El Bosque Maldito.

CLARYSSA

Ciertamente ya no estaba en Illinois.

Había caminado por el bosque desolado por lo que parecieron horas, también había una gran posibilidad de que estuviera caminando en círculos considerando que pasé por la misma piedra y el mismo tronco cortado de árbol tres veces, el tiempo no parecía tener ninguna relevancia en el lugar donde me encontraba, y me pregunté si la magia de mi amuleto que me había animado a cruzar el tornado no estaría tratando de matarme también.

No es que pudiera hacer nada al respecto después del hecho, pero debería haberla ignorado y haberme ocupado de los hombres que me perseguían.  Probablemente debería  haberles dado el amuleto y seguir con mi vida. Pero el collar, por extraño e inusual que fuera, era lo último que tenía para recordar a mi madre, y todavía no estaba lista para  separarme  de  él.  Y  dudaba que alguna vez estuviera lista.

Las sombras a mi alrededor tomaron vida propia, moviéndose y balanceándose en las esquinas de mis ojos gracias a la breve y tenue luz de la luna.

Los árboles crujían terroríficamente cuando el viento los mecía y podría haber jurado que algunos de ellos movieron sus ramas para dejarme pasar debajo de ellos.

Por lo que puedo decir, ninguna criatura viviente vivía entre el bosque. Al menos, ninguna que escuché o vea. Por otra parte, no escuché nada fuera de los crujidos y gemidos de los viejos árboles mientras una suave brisa los atravesaba.

Entonces reconsidere que el movimiento no era solo la brisa. Estaba perdiendo la cabeza.

Por supuesto, no podía negar la posibilidad de que debí haberme golpeado la cabeza en algún momento porque simplemente no había manera de que siguiera viviendo en la realidad. La magia no era  real.  Las  personas  no  disparan  energia con sus manos, ni viajan a través de portales mágicos, ni son impulsadas por una alucinaciones en sus cabezas.

Tres  hombres  increíblemente  hermosos no me perseguían invisiblemente por la calle antes de intentar quitarme el collar.

Había una explicación para esto. una perfectamente razonable también. Tenía que haberlo.

Mientras continuaba caminando por el bosque oscuro, buscando una salida o alguien a quien pedir ayuda, repasé los eventos de la noche comenzando cuando el chico guapo con los ojos dorados intensos salió del bar. Por mucho que lo intenté, no logré encontrar una explicación lógica y razonable para lo que estaba pasando.

No sufri ninguna conmoción cerebral, lo habría recordado seguro, por lo menos, recordaría la parte del la caída, yo ya no consumía drogas ni tampoco me bebí ni una gota de alcohol en mi turno. Puede que haya consumido más café del que debería, pero lo último que supe fue que un gran  consumo  de  cafeína  no causaba alucinaciones. Para todos los efectos, los eventos de la noche, que me llevaron a cerrar el bar, fueron excepcionalmente normales.

Me encontré con el mismo tronco por el que seguí pasando y me senté en él con un resoplido.

—¿Dónde diablos estoy?

La frustración comenzó  a crecer dentro de  mí y se inscrusto en mis hombros como un puñal. Literalmente estaba caminando en círculos, y no estaba más cerca de averiguar dónde estaba, mucho menos a dónde ir. Necesitaba encontrar una  forma de salir del bosque, pero estaba resultando ser más difícil de lo que había previsto. Tenía muchas ganas de ir a casa y dormir  un poco.

Mientras me sentaba en el tronco, se escucharon extraños sonidos a mi alrededor. No me tomó mucho tiempo  darme cuenta de que los árboles se acercaban a mí. La oscuridad iba en aumento. Mi corazón se aceleró mientras la adrenalina corría por mis venas. Los crujidos se  hicieron más fuertes y el sonido de algo deslizándose por el suelo del bosque no escapó a mi atención.

Estaba siendo tragada por el bosque, y no podía ver, y deseaba desesperadamente ver las cosas que me rodeaban, para saber al menos a que me enfrentaba. Tal vez entonces sabría si mi imaginación me estaba jugando una mala pasada. Además, si iba  a  caer, lo  haría  con una pelea, y estaba perdiendo rápidamente la energía que me quedaba para defenderme.

Casi como si respondiera a mi deseo, más vibraciones me atravesaron y mi amuleto comenzó a brillar, proporcionando una suave luz blanca que  me  rodeó  e  iluminó  los  árboles  con  un brillo tenue, entonces los sonidos se detuvieron y los movimientos cesaron.

Tal vez fue mi imaginación. O podría haber sido la luz que hizo que todo se detuviera. De cualquier manera, me quedé mirando el amuleto. Esta fue la segunda vez que sentí un poder extraño, y a la vez me resultaba tan familiar la energia, como si me estuviera pidiendo que la dejara entrar en mi.

—¡Clarys!— gritó una voz.

Gruñí al descubrir que no sabia lo que me estaba pasando, pero tendría  que esperar hasta que estuviera más segura. Porque aunque me tomó unos momentos darme cuenta de que la voz pertenecía al hombre con los extraños ojos color dorados, no pasaría mucho tiempo antes de que me  alcanzaran  y  les  diera  una  señal  literal de mi ubicación.

—¡Clarys! ¿Dónde estás?— el hombre cantó a través del aire de la noche, sonaba tan aterradoramente cerca, demasiado cerca para mi bien.

Suspiré. Pero quería averiguar cómo sabía mi apodo, apodo que solo me decía mi madre y  en este momento realmente me importaba. Aunque mi único deseo era poner la mayor distancia posible entre él y sus amigos y yo. Me levanté del tronco y me di la vuelta, buscando la dirección de donde venía el sonido de la voz del hombre, para tomar la dirección opuesta. Comprendí que, dado lo poco que había aprendido de él, diría algo de nuevo solo para burlarse de mí. y efectivamente, lo hizo.

—¡Vamos, Clarys! No te haremos daño, solo queremos hablar contigo.

_ Típico _ resoplé.

Como si alguna vez le creería a alguien como él, parecía el tipo de hombre que no se detendría ante  nada  para tomar mi amuleto, sin olvidarme del hecho de que me dijo que mi muerte podría arreglarse cuando le dije que tendría mi amuleto sobre mi cadáver. Una vez de que obtuve la ubicación de  la que  venía su voz y giré en la dirección opuesta y luego corrí como si mi vida dependiera de ello.

Mientras corría entre los árboles, las ramas me azotaban la cara y tiraban de mi cabello y mi ropa, el bosque ahora me estaba atacando ¿Por que la hacia? Pero me obligué a  seguir  adelante, cuanta más distancia pudiera poner entre esos hombres y yo, mejor.

Ni siquiera tenía idea de cómo me habían encontrado, atravesar el bosque parecía una hazaña casi imposible, supongo que me habían seguido a través de lo que fuera  que  había pasado. ¿Un portal? La magia era nueva para mí... si eso era lo que estaba experimentando, no tenía idea de los términos correctos a usar, mucho menos qué diablos estaba haciendo cuando lo usé, aunque eso no importaba tanto, no  cuando estaba tratando de alejarme de ellos.

Mi plan era simple, solo debía perder a los idiotas y llegar a casa.

Una rama me arañó mi mejilla, y por instinto la tome para apartarla, pero una corriente viajo a través de ella y maldición hice explotar el maldito árbol entero, la luz fue alucinante y el ruido, bueno el ruido los atraería ahora hacia mi, podría haber  jurado  que  otro árbol trató de agarrar mi brazo y mi tobillo, pero apenas levante mi mano me libero y entonces traté de moverme  más  rápido, aunque  tenía  que  tener  cuidado, si los árboles me alcanzaran con sus ramas, probablemente también podrían hacerme tropezar con sus  raíces, y eso  sería  lo peor que podría pasar. Bueno, al menos claro que los tres hombres me dieran alcance.

Otra rama se acercó a mí, luego otra. Y otra, pero me las arreglé para seguir evadiendo sus garras, pero solo por un corto tiempo, minutos después de correr, perdí la batalla, una rama se envolvió alrededor de mi cintura, mientras otra sostuvo una de mis manos, y otra luchaba para tomar la que tenia libre cuando la capturo, me jaló hacia su tronco, envolviendome en el, mi cabeza golpeó la madera sólida e implacable y solté un grito de dolor,  mi cabeza me palpitaba e hinchaba, acompañada de una sensación húmeda, como si estuviera sangrando, el calor irradió a través de mi cabeza y bajó por mi cuello.

Mi amuleto comenzó a palpitar en mi pecho y esa misma energía extraña corrió por mis venas, pero no había forma de que pudiera liberarme sin lastimarme, y eso me haría retroceder, tenía que ser inteligente o moriria.

Justo cuando mis ojos comenzaron a enfocarse en el mundo suavemente iluminado que me rodeaba, el hombre de los ojos color dorados apareció a la vista.

—¡Ahí tienes! Debiste hacerme caso _ dijo en tono burlón.

Miré con asombro, en Illinois sus ojos preciosos eran extraños,  pero aquí... donde quiera que estuviéramos... en sus pupilas había una especie de espirales, como si fuera un gato, había otras formas diferencias, pero era difícil concentrarse, con mi cabeza palpitando y necesitaba cerrar los ojos desesperadamente. Además, supuse que estaba perdiendo la cabeza y estaba inconsciente en algún lugar del suelo del bar, así que si me dejaba llevar por la inconsciencia quizás despertaría de esta pesadilla.

—Tomaré esto ahora — dijo y levanto la mano hacia mi amuleto.

—Ya te lo dije sobre mi cadáver idiota — le grite con la poca fuerza que me quedaba —Es mío, si lo tocas te matare.

Mi amuleto irradió una descarga de estática de energia, se estaba defendiendo. El tipo siseó y apartó la mano, sonrió como si estuviera orgulloso de lo sucedido y lo miré sorprendida.

Los ojos de gato brillaron  a  la  luz  de  mi  amuleto.

  —Soy Damian, por cierto _ agrego burlón.

—Ojalá pudiera decir que fue un placer conocerte— le dije —pero no me estoy tomando muy bien tu persistencia en tomar algo que me pertenece.

Él sonrió más y continuó como si no hubiera tratado de insultarlo.

—Podría hacer arreglos sobre tu oferta de cadáver, pero sería un desperdicio, eres terriblemente bonita, demasiado bonita para ser destrozada por el bosque.

—Qué encantador —dije el sarcasmo enfatizando mis palabras.

—Lo intento— dijo arrogante —¿Qué tal esto... ayúdame y tal vez pueda ayudarte?

Me reí.

—¿Con qué diablos crees que podrías ayudarme? Puedo liberarme sola, no necesito tu maldita ayuda imbécil.

— Podría ayudarte con lo que desees— dijo y la  forma  en  que  ronroneo  la última palabra envió deliciosos escalofríos a través de  mi cuerpo que se centraron entre mis piernas, los apreté juntos y traté de luchar contra la sensación extraña e indeseada.

_ ¿Esencialmente te debería un favor? _ pregunte.

Las ramas me aplastaban más y grite del dolor, mi cabeza comenzó a palpitar como algo feroz y me di cuenta de que estaba a punto de cometer un error muy horrible.

—Exactamente— dijo —¿Qué dices?

Lo miré tratando de encontrar alguna otra forma de  salir del aprieto en el que me había encontrado, pero me era difícil enfocar mis ideas en ese momento, la rama se enrolló a mi alrededor con más fuerza, exprimiendo más de mi precioso aire, mi cabeza comenzó a volverse más ligera, la conciencia comenzaba a desvanecerse...

—¿Eres un experto en hacer tratos supongo?— pregunté.

—Tic-tac, Clarys— dijo Damian.

Los susurros se arremolinaron a mi alrededor, y el agarre de mi cuerpo aumentó dolorosamente. Gruñí.

¿Qué opción tenía? Realmente hubo un tiempo en que quería morir, pero no esta noche, y especialmente no en un lugar desconocido para mí, rodeada de extraños, siendo aplastada por un árbol mágico.

—Bien— exhalé.

Damian se inclinó más cerca, inclinando su  oreja  hacia  mi boca.

—Repítelo_ dijo.

—Maldita sea, que si— dije más fuerte, tomándome mucho más esfuerzo y aire de lo que creía posible.

Damian sonrió.

—Buena chica...

Chasqueó los dedos, y las ramas obedeciendo su orden, la presión alrededor de mi torso se liberó y me caí sobre mis rodillas, jadeando por aire, tosiendo cuando la rapidez con que fluía hacia mis pulmones nuevamente me ahogaba, no tenía idea de lo que había acordado con él, pero sabía sin lugar a dudas que no iba a llegar a casa esta noche.

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