Un Donante Por Accidente

Un Donante Por Accidente

CAPÍTULO 1

...ADVERTENCIA: Contenido M-PREG. Personaje Doncel. Embarazo Masculino. UNIVERSO ALTERNO....

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

...~LUCAS~...

—¡Señor, espere! ¡No puede pasar sin ser anunciado!

Me puse de pie apenas escuché los gritos de mi secretaria.

Los escándalos de ese tipo no eran comunes en el pequeño consultorio de un dentista como yo. De vez en cuando se podía escuchar un fuerte quejido de dolor, pero eran mis pacientes quienes los provocaban.

Ansioso —debido a mi actual estado— me disponía a dirigirme a la puerta, cuando de repente, alguien irrumpió en mi oficina.

Un sujeto: alto, de cintura delgada y hombros anchos, se acercó a mi escritorio en un par de zancadas.

Su cabello negro como la tinta, y sus ojos grises me quitaron el aliento, y si no fuera porque esos ojos lucían fulminantes, y el resto de su rostro parecía a punto de estallar de enojo, le habría pedido su número.

Bueno... quizás esas no eran las únicas razones por las que no estaría dispuesto a coquetear con él justo ahora...

—¡¿Qué rayos le pasa?! —Gritó Mary, mi secretaria—. ¡Llamaré a seguridad!

El sujeto que se encontraba de pie a su lado era dos veces más grande que ella, pero eso no la desanimó. Mary se interpuso en el espacio que nos separaba, y lo apuntó con un dedo amenazante.

—¡Ten mucho cuidado, lunático! Soy cinta negra en Taekwondo.

—Mary, ven aquí conmigo por favor —murmuré, aterrado con la idea de que ese hombre le hiciera daño.

Mary agarró su melena castaña con una liga, mientras balbuceaba amenazas con lenguaje soez.

El sujeto no lucía para nada intimidado.

—No me iré de aquí hasta que hable con Lucas Smith.

El tipo dirigió su mirada hacia mi vientre abultado.

No, no estoy gordo...

Tengo seis meses de embarazo, y aquel sujeto lo sabía.

En la sociedad en la que vivo, los Donceles no representan ni el 5% de la población mundial. Así que ya deben imaginar la cantidad de comentarios que recibo cuando alguien nota mi estado. Ni hablar de las extensas charlas que estoy obligado a impartir a todos quienes me preguntan por qué Dios quiso que fuera así... sip... una pequeña niña de cinco años fue quien me hizo esa pregunta a la que no supe que responder hasta que llegó Mary a mi rescate y dijo: "Un día Dios estaba tan aburrido que creó a los gais y a los donceles".

Finalmente, tuve que disculparme con la niña y su madre, quién después de escuchar la explicación que le di a su pequeña curiosa, no tuvo reparo en llamarme: "Fenómeno".

Honestamente, esos comentarios dejaron de afectarme hace mucho. Mi época en la secundaria fue un martirio, así que estoy seguro que debido a mi paciencia de santo, cuando muera, reencarnaré como el hijo de un multimillonario jeque árabe.

Pero, ya basta de divagaciones, es hora de regresar con el Señor No-sonrío-porque-nadie-me-abrazó-de-pequeño y su mirada devastadora.

Envolví mis brazos protectoramente alrededor de mi pancita. No confiaba en las intenciones de un extraño que irrumpe en oficinas ajenas como si fuera el dueño del mundo.

Su boca era una sola línea recta, cuando sus ojos grises se dirigieron a los míos, los cuales eran los ojos marrones de un simple mortal.

—Supongo que tú eres el señor Smith.

Los niveles de desprecio en su tono iban en aumento.

—Disculpe, señor, ¿quién es usted y por qué irrumpió en mi oficina de esa manera?

Miré sobre su hombro. Mary había desaparecido de la oficina, y, de fondo, podía escucharla hablar por teléfono con los de seguridad.

—Iré al grano —dijo, para posteriormente, pasar una mano sobre su exasperado rostro—. Yo soy el padre del bebé que llevas allí —señaló mi pancita.

Bufé como respuesta a aquel disparate.

Aquello era imposible. Yo mismo me encargué de llenar cada forma y leer cada cláusula para llevar a cabo el proceso de Inseminación Artificial. Además, escogí específicamente a un pelirrojo como donante.

Yo jamás leí la descripción de un hombre como él en el catálogo de muestras.

Estaba seguro de que recordaría a alguien con sus características.

—¿De qué rayos está hablando?

—¿Quedaste embarazado gracias a un procedimiento de Inseminación Artificial en la clínica del doctor Robert Evans, cierto?

Aquello era cierto, pero no dignifiqué su pregunta con una respuesta. No después de que ha sido tan grosero desde que llegó a mi oficina.

—Mira, no sé cómo conseguiste mi nombre y está dirección, pero déjame decirte que lo que estás haciendo es ilegal —mencioné de forma sosegada—. Cuando donaste tu esperma y recibiste una paga por ello, renunciaste a cualquier tipo de reclamo de esta naturaleza. Ni siquiera deberías saber en quién usaron tu material genético, ¿comprendes la gravedad del problema? Acabas de vulnerar mi derecho a la privacidad.

—La clínica cometió el error de utilizar mi esperma, el cual no estaba destinado al banco de donantes —dijo con dientes apretados. Y como si la situación no fuera de por sí aterradora, él golpeó mi escritorio con la palma de su mano.

Vaya, me queda claro que alguien con su perfil psicológico jamás habría pasado los filtros para convertirse en donante.

Mary y yo dimos un brinco al mismo tiempo. Llevé una mano a mi pecho a causa del susto que acababa de darnos.

¡Este sujeto era extremadamente violento! Si es verdad que mi bebé es hijo suyo, espero que no salga así de intensito.

—Será mejor que nos calmemos —intenté mediar, pero él levantó su mano frente a mí en señal de "alto".

—No aceptaré que mi hijo crezca sin su padre —bramó solemne.

—Yo soy su papá —dije con el entrecejo fruncido—. El hecho de ser un Doncel no suprime mi masculinidad.

El hombre frente a mí, pasó una mano sobre su cabello, y al menos tuvo la decencia de lucir avergonzado por su elección de palabras.

—Comprendo, no soy un ignorante. Desde el momento que conseguí el nombre de la persona que había recibido mi esperma, supe que se trataba de un Doncel.

Asentí ante aquello. Él acomodó su traje y estiró su mano hacia mí por pura diplomacia.

—Ahora que lo recuerdo, no me he presentado; mi nombre es Nathan Brown —recibió mi mano en un firme apretón—. Soy el propietario de la constructora BROWN CORPORATION.

—Me gustaría decir que me da gusto conocerlo, pero la verdad es que... —aclaré mi garganta—. Me desconcierta.

—Sí, comprendo —dijo mucho más calmado—. Pero tenemos que tratar este tema con nuestros respectivos abogados.

—¿Abogados?

Maldita sea, ¿por qué me pasa esto a mí?

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Comments

kimneth Joon

kimneth Joon

Mil gracias por ésta novela, tu redacción es hermosa y la idea es original como ya últimamente no se ven, me encantó.

2022-09-24

19

Yue

Yue

me está gustando esta novela y mucho

2024-10-09

0

Isabel Lopez Pérez

Isabel Lopez Pérez

jajajajaj no sonrio jajajajajajajajajajajajaja

2024-10-02

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