Egoísmo

Veikko aguantó todo lo que pudo, y se dijo que la próxima vez aguantaría más para que Gomer volviera a disfrutar del clímax. Pero de momento la necesidad de desahogarse era demasiado intensa como para dejarlo desatendido. Cuando lo oyó gemir y sintió que su interior lo succionaba, mojado y caliente. El Alfa también se dejó llevar por su necesidad y se desahogó con mucha más satisfacción por haber alcanzado el clímax a la misma vez que el Omega.

Veikko estaba abrazado a su ratoncito, sudorosos los dos después de hacer el amor. El Omega tenía la cabeza apoyada en su pecho, y el Alfa le acariciaba la cabeza. Ambos estaban demasiado saciados como para intentar moverse, y al ser la primera vez del Omega este se quedó dormido.

Porque había sido mágica; más de lo que Veikko habría imaginado posible. Su pequeño Omega le había permitido tener la libertad de explorar y acariciar su cuerpo como jamás se había atrevido a hacerlo con nadie.

Pero a medida que se iba percatando de los golpes en la puerta, Veikko se dio cuenta de repente de lo que había hecho.

Hice el amor con mi Gomer en contra de su voluntad.

El Alfa estaba allí tumbado con su Omega entre sus brazos y fuera de la habitación seguramente se llenó de gente.

—¿Te has dormido? —le preguntó Veikko en tono dulce al percibir la quietud y el silencio del Omega que hacía tan poco había cabalgado con el Alfa hasta alcanzar las cimas más altas del placer, del modo más erótico e increíble que había experimentado en su vida.

El único que he experimentado en mí vida, leer tanto al menos me ha servido para no lastimarte.

Veikko se dio cuenta de que tenían toda la ropa tirada sobre la alfombra junto a la cama, de lo imperiosa que había sido la necesidad de ambos de estar piel con piel. Veikko lo deseaba de nuevo; pero no de esta forma, no en un celo provocado, sino cuando fuera consciente de ello, donde el Omega lo deseara realmente y no cegado por su velo.

Celo que nunca debería haber pasado si no fuera por la desquiciada de Lorreta.

El Alfa solo guardó silencio mientras acariciaba gentilmente a Gomer.

Entre caricia y caricia, Veikko se quedó dormido

Lorreta salió corriendo de su casa con la esperanza de que Gomer no despierte nunca de su sueño.

Al llegar a la mansión no fue recibida como antes.

—Lo siento señorita pero usted tiene prohibida la entrada por el joven Veikko —declaró Jonás.

Irving y Alex habían tenido una reunión importante en otro lugar del país. Ya se estaba ocultando el sol cuando estaban llegando a la mansión.

Al llegar a su mansión se encontraron a una Lorreta toda desaliñada en la acera exterior de la mansión.

Alex bajó del coche preocupado por si le había pasado algo. —Lorreta, ¿Por qué estás aquí? ¿Te pasó algo?

Irving decidió bajar de su auto con expresión seria. Lorreta al ver la delicadeza del papi de Veikko, sollozó. —Veikko está con Gomer.

Alex se mostró completamente sorprendido. —Pensé que ya lo sabías —dijo Alex mientras la ayudaba a subir a la parte trasera del coche, después de todo no podía dejarla ahí.

Alex se sentó en el copiloto y miró a Irving. «Me dijiste habías cancelado el compromiso»

Irving volvió a subir le devolvió una mirada indulgente. «No me mires así. Yo no tengo nada que ver»

—Nosotros tendríamos que estar juntos —dijo Lorreta entre sollozos—. Somos el uno para el otro. Debería ser su primera y última mujer.

Irving miró con hostilidad a Lorreta. —¿Primera? ¿Cómo que primera?

Lorreta trato de explicar la situación sin decir nada de más. —Gomer entro en celo y yo no pude detenerlos a tiempo.

"No puedo decir nada. Si se enteran que yo fui culpable podrían expulsarme… No fui la única culpable...", pensó Lorreta Colquhoun.

Alex y Irving se miraron con asombro. Aceleraron para llegar a la mansión.

—¡Jonás! —gritó Irving apenas cruzó las puertas de la entrada.

El mayordomo apareció rápidamente frente a Irving. —¿Qué sucede señor?

—¿Dónde está Veikko?

Jonás miró con sospecha a Lorreta. Todos sabían lo mucho que la pareja consentía y quería a Veikko por ello no le llevaban la contraria. —Desde que me avisó de que la señorita Lorreta tiene prohibido la entrada a la mansión no ha salido de su habitación, pidió que nadie lo moleste a menos que el médico de la familia aparezca.

Irving rápidamente dirigió su mirada de águila a Lorreta. —Gomer es demasiado joven como para que entre en celo aún además tiene el collar supresor ¿No tuviste nada que ver?

—Eso no importa ahora —dijo Alex a pesar de que intuía lo mismo—. Tenemos que ayudarlos.

Alex mandó a Jonás traerle las llaves de la habitación de Veikko mientras se acercaba a su habitación que estaba en el tercer piso.

—Veikko nunca se lo perdonará si le hace algo a Gomer —se lamentó Alex.

Cuando llegaron a la entrada cerrada de la habitación de Veikko sintieron el fuerte olor sexual de feromonas de Alfa y Omega. Aporrearon la puerta por unos minutos pero no obtuvieron respuestas.

Jonás se acercó al Omega de la casa y le dió las llaves.

—No puedes entrar a esa habitación en este momento —dijo Irving—. Podría afectar al bebé.

Era bien sabido que un Omega embarazado no podía estar expuesto a cierta cantidad de feromonas ajenas a su pareja.

—Tú tampoco puedes hacerlo —dijo Alex posando su mano sobre su vientre—. Veikko te mataría si interrumpes en su territorio en este momento.

Alex miró con angustia a Irving.

Lorreta decidió hablar—: Yo entraré.

—Jonás llama a una de las sirvientas —ordenó Irving—. Todas son Omegas femeninas.

Prefiero entrar yo y que Veikko me ataque, antes que tú", pensó Irving Farkas.

Alex quiso ir abriendo para cuando llegará la mujer pero fue imposible que la llave ingresará.

—Jonás creo que no es la llave.

Jonás tomó la llave y probó pero no cedió.

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Comments

daily

daily

super bueno este maraton de capitulos. Ya queria que actualizaran

2020-04-07

2

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