Capítulo 4

Amaneció y Emily se levantó rápido pues se le había hecho un poco tarde, tenía que ir a trabajar. Se duchó y cambió lista para irse. Se dirigió a la cocina para agarrar un pan y llevárselo cuando Lina la detuvo por un momento para decirle que descansara y saliera pero Emily se negó y se marchó. Finalmente llegó al restaurante donde Daria la estaba esperando. Su jefe iba hoy a supervisar algunas cosas. Todo iba bien durante las horas de trabajo, su jefe ya se había ido y felicitó a todos por su esfuerzo y dedicación. Salió durante unos minutos para relajarse, pero no se dió cuenta que Daria la siguió

- Hola Emily, ¿Tienes planes para hoy? -dijo apoyándose en su hombro-

- No, mi abuela quiere que salga pero no me apetece.

- ¡Vamos amiga! Tenemos toda la tarde y noche para nosotras. Mira, un amigo me invitó a una fiesta en su casa y no me gusta ir sola ¿Qué dices? -preguntó mientras le hacía pucheros- Por favor amiga.

- Está bien, te acompaño.

- ¡Perfecto! Es a las siete, llego a tu casa antes para irnos juntas. Te amoo, eres la mejor -dijo mientras la abrazaba y luego se marchó brincando-

Minutos más tarde, Emily se iba a su casa puesto que su turno ya había terminado así que se cambió y se fue. Cuando llegó a su casa saludó a sus abuelos y les mencionó que saldría con Daria ya que estuvo insistiendo mucho. Además, dijo que necesitaba distraerse un rato. Daria ya había ido a casa de Emily y se habían ido juntas.

- Esto es un bar no una casa, que mentirosa eres Daria.

- Ay amiga relájate, entremos.

Estando dentro se dirigieron a la barra y ordenaron bebidas. Pasaron unos minutos y Daria tenía ganas de bailar así que tomó sus cosas y agarró de la mano a Emily hasta la pista. Unos chicos las vieron moverse sensual y se acercaron a ellas, se presentaron empezaron a bailar. Pasó una hora y Emily ya quería irse pues el chico con el que bailaba se estaba excediendo un poco y eso le disgustó. Hubo un momento en que él quiso tocar a Emily pero ella se alejó y le dió una bofetada para luego marcharse sin avisarle a su amiga pues ella se divertía y no quería preocuparla. En la puerta se tropezó con un hombre alto y simpático, haciendo que su cartera se cayera aunque no se dió cuenta. Se disculpó y salió. El hombre recogió su cartera y salió para entregársela pero cuando quería hacerlo ya se había subido a un taxi y no pudo alcanzarla.

- ¿Qué pasa hijo? -preguntó William-

- Tropecé con una chica y se le cayó su cartera pero no pude alcanzarla. Parecía molesta. -afirmó confundido- ¿Podemos irnos? No me gusta este lugar, no conozco a nadie.

- Bien. Oye, revisa su cartera, debe tener su identificación o algo para que puedas comunicarte con ella y entregárselo.

- Lo haré cuando lleguemos al hotel. Dicho eso subieron al auto y se marcharon. Al llegar se despidieron y se fueron a sus habitaciones. Louis se fue a duchar para descansar pero antes miró la cartera para después abrirla y sacar algunas cosas para comunicarse con la dueña. Logró encontrar un número y marcó pero no le respondían.