Creo que es una mala idea.

Me acerco y una vez estando de pie junto a ella, intento sentarme a su lado, en aquel tronco roto, pero de inmediato corta mi intención.

— Si quieres ser mi guardaespaldas, actúa como tal, no tienes derecho a estar junto a mí. — Me dice de manera cortante y muy determinada.

— Está bien. — Me puse justo en frente de ella, no al lado, tal como ella lo pidió. Me miró y rodó los ojos, luego intentó ignorarme tratando de instaurar una conversación con una chica que estaba a su lado, la veía hablar y sonreír de manera muy animada, pero cuando la chica volteaba notaba que solo estaba fingiendo, y que quería que yo sintiera que está bien sin mí. Uno de los chicos que estaba sentado en la fogata y que estaba dedicado a besar a su novia, tenía una guitarra a un lado de su cuerpo, me coloqué los zapatos y el sueter.

— Amigo ¿me la presta? — Pregunto señalando su guitarra, este asinte y la tiende para que yo pueda alcanzarla, la tomo y sostengo en la posición adecuada para poder empezar a tocar la canción "The reason"

I'm not a perfect person

There are many things I wish I didn't do

But I continue learning

I never meant to do those things to you

And so, I have to say before I go

That I just want you to know

I've found a reason for me

To change who I used to be

A reason to start over new

And the reason is you...

(Sé que no soy una persona perfecta, hay tantas cosas que ojalá nunca hubiera hecho, pero sigo aprendiendo.

Yo nunca quise hacerte esas cosas. Entonces, tengo que decirte antes de irme,

que solo quiero que sepas.

Yo encontré la razón para mí, para cambiar lo que solía ser, una razón para comenzar de nuevo,

la razón eres tú)

Mientras cantaba mis ojos se perdieron en los suyos al tiempo que las personas alrededor me acompañaban con las Palmas, por un momento mientras la observo, su mirada vuelve a ser la misma de aquel entonces y no puedo evitar sonreír una vez término la canción, pero lo que para mí fue una luz de esperanza, para ella fue el interruptor que la trajo de vuelta al presente. Me mira con incredulidad y un poco de tristeza mientras se apoya en sus piernas para ponerse de pie y caminar hacia no sé dónde, rápidamente me levanto, devuelvo la guitarra dando las gracias y tocando dos palmas en el hombro del chico que me la había prestado. Corro hacia ella y una vez que la alcanzo la tomo del brazo.

— ¿A dónde vas? — Me apresuro a preguntar.

— ¡¿Qué demonios te importa?! — Grita ya exasperada. — ¡¿por qué no entiendes?! ¡Quiero que me dejes, aléjate de mi vida, no eres bueno para mí, ya hiciste suficiente! ¡Maldita sea, me di una oportunidad contigo, pensé que eras distinto!, ¡pero me defraudaste, no sabes todo lo que me costó volver a confiar en un hombre, pero tú llegaste y tomaste esa confianza que te brinde entre tus manos y la arrugaste cuál papel que no sirve y la aventaste lejos, muy lejos, que ni yo misma sé dónde encontrarla y ahora pretendes que con dos palabras y una cancioncilla yo sonría abiertamente y haga de cuenta qué no pasó nada, pero te tengo una noticia! ¡No estoy dispuesta a dejar qué un imbécil e inestable como tú, vuelva hacerme daño! Ya tuve suficiente de hombres dañinos en mi vida.

— ¡Pues no quedaste tan traumada cómo dices, ni tuviste suficiente de hombres cuando andas con él tal Maick! — Tenía que sacar la frustración de oírla decirle a ese tipo que lo amaba, pero ella me haría arrepentir de lo que dije. Mis palabras se vieron silenciadas cuando ella levantó su mano y la choco contra mi rostro.

— Eres un maldito imbécil, lo ves, nunca vas a cambiar, además ¿qué demonios te importa si ando con Maick, con Pedro, o con Juan? Ese no es tu asunto, nunca lo fue y, nunca lo será, entérate, y aunque no tengo que darte explicaciones, antes de lanzar acusaciones o de hacer conjeturas, deberías averiguar. Si te hubieses molestado un poquito en conocerme, sabrías qué Maick es mi hermano y vino solo acompañarme en esa carrera, hoy se ha devuelto a los Estados Unidos y nuevamente estoy sola.

— Yo... Lo siento, soy un imbécil, pero tu cercanía me hace serlo, me obligas a ser lo que no soy o tal vez peor aún, lo que realmente soy, y eso me desespera, me saca de mi zona de Confort.

— Jajaja No sabes lo patético que te escuchas diciéndome eso. — Se burla aunque su gesto denota que no está para nada divertida.

— Pues, ahora vas a escuchar algo mucho más patético de lo que ya he dicho... Te necesito, necesito sentirme vivo y tú eres esa dosis de vida qué tanto me hace falta, por favor permíteme estar cerca de ti, no te pido que intentemos algo, al menos no en este momento, pero por favor déjame estar cerca. — Ella solo puede quedarse en silencio, al parecer procesando mis palabras.

— ¿Cómo amigos? — Pregunta algo dudosa.

— Como amigos. — Afirmo y una amplia sonrisa se dibuja en mi rostro.

— No estoy muy segura de esto, ¿prometes no intentar nada? — Su expresión se suaviza un poco aun cuando la i seguridad surca en su mirada.

— Lo prometo.

— No más besos, no más abrazos, no más caricias, ¿estás seguro de poder cumplir? — Me rasco la cabeza algo dubitativo.

— Prometo intentarlo.

— Creo que es una mala idea.

— En cambio, yo pienso que es la mejor, permíteme acercarme a ti y dejemos que las cosas sigan su curso, ¿te parece?

— Está bien, pero no voy a soportar escenas de celos, ni que intentes ser posesivo conmigo, pues no somos nada, yo soy una mujer libre que ama su libertad y sentirse viva.

— Lo sé y es lo que más me gusta de ti, trataré de cumplir con mi palabra.

— Ahí está otra vez, no sé por qué me dejó convencer, y bueno a la primera te apartas de mí. — Vuelvo a sonreír y ella frunce el ceño algo disgustada. — Te estoy hablando en serio, ¿estás atendiendo a lo que te digo? — Levanto las manos en señal de rendición.

— Lo hago, créeme que lo hago, ahora por favor marchemonos de aquí. — La tomo de la mano y camino con ella hacia mi carro.

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