Me despierto en medio de la noche con mucha hambre, miro el reloj, son más de las dos de la mañana, y aun así me levanto y voy a buscar algo de comida sobrante en la nevera, espero encontrar mucho de ese asado. María hizo para la cena.
Capto la conversación de Eduardo con un extraño fuera de la casa, Eduardo parece haber salido con ese hombre, me pregunto si le dio su melaza a este sospechoso personaje extraño.
Salgo de la entrada y voy a la cocina, consigo lo que necesito para saciar mi hambre, y vuelvo a mi habitación, después de todo estoy en un contrato de matrimonio, este anillo en mi dedo no me da tantos derechos como el de Eduardo. Marido
Eduardo pasa de afuera hacia adentro, nota que pasé por la gominola que quedó en el piso, siente un ligero remordimiento por hacerme pasar por una situación así. Pero no lo suficiente como para arrepentirse de haber coqueteado con un extraño, o incluso de haberse conectado con él.
¡¡¡eduardo: Carlos!
Carlos: ¡Sí señor, aquí señor!
Eduardo: Despierta al chofer y dile que te lleve afuera a tu casa.
Carlos: Por ahora señor.
Eduardo: Y Carlos… Mira si esa florería sigue abierta y compra un ramo de flores.
Carlos: ¿A esta hora? Voy a comprobar señor.
Eduardo: gracias
Eduardo va a mi habitación y al abrir la puerta ve si todavía estoy despierto, pero lo que encuentra es la televisión encendida y yo durmiendo en la cama.
Se acerca y con mucho cuidado me toca la cara acariciando con sus dos dedos.
Amanecer
Me despierto con una sensación extraña, no puedo explicarlo, pero es como si algo bueno hubiera pasado mientras dormía.
Bajando las escaleras, veo a Eduardo tomando café… lo cual me resulta extraño, en su mano izquierda aparece un ramo de flores, no sé cómo reaccionar.
- ¿Buen día?
eduardo: muy buenos días.
Carlos: ¡Su café, señor! Fuerte y sin azúcar
— Gracias Carlos. ¿Y este ramo?
Eduardo: ¡Es tuyo!
En ese momento se levanta y me entrega el ramo.
— ¿Y el nombre de este milagro?
Carlos: jajaja. Ron Ron, lo siento.
Eduardo: Es solo una disculpa por lo de ayer.
“Así que el nombre es culpa, puedes tener a quien quieras, estamos juntos por un rol y por una alianza, pero separados de esa manera.
eduardo: no del todo
Eduardo me dice que es posible que ni siquiera hayamos incluido este tipo de cosas en el acuerdo, pero también me recuerda que esta parte es válida y vencerá en 11 meses.
- ¿Ha pasado un mes? Se sintió como un año.
Eduardo: Si así fuera, ya estaría hoy en tu habitación, poseyéndote.
“Cuida tu boca, playboy. No estamos solos.
eduardo: ah, carlos? Está acostumbrado a mi vocabulario.
“Pobre entonces, tener que escuchar tanta mierda.
eduardo: ¿mierda? ¿Estás seguro de que piensas eso?
Eduardo se me acerca, acercándose.
- ¡Escapar!
Eduardo no parece creer que no quiero este contacto físico con él, lo puedo ver en la forma en que me mira y en la forma en que amenaza con tocarme con las manos. Él realmente piensa que lo quiero.
“Mira, llego tarde a mi trabajo.
Eduardo: Estaré aquí contando los minutos para que vuelvas.
— Siéntate, porque estar de pie te cansa.
eduardo: descarado.
— Adiós Eduardo.
Eduardo toma otro sorbo de su café, ahora está frío. Mirando el ramo sobre la mesa, se dice a sí mismo que me va a tener como su verdadero amor.
Carlos en la esquina sonríe al darse cuenta de que Eduardo se está enamorando.
Eduardo sale en su auto pensando en su próximo acto para conquistar a Leandro y así un día poder deshacerse del contrato y vivir una relación real, y una tienda específica le da una idea a Eduardo.
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Comments
Ingrid Arias
no entiendo la historia, no se si esta traduccido, y si fuera el caso una rebicion le vendria exelente...
2022-11-18
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