafío a su autoridad. Se lanzó una investigación exhaustiva para dar con el paradero de Los Mercenarios de la Muerte. Se ofrecieron recompensas por cualquier información que condujera a su captura, y los ciudadanos fueron instados a cooperar con las fuerzas del orden.
En los días siguientes, la ciudad vivió una tensión palpable. Los rumores y las especulaciones corrían desenfrenados. Se formaron debates acalorados sobre la ética de los robots policías y el papel de los asesinos en la lucha contra la opresión. Algunos incluso comenzaron a considerar la posibilidad de unirse a la causa de Los Mercenarios de la Muerte, viéndolos como la única esperanza contra un sistema opresivo, pero para serte sincero, si te encuentras con un policía humano en estos tiempos es más probable que estés en problema a diferencia de un robot que reconoce rostros atreves del sistema para identificar criminales, cosas que estos robots son muy amables, pero cuando se trata de justicia no dudan en actuar.
Mientras tanto, en las sombras, Los Mercenarios de la Muerte se reagrupaban. Conscientes de que su enfrentamiento con los robots policías solo era el comienzo de una guerra mucho más grande, se preparaban para enfrentar nuevos desafíos y proteger a aquellos que no podían protegerse a sí mismos.
El restaurante futurista, una vez un lugar de encuentro para aquellos en busca de experiencias únicas, quedó marcado por la batalla que se libró en su interior. Sus paredes agrietadas y sus muebles destrozados eran un testimonio silencioso de la lucha entre la libertad y el control.
La historia de los asesinos peleando contra los robots policías en aquel restaurante futurista sería contada una y otra vez, convirtiéndose en una leyenda urbana que trascendería el tiempo. Se convirtió en un símbolo de la resistencia y en un recordatorio de que, incluso en un futuro dominado por la tecnología, el espíritu humano de lucha y libertad nunca puede ser completamente suprimido.
Y así, la batalla entre asesinos y robots policías en aquel restaurante futurista se convirtió en un capítulo más de la lucha eterna entre el poder y la resistencia, dejando una pregunta en el aire: ¿quiénes serían los verdaderos guardianes de la justicia en este mundo del futuro incierto?
Josías y garry estaban desconcertados y a la vez sorprendidos por la muestra de poder de la nueva tecnología, y es que esto eran buenas y malas noticias, por un lado, los mercenarios perderían su trabajo por los robots, pero por otro ya no habría más muertes por luchas contra los monstruos.
-garry, prometo unirme a tu grupo, solo dame tiempo a entregar mis escritos, esto es mi sueño y el de mi familia, una vez que termine hare lo que pidas.
garry suspiro y miro directamente a los ojos de josias
-¿cuanto tiempo sera?
- en un mes
garry se quedo en silencio mirando hacia la luna mientras se ponia un cigarrillo en la boca
- HECHO - dijo garry
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