Han pasado ya 6 meses. La pareja está muy enamorada. Este embarazo ha despertado las hormonas de Zoé y lo único que desea a diario es follar con su esposo, y este la complace siempre. Hace un mes tuvieron tanto apetito que lo terminaron haciendo en el vestidor del centro comercial.
Recuerdo.
Adrián: Amor, esa ropa te queda hermosa. Te ves muy bien.
Zoé: Cielo, ¿me ayudas a quitármelo? -mordiéndose el labio inferior.
Adrián se puso tenso. Esta acción lo prendió y entendió perfectamente lo que quería su esposa. Entraron juntos al vestidor. Zoé de inmediato besó a su esposo y se puso de espaldas. Este besó su cuello y espalda, acarició sus senos que ya están más grandes, bajó a su intimidad para acariciarla. Con su otra mano desabrochó su pantalón, sacó su miembro e ingresó en ella.
Zoé: ¡AHHHH!
Adrian: Shiiiiii, no hagas ruido, amorcito. -Introdujo su lengua en el oído de ella. Ella no podía contenerse. Él la ponía a mil. Eran la perdición el uno del otro.
Él introdujo el dedo de su mano en la boca de ella simulando una penetración. Era excitante y ella no podía hacer ningún ruido. Unas embestidas más y juntos llegaron al éxtasis. Se limpiaron con paños que cargaban y salieron como si nada hubiese pasado, pero agitados y con una expresión de risa y satisfacción.
Fin del recuerdo.
Zoe: -Se mira al espejo- Estoy muy gorda. Por Dios, no puede ser. -Y se pone a llorar.
Adrian: -Preocupado- Cielo, ¿te pasa algo? ¿Te duele? Dímelo, amor.
Zoe: Mírame, estoy gorda. Tú ya no me quieres así, ¿cierto?
Zollosea.
Adrian: Pero, mi cielo, para mí eres hermosa. Me encanta como eres. Sacrificaste tu cuerpo por hacerme el hombre más feliz del mundo. Me diste una princesa y este par de hermosuras que viene en camino son mi felicidad.
La nena: Mami, te amo. -Le da un abrazo y un beso.
Adrián. Mi amor, te amo así como eres. No pienses eso, más.
Zoe. Perdóname amor, perdónenme a los dos. Yo también los amo.
Llega la noche y cenan muy felices. Van a dormir y la nena está feliz por sus nuevos hermanitos.
El tiempo pasa rápido. Zoe está a unos días de dar a luz y no han revelado el sexo de los mellizos. Será sorpresa.
Zoe. Me siento cansada. Ufff, pesan demasiado mis bebés. A duras penas puedo caminar. Lo bueno es que vinieron mis padres. Nuestra relación es muy buena. Mi padre cambió mucho. Son felices con su nieta y ansiosos por tener en sus brazos a estos que vienen en camino. Toco que mis papitos durmieran un poco retirados de nuestra habitación. Me da pena que escuchen todas las noches lo que hago con mi esposo. Noches de pasión, amor, deseo, nos tan...ummmm.
Llega Adrián a casa y saluda a todos. Entra al cuarto y Zoe se está bañando. Mira la escultura de esa mujer por el vidrio y lo piensa dos veces. Ingresa con ella a la ducha, acaricia su vientre, la llena de besos, también su parte baja, la voltea de espaldas y la hace gritar de placer.
Se acuestan a dormir y ya a la madrugada, Zoé se despierta con una fuerte contracción que la hace gritar. Adrián se para de un brinco y buscan ropa, ya que duermen desnudos. Pero pues la suegra, que venía de la cocina de tomar agua, escuchó este grito de su hija y sin más, entró a la habitación. Fue inevitable ver a su yerno como Dios lo trajo al mundo.
Madre de Zoé. Ay Dios muchacho, pobre mi niña. ¿Cómo es que puede con tanto?
Adrián se tapa con las sábanas y arde de la vergüenza, mientras su suegra sale corriendo. Lo que acaba de ver fue paralizante para la señora, ya a su edad. Él se viste rápidamente y lo hace con ella, quien ya tiene todo listo en las pañaleras. Salen de prisa y a Zoé las contracciones les están dando más seguidas. Llegan a la clínica y al saber que son los nietos del presidente, recibe atención de inmediato. Entra a la sala junto con Adrián.
Adrián. Te amo princesa. Tú eres fuerte.
"Zoé. Todo esto es tu culpa, te odio Adrián del Monte, jamás volverás a embarazarme."
"Adrián. Yo también te amo, mi cielo."
Zoé era fuerte. Un pujo más y nació un hermoso niño, y más atrás venía una hermosa princesa. Adrián tenía a Zoé de la mano y cortó el cordón de sus hijos, pero se llevaron tremenda sorpresa: las contracciones de Zoé no cesaban. Sin más, sintió de nuevo contracciones más fuertes y apareció la cabecita de otro hermoso bebé que también quería salir. La emoción de Adrián fue tanta que se desmayó al ver a sus tres bebitos juntos. Al fin, ella descansó.
"Zoé. Adrián, ¿te operas o no me tocas más? ¡Reacciona!"
"Adrián. Llena a Zoé de besos y dale las gracias por ese regalo triple. Ella también lo ama (ahora sí)."
Están felices por sus hermosos hijos...
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