El tercero en discordia IX

Capítulo nueve

El tercero en discordia

Vanesa estaba al tanto de que se había equivocado al haber rechazado a Emanuel cuando aún estaban en la facultad. Aun así, también creía que era casi imposible para ellos dos tener una relación formal. Después de todo, ella en primer año se había enamorado de uno de los decanos de la facultad que al final había resultado ser el padre de Emanuel.

Recuerdo…

El día en el que ambos fueron a ver a la docente a la facultad para entregar su trabajo final; Vanesa se enteró de que Emanuel era hijo del Dr. Orlando. Algo que ni su amigo, ni su amante le habían mencionado en el transcurso del año. Vanesa estaba al tanto de que el padre de Emanuel trabajaba dando clases en la facultad. Aun así, nunca pensó en la posibilidad de que ella estuviera teniendo un amorío con el hombre que había ayudado a engendrar a su mejor amigo. Lo que le generó mucha culpa. Ya que ella tenía en secreto su relación con el jefe de decanos.

Lo peor fue cuando ella cansada de él terminó su relación. Orlando parecía no entender por qué ella ya no quería seguir viéndolo. Se notaba que era un hombre que siempre obtenía lo que quería y que las personas de las que se rodeaban eran manipuladas por él.

—¿Quieres que nos vean en público? Está bien, lo acepto —dijo el Decano Orlando tratando de convencer a Vanesa para que diera marcha atrás con su deseo de terminar la relación. Después de todo había invertido casi un año con esta chica como para perderla ahora sin obtener nada a cambio.

—No se trata de eso. Ya no siento nada por usted —dijo ella mientras trataba de salir de su oficina. La reacción que había tenido él la preocupó. Nunca sintió miedo de su amante hasta este momento. El tipo parecía perder el control de su conducta al escucharla hablar de así.

—Ni siquiera me diste una oportunidad —le dijo él tratando de retenerla. No iba a dejar que se marchara así. Lo había tenido caliente durante demasiado tiempo. Ella sería suya sin importar lo que sintiera.

—No lo entiende. Hace un año que estamos juntos y no sé nada de usted. Entiendo que se avergüence de mí. Y ya sé que no le gustaría tener que presentarme en público con sus amistades. Y aunque antes no me molestaba…–dijo ella y se detuvo al ver cómo él la miraba. Aun así, tenía que acabar con esto de una vez por todas—. Conocí a alguien que me hace sentir importante en su vida y que no se avergüenza de mí —dijo ella y le soltó la mano.

—No puedes dejarme de esta forma. Hace un año que te espero. Dijiste que tendrías tu primera vez conmigo. ¿Acaso ya lo hiciste con ese tipo? —le preguntó él y aunque estaba enojado con ella. Tenía la seguridad que ella aún era virgen.

Ella no estaría con otro antes de terminar con él. La conocía demasiado bien. Por lo que no permitiría que ella lo dejara para poder estar en la cama de ese tipo.

—No tiene sentido lo que dices. Además, ni siquiera me ve como mujer. Solo somos amigos–dijo ella avergonzada al pensar en Emanuel. Él siempre había sido muy bueno con ella—. De todos modos, no es algo que tenga que hablar con usted.

Ella tomó el picaporte y abrió la puerta. Como varios estudiantes pasaban por ahí, a él no le quedó más opción que soltarla y permitirle irse. Y aunque ella creyera que todo estaba llegando a su fin. Después de eso todo empeoró.

…Fin del recuerdo

Ahora, no solo no tenía la certeza de que Emanuel seguía sintiendo cosas por ella. Si no que también la preocupaba después de la broma que él le había hecho cuando se reencontraron. Su amigo había cambiado mucho en ese tiempo en el que no se vieron.

Ella no sabía qué suponer. Él seguido la invitaba a quedarse a dormir. Como si esperara que pasara algo entre ellos. Y Vanesa se daba cuenta de eso.

—¿Borraste el video? —le preguntó ella y él la miró mientras ponía los platos en la barra.

—Sí. Si no me crees ahí está mi celular, la contraseña es cero, nueve, uno y seis —le dijo él mientras terminaba de hacer la ensalada.

Ella lo revisó y el video ya no estaba. Aunque le llamó la atención que él tuviera una aplicación para controlar cámaras de seguridad. Su departamento no tenía cámaras en la entrada ni en el pasillo.

—Bueno, ya es suficiente de verificar mi teléfono, chica desconfiada. Deja eso y ven a sentarte a comer —le dijo él y le dio otra cerveza.

—¿Acaso quieres embriagarme? —le reclamó ella.

—Perdón, pero la que me besó ebria la noche del boliche fuiste tú —dijo él y ella se puso algo incómoda.

Él se acercó a ella y ya de frente le preguntó si quería quedarse a dormir. Vanesa sabía que eso podía complicar su amistad. Por lo que le dijo que tenía mucho trabajo atrasado y se fue después de terminar de cenar.

No quería volver a perderlo, y él aún no le decía cuál había sido la razón de su partida a Dinamarca. Vanesa temía que parte de la culpa fuera suya. Ya que no volvió a comunicarse con ella después de que se marchara.

Aunque lo deseara, ella no le podía decir a Emanuel que sus sentimientos por su profesor habían cambiado cuando lo conoció a él mientras hacían el trabajo final. Y que, aunque intentó por mil maneras encontrarlo cuando se fue. Después de que se enteró de lo bien que le estaba yendo en el extranjero, decidió no molestarlo.

Aunque ella sintiera que estaba perdidamente enamorada de él. Cosa que perduró con el tiempo, como si fuera el primer día desde que se dio cuenta; cuando su corazón empezó a latir cada vez más rápido en presencia de Emanuel. Incluso cuando pensaba en él, su cuerpo respondía a los recuerdos de manera feroz. Así de fuerte era lo que le pasaba.

¿Vanesa podrá decírselo? ¿Bastaría para que él la perdonara? ¿Llegaría a creer lo que le dijera?

Autora: Osaku

Todos los hechos y personajes de esta novela pertenecen a la ficción. Cualquier semejanza con la realidad son pura coincidencia.

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