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Como éramos invitados para participar en una boda que no se realizaría pensábamos en volver, pero nos detuvo una empleada.

—Disculpen la molestia. Los hijos del señor quieren hablar con ustedes.

—bien— respondió el padre de Omar.

Fuimos a ver que querían y vaya sorpresa la que nos esperaba...

—¿Cómo están? —saludo uno de los hijos—Esto será rápido. Nuestro padre firmó un contrato con usted comprándole a su hija, pero él ya no está entre nosotros. Sin embargo, nos quiso cagar la vida obligándonos en su lugar, gracias a su estúpido testamento.—suspiró— La boda se hará en dos días y yo seré el marido designado, no por gusto, sino que mis hermanos están casados e incluso tienen hijos.—concluye— Quiero saber quién es la novia y si está de acuerdo.

Estábamos como idiotas mirando al hombre, nunca creímos que se realizaría la boda, sólo con un cambio de novio, yo estaba contenta, no era quién se casa, pero por lo menos Fátima tendría un marido a su altura.

Nadie dijo nada y la mirada del hombre notaba ansiedad, así que como buena chusma me metí.

— ¿tu edad?—pregunté.

—¿ importa?—responde él

—sólo es curiosidad—alzo los hombros

— 24, ¿tú eres la novia?— indaga con una ceja levantada —Dime tu edad, pareces muy joven.

—tengo 19, soy amiga de la novia—señale a Fátima— ella tiene 20.

—bien, gracias por hablar y aclarar mis dudas cuando nadie más lo hizo, ¿hay algún problema?—los mira a todos.

—No tranquilo, estamos de acuerdo.—dice el padre de Omar.

Dos días después estábamos festejando la boda, y al finalizar los novios se fueron de Luna de miel y nosotros de vuelta a Italia. Lo que significaba volver a mi encierro, la hora de empezar el plan estaba cerca.

Omar se volvió con nosotros, a la misma casa e incluso al mismo cuarto que yo, y supe que desde ese día todo cambiaba, aunque nunca creí que para bien.

— Necesito un Favor Rubí—dijo él

—Dime—estaba tranquila pero muy alerta.

—Quiero una despedida de soltero hoy—informa— Mañana me caso a escondidas con la prometida de mi hermano. Participarás en la boda y te irás a donde quieras. Te necesito como testigo y eres libre.

Dios, no sabía cómo reaccionar, creí que era chiste, pero ¿si era de verdad? ¿Si sólo era una noche y me dejaba en paz? ¿Y si podía irme con solo cumplir ese favor?

—acepto—digo inmediatamente— si mañana no estoy libre, te mueres.

—si lo sé, soy consciente de eso—asintió.

No entendí, pero no respondí, sólo esperaba que él no supiera que fui la responsable de la muerte del viejo. Le acepté esa noche y nos pusimos en ello.

No puedo decir que la pase bien, él fue quien me manipuló muchas veces, me golpeó e hizo que mi hijo hoy no estuviera conmigo y eso fue hace 3 semanas nada más.

El tiempo estaba pasando lentamente o yo lo sentía así.

Al otro día como Omar dijo, salimos juntos y Alen nos acompaño.

Miles de cosas pasaron por mi mente, ¿si me casaba yo engañada? o ¿si Alen se casaba con su prometida y yo volvia a la casa otra ves con Omar? pero todo eso se fue de mi mente cuando el juez civil nos llamo como testigos del casamiento. Estaba feliz, no por ellos, aya que no me importaban.

Estaba feliz por mi libertad, por volver a comunicarme con mi madre, y por visitar a mi bebe en el cementerio.

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