Persiguiendo La Luna (EN PAUSA)
Anillo:
Este seguía con la vista fija en la pared, dónde el desconocido había estado hace un momento
Aún con aquel aroma, colonia de jazmín, flotando suavemente cerca de su nariz
Parpadeo un par de veces, y miró confundido a su padre, ceñudo y amargo, cuya voz siquiera con la borrachera que tenía encima desconocería
Kuyén
Estaba tomando aire...
Walter
¡No falta oxígeno allí dentro!
Walter
¡Deberías estar con lxs demás invitadxs!
Walter
¡Entra ahora mismo!
Kuyén soltó un largo suspiro, y siguió a su padre, antes de que este hiciera un escándalo
El tiempo pasó, copas y platos se vaciaron, palabras se agotaron, la gente se fue, la Luna del cielo se marchó, y la noche pronto la siguió
El amanecer no fue cálido y tranquilo, fue más como un balde de agua fría sobre el rostro de Kuyén, cuya cabeza se partía debido a la resaca que cargaba
¿ ...?
¡Es hora de levantarse, niño malcriado!
Kuyén
Tú... Tú me criaste... Es tu culpa
El joven contestó, aún entre dormido, con la cabeza oculta bajo la almohada y los ojos cerrados
Walter
¡Muy gracioso, Kuyén!
Walter
¡Te espero abajo en treinta minutos!
Poco a poco, salió de su escondite improvisado, apartando las mantas y acostumbrándose a la luz que entraba por la ventana
Kuyén
¿Y ahora que quiere ese viejo malhumorado?
Miró el reloj sobre su mesita de luz, siquiera eran las nueve de la mañana, había dormido menos de cinco horas y le dolía la cabeza, ni hablar del baile de su tubo digestivo
Lentamente, se sentó en el colchón, dejando sus pies caer sobre el frío suelo de madera clara, mientras rascaba su nuca distraídamente
Se levantó y fue derecho al baño a hacer sus necesidades, seguido se tomó una ducha corta de agua tibia, salió del cuarto ya vestido, con una camiseta lisa y un pantalón de hacer ejercicio, caminando descalzo, bajó las escaleras
Su padre lo miró ceñudo de pies a cabeza, este se encontraba vestido elegantemente con un fino traje gris
Walter
¡No te hagas el tonto!
Walter
¡¿Dónde está tu anillo?!
De inmediato levantó su mano izquierda, dónde se suponía que lo llevaba
Más este no estaba, solo la marca de su piel casi a carne viva por lo ajustado que era aquella argolla de metal
¿Dónde lo había dejado? No recordaba habérselo quitado en algún momento
Kuyén
Iré a buscar en mi cuar...
El hombre se agarró de las canas irritado, más sacudió su mano, quitando importancia al asunto
Walter
Prepara tu maleta, Kuyén
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